Viernes, 19 de abril de 2024

10. La gravísima crisis de finales de siglo

Autor:

Redacción Comercial

Actualizada:

16 Ene 2020 - 17:02

Autor: Redacción Comercial

Actualizada:

16 Ene 2020 - 17:02

A finales de 1999, la situación es sencilla pero dramática: el gobierno ha intentado muchas decisiones variadas que no han funcionado.

Ecuador puede ser un modelo de todo lo que se puede intentar en teoría monetaria, menos de constancia e independencia. Se quiso enmendar las cosas con:

  • Tipo de cambio fijo (gastando reservas) y tipo de cambio libre.
  • Seguro general de todos los depósitos, lo cual era un absurdo imposible de financiar (se lo hizo para que la gente se sintiera tranquila de que no perdería su dinero).
  • Dejar que cierren bancos pequeños, pero mantener apoyo hasta última hora a los grandes en problemas (para que no se contagie el pánico).
  • Drástico congelamiento de los depósitos durante al menos un semestre.
  • Auditoría internacional de la banca para determinar cuáles podían continuar.
  • Elevación de las tasas de interés del Banco Central a niveles insólitos para que la gente se mantenga en sucres y no corra al dólar.

Pero la situación monetaria era dramática, todo excedente monetario en sucres se transformaba a dólares. Cada vez se manejaban más operaciones en moneda extranjera: depósitos, compra/venta de activos y deudas. Aquellos ecuatorianos que podían permitirse ahorrar en dólares lo hacían en cuanto podían.

Esto generaba una enorme injusticia, porque quienes guardaban en dólares eran cada vez más ricos en sucres y quienes no podían, veían cómo sus ahorros locales perdían valor a ritmos acelerados.

La pelea por el Sucre: una guerra perdida

Entre mediados de diciembre de 1999 e inicios de enero del 2000, el tipo de cambio pasa de 15.000 a 25.000 sucres por dólar. Más de 60% de devaluación en menos de un mes. La pelea por defender el sucre estaba perdida.

Antes de continuar con la historia ecuatoriana, cabe recordar que muchos países que en el pasado tuvieron situaciones similares, optaron por caminar hacia la hiperinflación: precios que suben cientos o miles de por ciento al año, lo que nunca ha sucedido en Ecuador.

Es decir, ir directo al abismo para desde ahí salir adelante. En verdad, es muy extraño, pero la explicación está en que por un lado las deudas van muriendo con la hiperinflación y así se aflojan las tensiones económicas, aunque pierden los ahorristas, y por otro lado, ante una situación tan terrible, la sociedad está más dispuesta a aceptar reformas fundamentales que permiten poner orden en la economía.

Muchos países han adoptado esta solución, lo cual no quiere decir que sea la más aceptable.

En ese momento el Gobierno ecuatoriano analizó tres opciones