Viernes, 26 de abril de 2024
Contrapunto

La revolución musical comenzó con Arnold Schönberg

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

15 Oct 2022 - 5:27

Centenares de páginas se han escrito sobre la música del siglo XX que, según la abundante teoría existente, rompió con las normas de la tonalidad musical mantenida a partir de 1.600, es decir, desde el barroco.

En esa diversidad de ensayos aparece el músico Arnold Schönberg o Schoenberg, tal como se escribe en la actualidad el apellido del músico de origen judío, nacido en Viena en 1874 y fallecido en Los Ángeles en 1951.

Acosado por el fascismo, en 1934 emigró a Estados Unidos y en ese país se consagró como el mayor y único representante de la música atonal.

Para conocer un poco más a este músico habría que comenzar por la obra más controversial que compuso en los primeros años del siglo XX: 'Pelleas und Melisande', considerada por los críticos como "el último suspiro del romanticismo".

La definición corresponde a LA Phil (Filarmónica de Los Ángeles) que en la actualidad es dirigida por Gustavo Dudamel.

'Pelleas und Melisande' es un poema sinfónico que se basa en la obra poética del belga Maurice Maeterlinck, publicada en 1892.

Para evitar confusiones señalemos que, por la misma época en la que Schoenberg componía su obra, el músico francés Claude Debussy ya había comenzado a escribir una ópera con el mismo argumento del poeta belga.

En realidad, Schoenberg fue animado a adaptar musicalmente 'Pelleas und Melisande' nada menos que por el compositor alemán Richard Strauss. Y no solo él, también Fauré y Sibelius inspiraron algunas partituras en los versos de Maeterlinck.

Y, en efecto, Schoenberg comenzó a trabajar su obra cuatro meses después de que Debussy concluyera la partitura de su ópera, cuyo título en francés es 'Pelléas et Mélisande'.

La misma Phil reproduce algunas impresiones narradas en primera persona por Schoenberg poco después del alboroto que causó el estreno de su poema sinfónico, en enero de 1903: "Uno de los críticos sugirió que me metan en un manicomio (pero) con la partitura fuera de mi alcance".

Sin embargo, la Phil defiende la estructura sinfónica de la obra, basada en la forma sonata. Insiste que no es cacofónica, "solo densa y exigente".

La noche transfigurada 

(…) La luna corre sobre los altos robles;

ni una nube oscurece la luz del cielo.

“Llevo un niño, y no de ti,

camino en pecado junto a ti,

he cometido una gran ofensa contra mí misma" (…)

El poema citado corresponde a 'La noche transfigurada', opus 4, considerada una de las primeras obras importantes de Schoenberg, basada en el poema homónimo de Richard Dehmel.

En esta obra, que cronológicamente aún pertenece al romanticismo tardío, ya se nota la inclinación del músico por la atonalidad y se aprecia, instrumentalmente hablando, la admiración que siempre manifestó por la música de Richard Wagner.

Escrita primero para un sexteto de cuerdas, su estructura es compleja; se trata de tres secciones que comienzan con la sorpresiva confesión de la mujer, las sensaciones del hombre al recibir la noticia y finalmente el perdón.

El músico, hijo de un zapatero y autodidacta, incursionó en la composición a contrapelo del romanticismo, que entonces se negaba a desaparecer, por eso algunos teóricos hablan de una revolución musical.

Otra de sus obras tempranas fue 'Gurrelieder' o 'Canciones de Gurre', sus primeras canciones o 'lieder' que despertaron admiración y gran entusiasmo en el compositor. Por las voces solistas, coros y la tremenda orquestación encontramos similitudes con tramos de la 'Sinfonía 8' (Sinfonía de los mil) de Gustav Mahler.

En un próximo artículo nos aproximaremos a las influencias que ejercieron Gustav Mahler y Richard Strauss sobre el compositor austríaco; y también los escándalos, las frustraciones y la resistencia que causó la denominada revolución musical.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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