Lunes, 06 de mayo de 2024
Efecto Mariposa

Los suicidios crecen en Ecuador

Yasmín Salazar Méndez

Yasmín Salazar Méndez

Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.

Actualizada:

7 Jul 2023 - 5:28

Los candidatos a la Presidencia del Ecuador, y a todas las dignidades, tienen entre sus ofrecimientos más notables la disminución de las muertes violentas en el país. Específicamente, prometen disminuir los homicidios. 

Sin embargo, estas no son las únicas muertes no naturales que están aumentando. Los suicidios, también catalogados como muertes violentas, están creciendo de manera preocupante y requieren atención. 

En Ecuador, en el año 2000, se producían 4,29 muertes por cada 100.000 habitantes, pero, a partir de 2015, esta tasa se ubicó en aproximadamente 7, según datos del INEC.

En el periodo 2000 – 2021, casi 20.000 personas se quitaron la vida en el país. Solo en 2021, 1.089 personas murieron por suicidio, según el INEC.  

Un dato que llama la atención es que, en 2021, en las mujeres, el número de suicidios excedió al de homicidios; las cifras son 177 y 127, respectivamente. 

Sobre el perfil de quiénes se suicidan con más frecuencia en Ecuador existen algunos indicios.

Con relación al sexo, los hombres lo hacen con mayor frecuencia. Por cada 10 suicidios, ocho son cometidos por hombres.

Según especialistas, esto sucede no porque las mujeres lo intentan menos, sino porque los hombres escogen formas de quitarse la vida más efectivas, como el ahorcamiento o el uso de armas de fuego.

Analizando la edad, el grupo más preocupante es el de los niños y adolescentes de cinco a 17 años, pues en ese grupo el suicidio es la segunda causa de muerte; se ubica después de los accidentes de transporte terrestre. 

En las personas que tienen entre 18 y 29 años, el suicidio es la cuarta causa de muerte, mientras que en las que tienen más de 30 años la ocurrencia de suicidios es menor, sobre todo en los mayores de 65 años.

Según especialistas, esto sucede no porque las mujeres lo intentan menos, sino porque los hombres escogen formas de quitarse la vida más efectivas.

Con relación al nivel de educación, la mayoría de las personas que más recurren al suicidio tienen estudios primarios o de educación básica. Finalmente, la mayoría de las personas que se suicidan son solteras.

La tendencia creciente de los suicidios en Ecuador es esperada, pues según la Organización Mundial de la Salud, aunque globalmente la tasa de muertes por suicidios disminuyó, en el continente americano se observa una tendencia creciente, y se espera que esta continúe.

De ahí el llamado de la Organización Panamericana de la Salud a los Gobiernos de la región para que aumenten los recursos destinados a la salud mental, con el fin de combatir la que denominan “crisis de salud mental”, misma que se considera como una consecuencia de la pandemia. 

Así, los candidatos, que de momento lucen tan preocupados por resolver los problemas del país, deberían haber incorporado, aunque aún pueden hacerlo para sus campañas, planes de salud mental, y hablar directamente de la prevención de los suicidios.

Este pedido puede no tener mucho sentido para quienes consideran que el suicidio es una decisión individual, no obstante, se debe reconocer que, por sus consecuencias, este es un problema de salud pública.

Las consecuencias del suicidio van más allá de las relacionadas con la muerte prematura de una persona, como costos de los servicios de salud y años de vida perdidos. Afectan al bienestar y la salud mental de la familia, los amigos y la comunidad cercana de la persona que decidió quitarse la vida, así como al bienestar de la sociedad en general.

Asimismo, se debe considerar que el suicidio no es una conducta exclusiva de las personas que padecen problemas de depresión o de adicción a sustancias, pues existe vasta evidencia de que el suicidio es un problema multicausal, ya que puede originarse por causas de tipo psicológico, social, biológico, cultural, económico y ambiental.

Particularmente, hay estudios que sugieren que, en contextos de crisis económica, desempleo, pobreza, discriminación, inseguridad y desigualdades sociales y económicas, se produce un aumento del número de suicidios. 

De este modo, hay suficientes razones para exhortar a los candidatos para que incluyan en sus planes de trabajo un punto exclusivo de salud mental, y se hable directamente de los suicidios en el país.

Un buen punto de partida podría ser inspirarse en el proyecto de Ley de Salud Mental, que fue debatido en la Asamblea anterior, y que ofrecía una propuesta para atender la salud mental y que, entre otros temas, se enfocaba en la prevención del suicidio.

Según la OMS, los suicidios son prevenibles con intervenciones oportunas. Esto requiere reconocer que existe el problema y tratarlo con la seriedad que amerita un problema de salud pública. 

Nuestros candidatos no pueden olvidarse de estos temas.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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