Martes, 16 de abril de 2024
El Chef de la Política

El voto de Hervas: no quiero a Arauz, no quiero a Lasso

Santiago Basabe

Santiago Basabe

Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).

Actualizada:

28 Feb 2021 - 19:04

Muchas conjeturas se pueden proponer para explicar el voto de Xavier Hervas en el último proceso electoral. Aunque algunas de esas hipótesis gozan de mayores argumentos que otras, lo cierto es que al momento no existen datos lo suficientemente confiables que permitan decantar firmemente por alguna de ellas.

Por tanto, el análisis queda sometido a algunos indicios, la sana crítica y la recurrencia al pasado inmediato de la Izquierda Democrática (ID), partido que avaló esa candidatura.

En ese plano, la primera lectura que ronda es que la considerable votación del candidato de marras provino de la población joven (menor de 30 años), cautivada por sus ingeniosas apariciones en redes sociales.

Dicha afirmación parte de un supuesto fundamental y falaz al mismo tiempo: los jóvenes razonan poco respecto a la realidad del país y, por tanto, su voto se orienta esencialmente por cuestiones de forma más que por argumentos de fondo.

Este planteamiento no solo agrede a la capacidad intelectual de un porcentaje estimable de la población sino que intenta posicionar la idea de que la política no interesa y hay que trivializarla. De esa forma, se deja el campo abierto para que farsantes e improvisados queden al frente de la toma de decisiones públicas trascendentales. Por ahí no parece ir la explicación correcta.

Otra versión sobre la votación de Hervas apunta a que fue la estructura partidista de ID la que motivó al elector. Por tanto, el voto no sería por el candidato ni su presencia en redes sociales sino por el partido al que representó.

Esta conjetura parece menos creíble incluso que la anterior. En primer lugar, porque hasta antes de esta elección ID tenía una sola banca en la Asamblea Nacional (Wilma Andrade), un solo prefecto provincial (Guillermo Herrera) y un modestísimo número de alcaldías cantonales.

Además, en las elecciones presidenciales de 2017 su candidato obtuvo apenas un 6,71%. Por tanto, a excepción de la provincia de Carchi, donde ID aún mantiene cierta organización de base y en la que quizás de forma no coincidencial Hervas es el ganador de la primera vuelta, esta interpretación resulta forzada.

La tercera conjetura, que me parece más comprensible y sencilla a la vez, es que el voto de Hervas puede ser explicado por la presencia de una amplia porción del electorado que se resiste a votar por Rafael Correa o cualquier candidato que lo represente y que, al mismo tiempo, tiene objeciones frente a la oferta electoral de Guillermo Lasso.

En dicha situación, Hervas apareció como una posibilidad. Si esto es así, el voto del candidato de ID no se debe al partido que lo auspició ni a la campaña desarrollada sino simple y llanamente al rechazo hacia quienes ahora están en segunda vuelta.

Aceptada esta interpretación, el paso siguiente está en resolver hacia quien girarán los apoyos de Hervas en la segunda vuelta electoral. Algunos, los más férreos detractores de Arauz y Lasso, preferirán el voto nulo y la conciencia tranquila.

Los demás, que será la gran mayoría del 15,68% de quienes sufragaron por el candidato del TikTok, deberán identificar cuál de los dos finalistas le desagrada menos.

Así, algunos odiarán a Arauz por obligarles a votar por Lasso y otros odiarán a Lasso por obligarles a votar por Arauz. De allí que ambas candidaturas no deberán esforzarse por ganar adhesiones sino por resultar menos repulsivas a los ojos de ese electorado en particular.

Algunos odiarán a Arauz por obligarles a votar por Lasso y otros odiarán a Lasso por obligarles a votar por Arauz.

Por tanto, hacer lo mismo que Hervas no necesariamente llevará al votante a trasladar los votos a Arauz o Lasso. En realidad, puede generar el efecto contrario. La falta de originalidad en ocasiones pesa. El ciudadano de a pie no es torpe. No sabrá demasiado de finanzas públicas o de diseño constitucional, pero tiene sentido común.

Así, y como consta en la gráfica siguiente, el voto de Hervas es clave para ganar la Presidencia y es más definitivo en algunas de las siete provincias con mayor población electoral del país.

Pichincha, El Oro, Tungurahua y en menor medida Azuay, son los espacios geográficos en los Arauz y Lasso deberán esforzarse por desagradar lo menos posible. En lo que respecta a los votos de Hervas, y si la interpretación aquí ofrecida es correcta, las mutuas acusaciones no serán útiles pues ese electorado no está de acuerdo con lo que representan ambos finalistas.

Originalidad en las propuestas, lectura del voto socio-económico segmentado por parroquias y respeto a la inteligencia de la gente deberían ser algunas de las líneas de acción de Arauz y Lasso. Busquen ser el mal menor, ese es el mensaje de los votantes de Hervas.

***

El voto de Hervas da cuenta de una porción considerable de electores que no quieren a Arauz ni a Lasso. En muchos casos, uno y otro generan tanto rechazo que el votante preferirá acudir a segunda vuelta y votar nulo.

Para el resto, los que consideran que deben elegir entre el menos malo, los dos finalistas deberán esforzarse en aparecer algo más creíbles tanto en sus propuestas como en sus apariciones en público. Intentar cambiar en dos meses lo que fuiste toda una vida o el proyecto al que representas, es agredir a la inteligencia de la ciudadanía.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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