Jueves, 25 de abril de 2024

13. Paréntesis ¿18.000 ó 25.000?

Autor:

Redacción Comercial

Actualizada:

16 Ene 2020 - 17:00

Autor: Redacción Comercial

Actualizada:

16 Ene 2020 - 17:00

En principio, el cálculo era bien sencillo: ¿cuántos dólares tenía el Banco Central y cuántos billetes y monedas en sucres tenía la gente? Efectivamente las personas tenían que desprenderse de sus sucres, y el Banco Central entregarles dólares a cambio.

Con 18.000 sucres por dólar se hacía la operación casi exacta: el Banco Central se quedaba sin dólares y la gente sin sucres en sus bolsillos.

Pero hubo cuestionamientos: ¿era sano que el Banco Central se quedará sin dólares? ¿Qué sucedía si había alguna necesidad de recursos para cubrir gastos especiales, emergencias u otros? La respuesta fue: no es sano.

Se necesita lo que en la vida diaria usted llamaría “caja” o en las empresas “capital de trabajo” para cubrir los desfases naturales que hay en ciertos momentos entre ingresos y gastos. Y como el Banco Central decidió quedarse con una parte de los dólares, la relación ya no era de 18.000 sino de 25.000 sucres por dólar para el intercambio con los ciudadanos.

Diversas propuestas

¿Cuál era la diferencia de 18.000 en vez de 25.000? El salario básico hubiera arrancado en 70 dólares mensuales en lugar de 50. También las jubilaciones caían menos. Y sobre todo la inflación de los 3 primeros años en lugar de acumular 150%, habría sido menor al 100%; es decir, un ajuste menos impactante y más corto.

Sin embargo surgió también otro cálculo interesante y desconcertante: hubo una propuesta que sugería la dolarización a 90.000 sucres por dólar.

Una locura con explicación. ¿Cuál era? Cuando al inicio nos preguntábamos ¿cuántos dólares tenía el Banco Central y cuántos billetes y monedas en sucres tenía la gente?, en realidad podíamos haber preguntado también algo ligeramente diferente: ¿cuántos dólares tenía el Banco Central y cuántos sucres tenía la gente en billetes, monedas y depósitos en los bancos?

Es decir que los dólares debían alcanzar para intercambiarse no sólo por las monedas y billetes sino también por los depósitos en los bancos. En realidad, esto no era necesario, porque ese cambio no era físico sino solo contable: en el banco dividían sus depósitos en sucres para 25.000 y ahora eran dólares.

Los proponentes se preguntaban ¿qué pasaba si la gente iba a retirar esos dólares de su banco, si quería convertir ese depósito virtual en dólares físicos? Ahí sí había un problema, porque no había suficientes dólares. ¡Por eso el cálculo de 90.000!

La realidad es que se hizo a 25.000, la gente no fue a pedir que le entreguen en efectivo sus dólares depositados en los bancos, y todo fue para mejor.