Jueves, 25 de abril de 2024

Monte Sinaí: necesidades grandes con soluciones a cuentagotas

Autor:

Thalíe Ponce

Actualizada:

1 Nov 2020 - 0:05

Vista general de Cañaveral

Autor: Thalíe Ponce

Actualizada:

1 Nov 2020 - 0:05

Vista general de Cañaveral, una de las cooperativas que componen Monte Sinaí, en Guayaquil, el 19 de agosto de 2020. - Foto: PRIMICIAS

La alcaldesa de Guayaquil anunció la construcción, en Monte Sinaí, de un plan habitacional que abarca 1.200 terrenos. En el lugar viven más de 30.000 familias, quienes no tienen acceso integral a servicios básicos. Dos expertos consideran que se trata de una estrategia política.

Más de 30.000 familias habitan en las 9.325 hectáreas que conforman el extenso terreno de Monte Sinaí, en el noroeste de Guayaquil, en la vía Perimetral. Se trata de un lugar que nació de asentamientos ilegales y está marcado por la pobreza. Un lugar en el que el acceso total a servicios básicos como el agua o alcantarillado es un sueño.

En este sector, el Municipio de Guayaquil realizará un plan habitacional, con una inversión de USD 15 millones.

La alcaldesa Cynthia Viteri anunció, el pasado 28 de octubre de 2020, que se trabajará en 39 hectáreas del sector. Se ha pensado en 1.200 terrenos, así como canchas, centros comerciales, parques y vías.

Durante la presentación del plan, Viteri dijo: "No creo que en el país haya un programa habitacional de este tipo".

Pero el plan municipal contempla apenas el 0.42% del sector si se mide en hectáreas. En cuanto a las familias beneficiadas, la cifra es del 4%.

¿Por qué Monte Sinaí?

El sector siempre ha estado en la mira política. Los miles de habitantes que viven allí están empadronados en la circunscripción electoral 2, que elige cinco asambleístas.

Por ello, Monte Sinaí es considerado clave para los partidos y movimientos políticos en Guayaquil.

Para Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos (CDH), el tema de la vivienda “siempre va a ser de interés político”.

Esto se debe a "la necesidad que la gente tiene sobre vivienda en una ciudad como Guayaquil, especialmente en ese sector".

El abogado y analista político Xavier Flores Aguirre coincide con esto. "Me parece que tiene que ver con el momento político que se vive. Es un buen tiempo para hacer ese tipo de anuncios", dice.

Y recuerda que para la administración socialcristiana hace 10 años, Monte Sinaí "no merecía nada".

Flores se refiere a las declaraciones del exalcalde Jaime Nebot, en 2010, durante una reunión de Consejo en la que se discutían los limites urbanos cantonales de Guayaquil. Allí el líder del PSC dijo:

“He tomado la decisión de que aquí no vamos a legalizar un terreno ni vamos a poner una volqueta de cascajo, ni un metro cuadrado de asfalto, ni un metro de tubería de alcantarillado de agua potable más allá de lo que he expresado en el límite oeste, el límite de Flor de Bastión y el límite de la Sergio Toral.”

Para Flores, esa decisión de Nebot hace una década se relacionaba con el hecho de que el sector no estaba consolidado.

Por otra parte, Flores considera que el plan habitacional, más que una solución integral, es un parche.

"No darles servicios o darles servicios a cuentagotas sirve mucho para tener un público cautivo. No es una manera adecuada de enfrentar los problemas de atención de los servicios básicos", expresa Flores.

Es decir, se trataría de una estrategia política.

Legalidad de los terrenos

Billy Navarrete, secretario del Comité de Derechos Humanos, explica que el plan habitacional en Monte Sinai genera algunas dudas que deberán irse respondiendo a lo largo de los meses. 

Le preocupa, por ejemplo, la legalidad de las tierras. Viteri se refirió brevemente a este tema. “Siempre decía que quería llegar antes que los explotadores”, dijo, haciendo referencia a sus promesas de campaña. 

Y añadió que el objetivo del plan habitacional es que los habitantes de Monte Sinaí cuenten con “vivienda digna, con terrenos que tengan sus escrituras en la mano, certificadas".

Lo cierto es que tanto el Municipio de Guayaquil como el Ministerio de Vivienda ya han entregado títulos de propiedad en Monte Sinaí.

Pero Navarrete dice que, debajo de esos ofrecimientos de vivienda, es necesario recordar conflictos previos.

Hasta hace muy poco, según Navarrete, la gente de Monte Sinaí ha marchado al Municipio para reclamar que se legalicen sus terrenos.

Advierte que Monte Sinaí ha sido un lugar golpeado por operaciones de desalojo, sin ningún reconocimiento de las organizaciones sociales que trabajan allí.

Un error que se evidenció aún más, indica Navarrete, en el gobierno de Rafael Correa.

Por ello, el secretario del CDH se pregunta si este nuevo plan reconocerá ese trabajo comunitario.

Ellos son los guardianes de ese territorio. Tienen límites de acuerdo al trasvase (Chongón), al bosque protector Cerro Blanco y una serie de cuestiones que la ciudad tendría que cuidar", afirma Navarrete.

Agua y educación, servicios precarizados 

La falta de servicios básicos sigue siendo un problema evidente en Monte Sinaí. En junio de 2020, un grupo de habitantes salió a las calles a protestar por la mala distribución de agua potable en el sector, un servicio básico que reciben a través de tanqueros.

En plena pandemia por Covid-19, cuando el lavado de manos es una de las medidas de prevención, no contar con agua potable es un riesgo grande. 

Un mes antes de ese plantón, un estudio del Municipio de Guayaquil encontró que Monte Sinaí fue el sector con el mayor número de contagios en la ciudad. 

Otro problema es la educación. Allí la teleeducación, en el contexto de la pandemia, es una utopía. El sector se vio obligado, en este 2020, a improvisar escuelas para que los niños sigan aprendiendo

“Las condiciones de vida son muy precarias en ese sector”, dice sobre esto Billy Navarrete y se pregunta: “¿Entonces para quiénes serían las casas?”.

A criterio de Navarrete, el Municipio debería enfocarse en mejorar la infraestructura y fomentar la producción social de las familias pobres que ya viven allí. 

Para el analista Xavier Flores, existe una desigualdad estructural en la forma en la que el Municipio ha intervenido Monte Sinaí y otros sectores aledaños. "Lo hace muy conscientemente porque sabe que ello le provoca réditos políticos que se han mantenido por casi 30 años".