Viernes, 26 de abril de 2024

Moncayo: Todas las actividades terroristas van a ser combatidas

Autor:

Mario Alexis González

Actualizada:

8 May 2023 - 15:29

Paco Moncayo es el nuevo consejero de Gobierno para la Seguridad Nacional. El funcionario explica cómo se desarrollará la lucha contra el terrorismo.

Paco Moncayo saluda al presidente Guillermo Lasso durante el evento de firma del decreto ejecutivo sobre la lucha contra el terrorismo, el 3 de mayo de 2023, en el Palacio de Carondelet (Quito).

Autor: Mario Alexis González

Actualizada:

8 May 2023 - 15:29

Paco Moncayo saluda al presidente Guillermo Lasso durante el evento de firma del decreto ejecutivo sobre la lucha contra el terrorismo, el 3 de mayo de 2023, en el Palacio de Carondelet (Quito). - Foto: Flickr / Presidencia de la República

Paco Moncayo es el nuevo consejero de Gobierno para la Seguridad Nacional. El funcionario explica cómo se desarrollará la lucha contra el terrorismo.

Paco Moncayo se posesionó en el cargo el 26 de abril de 2023. Al día siguiente, el Consejo de Seguridad Pública (Cosepe) declaró al terrorismo como amenaza para el Estado.

En diálogo con PRIMICIAS, Moncayo explica cómo se llevará a la práctica esta declaratoria. También revela cómo fue su llegada al Gobierno y aclara que no se provocará una guerra armada contra la delincuencia.

La llegada de Paco Moncayo al Gobierno

¿Por qué aceptó unirse al Gobierno en este momento complicado para la seguridad nacional?

Como le dije al presidente Guillermo Lasso, yo soy un militar. Soy un experto en estos temas, he escrito libros, doy clases en el IAEN (Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y en la ESPE (Escuela Politécnica del Ejército), algo sé.

Si el país me convoca en un momento tan crítico, no puedo como militar decir no. Me formé desde la infancia para esto y, si me pide el país, aquí estoy para apoyar en lo que mis modestas capacidades ayuden. No voy a negar a mi país mi contribución.

¿Cómo jugó en esta decisión el tema político que también es complicado para el Gobierno?

La verdad es que uno toma riesgos. Pero, ¿qué es primero? La gente que está sufriendo, que está angustiada, sitiada por el crimen organizado o los cálculos políticos. Debe quedar muy claro: no soy cuota de la Izquierda Democrática (ID), no soy cuota de ningún partido, no estoy aquí como parte de ningún acuerdo político.

Yo, como Paco Moncayo, como una persona que conoce de estos temas, he sido convocado a apoyar en la lucha contra el crimen organizado y a eso estoy dedicando todo mi tiempo.

¿Cómo fue el acercamiento?

Cuando me llamó el presidente Lasso y conversamos, él estaba en el hospital Militar. Ahí me planteó que asuma la consejería de Seguridad Nacional.

Después de aceptar, nos encerramos tres días con los profesores de la Academia Militar Conjunta, donde estudian los oficiales y están al día en los aspectos de seguridad y defensa.

Entonces le presenté al presidente un documento con acciones inmediatas que hay que revisar. Lo primero es fortalecer la institucionalidad para combatir la delincuencia organizada.

El terrorismo como amenaza para el Estado

Usted se inauguró en el cargo con la declaratoria del terrorismo como amenaza para el Estado. ¿En qué cambia esto la realidad nacional?

Es un parteaguas, es un antes y un después. El momento en que el Consejo de Seguridad Pública y del Estado (Cosepe) declara a las organizaciones criminales como terroristas, que están atentando contra la soberanía e integridad territorial del país, las Fuerzas Armadas (FF. AA.) pueden participar directamente para defender al país frente a esta amenaza.

Esta es una decisión valiente porque hoy las reglas del juego son distintas. Hoy los criminales no puedan estar tranquilos o pensar que van a seguir con sus actividades criminales y brutales, impunes a la acción del Estado.

Vamos a la práctica. ¿Qué pasaba antes si los militares encontraban a personas cometiendo actos terroristas y qué pasa ahora?

Antes, para que los militares puedan participar en operaciones de orden interno, era necesario declarar la emergencia porque la norma estaba pensada para otro tiempo, era un paradigma obsoleto.

Entonces, ¿qué pasa cuando la emergencia es lo normal? Los Gobiernos están obligados a declarar la emergencia cada 15 días y la gente ya no cree en las emergencias porque, simplemente, lo que antes era excepcional, ahora es lo de cada día.

Hoy, en cambio, los militares pueden operar contra el crimen organizado sin necesidad de que se declare emergencia tras emergencia, porque el ataque es a la soberanía e integridad territorial.

Se mencionaron ocho bandas que iban a ser declaradas terroristas, ¿por qué se decidió no ponerle nombre a esta amenaza?

Para las reuniones del Cosepe se prepara un orden del día. No es que van los altos líderes del Estado a sentarse a firmar lo que les hayan puesto adelante.

Cuando se trató este tema, se lo debatió. Y del debate resultó algo obvio y lógico: las organizaciones criminales cambian con mucha frecuencia, no tienen estructuras permanentes; mutan de unas formas a otras formas.

Entonces, con sabiduría, los miembros del Cosepe dijeron: si decimos que tal organización es terrorista, mañana ya no asoma esta organización, asoman tres distintas.

Por eso, lo que se plantea es que las actividades terroristas van a ser combatidas. Terrorista puede ser una persona o un grupo. Fue una sabia decisión.

¿Y cómo se definirá quien es terrorista al momento de la actuación militar?

Cuando salen nuestros chicos en cualquier ciudad y de un paso a desnivel observan colgados cadáveres mutilados. ¿Será que quienes hacen esto son sádicos? No, son terroristas.

El terrorismo lo que procura es, a través de crear miedo y pánico en la sociedad, paralizar las estructuras del Estado para seguir en sus negocios. Para ellos es un negocio. A ellos lo que les interesa es el dinero que ganan con esas actividades ilícitas.

¿Será la inteligencia militar la que defina los objetivos?

Así es. Además, cuando hay un conflicto y se está enfrentado a una amenaza, se tiene que ir a la fuente del poder de la amenaza. No se puede combatir solo a las expresiones de los niveles más bajos.

Hay que ir al centro de gravedad. Hay que perseguir a la estructura, atacarla. Lo que uno ve más es el combate, que asaltan unos miserables a una población indefensa y la masacra. Pero, ¿quién está detrás de todo esto? ¿Dónde se lava el dinero?

El terrorismo es una amenaza multifacética. No hay que pensar en el terrorismo como un acto militar o de grupos criminales armados.

¿Cuándo se verán los resultados?

No es un tema que de hoy para mañana, sale el decreto y ya somos un país libre. Es una lucha que se está enfrentando con toda la decisión y se va evaluando.

El decreto ejecutivo ha generado dudas por el artículo 3 que habla de cárceles diferencias para policías y militares. ¿Qué se busca con este artículo?

Ese fue un pedido del Ministro de Defensa porque, si bien en la Ley del Uso Legítimo de la Fuerza se habla del debido proceso y que los jueces deben preferir las medidas alternativas, hay varios casos de policías que operaron en contra de la minería ilegal -como el patético caso de David Velasteguí- y el juez ordenó prisión preventiva.

Para estos casos excepcionales, tenemos que ver que los policías y militares, que están luchando por la paz de los ecuatorianos, no vayan a meterlos en una cárcel común.

La guerra contra el terrorismo

En otros países ya hay experiencias de guerras contra el terrorismo y el narcotráfico. Lo que ha sucedido es que estos grupos responden de manera más violenta. ¿Estamos preparados para lidiar con estas respuestas?

El momento en que el Estado decide, con todos los medios del poder, combatir a estos grupos, podrá haber una reacción. Y si el Estado no se amilana y se mantiene el alineamiento estratégico de todo el Estado, se puede combatir.

Lo más cómodo para un Estado, al parecer, sería ver hacia otro lado. Pero la consecuencia es entregar la soberanía del país a las mafias; que ya no mande el Estado en las cárceles, que haya un grupo delincuente que diga que, en cierto lugar, no manda el Estado.

Si el Estado va a responder con todo el poder militar y los delincuentes van a reaccionar de igual manera, se viene una guerra. ¿Dónde quedan los ciudadanos?

El único fin del plan es defender la vida, la paz y la tranquilidad de las personas. No vamos a desatar una guerra, incluso la palabra no es bien utilizada.

Ya sabemos lo que ha pasado. En México, por ejemplo, declararon la guerra (contra el narcotráfico) y el Estado perdió la guerra. Si vemos con el paradigma de guerra, donde hay batallas, victorias y pérdidas, es un paradigma que no se puede aplicar a esta lucha.

Hay que utilizar paradigmas adecuados al contexto de inseguridad que estamos viviendo. Lo fundamental es proteger.

¿Cómo será esta lucha, entonces?

Lo que estamos hablando no es para ir a darnos bala. Eso sería una barbaridad, es para proteger la vida, la democracia y la sociedad.

Con todos los medios del Estado -no quiere decir con toda la infantería, con toda la artillería, sino por ejemplo, con el servicio exterior, la Asamblea Nacional, la Función Judicial- orientados a buscar la paz que hemos perdido.

¿Hasta dónde se puede avanzar sin afectar los derechos humanos de los delincuentes?

Todo lo que está ordenado, está en el marco del derecho interno e internacional. Ya tenemos experiencias claras de lo que ha sucedido en otros países.

No se trata de falsos positivos, no se trata de unos 'rambos' que van y atacan para decir que están resolviendo los problemas. Esto es en el marco de los derechos humanos.

Pero, claro, cuando se enfrenta a una amenaza que está con fusiles, con morteros y explosivos caseros, si nos están atacando se tiene que responder con los medios que se dispone.

Usted mencionó al servicio exterior. ¿Cuál es el rol de la diplomacia en esta lucha?

Tenemos que emprender una campaña sistemática y organizada en el campo internacional. Nuestro servicio exterior tiene que dedicarse a eso. Hay que medir la eficiencia de cómo se logra la cooperación internacional para combatir esta amenaza.

Hemos puesto la necesidad de una política de seguridad común, por lo menos en el área andina. Ecuador solo no va a poder luchar si en Colombia y en Perú no pasa lo mismo. Todos sabemos de dónde viene la amenaza.

Bajo está lógica, ¿cómo ve la política de paz total del presidente Gustavo Petro, en Colombia?

No podemos dejar de analizar la política del presidente Petro. Colombia vive más de 60 años de guerra con una gran cantidad de organizaciones políticas, que luego de perder los apoyos de distintas naciones, se financiaron con dineros del narcotráfico.

Ahora, el presidente Petro está planteando un enfoque nuevo: si la guerra ha fracasado, busquemos otros caminos. Ecuador está haciendo lo mismo, estamos hablando de una respuesta integral.

¿Rumbo a la militarización?

Da la impresión que con el decreto del terrorismo se encarga esta tarea a las FF. AA. ¿Es así?

La amenaza tiene distintos niveles de intensidad. El crimen organizado está en la cúpula de la pirámide de la intensidad. Pero sigue existiendo el delito común y más abajo siguen existiendo los problemas de seguridad ciudadana.

Cuando no se entiende la pirámide de la amenaza, parecería que hasta para la seguridad ciudadana van a ir los militares. Pero no es así.

Las FF. AA. van a defender la soberanía y la integridad del Estado en el alto nivel de intensidad, donde se requiere su presencia.

¿No se está militarizando el país?

No, lo que se hace es utilizar el poder militar para defender la vida, la paz, la tranquilidad y eso es algo loable.

No podemos estar de brazos cruzados, teniendo a los militares en los cuarteles, cuando están matando a la gente, aterrorizando a los barrios, cuando se está convirtiendo en tierra de nadie la geografía ecuatoriana.

El terrorismo asociado al crimen organizado es relativamente nuevo en Ecuador. Este tipo penal se usó más en delitos con tintes políticos, como en el caso de Los 10 de Luluncoto. ¿Con estas medidas se está abriendo la puerta para que este u otro Gobierno use el poder militar contra personas que piensen distinto?

Yo no me habría prestado si me pedían que venga a colaborar para un mal empleo del fin que estamos persiguiendo.

Solo hay que ver la declaración del Cosepe. Clarísimo: crimen organizado. No hay adonde perderse. Igual el decreto, habla sólo del crimen organizado. Entonces, no se puede decir que es un montaje de la oligarquía para reprimir la inquietud o reclamo social. No tiene que ver lo uno con lo otro.

Todos los términos están medidos al centímetro para que no quede ninguna duda. Lo que estamos pidiendo al país es unirnos todos, al margen de las ideologías e intereses particulares, contra el crimen organizado.