Jueves, 18 de abril de 2024

Niños de zonas rurales se mudan con tíos y hermanos para poder estudiar

Autor:

Jonathan Machado

Actualizada:

19 Oct 2020 - 0:05

estudiantes Internet

Autor: Jonathan Machado

Actualizada:

19 Oct 2020 - 0:05

Dos niños comparten una computadora en un centro de cómputo en la parroquia Pacayacu, de la provincia de Sucumbíos, en 2020. - Foto: Primicias

Ante la falta de computadores e Internet, niños de las zonas rurales han tenido que mudarse a casas de familiares para poder asistir a las clases virtuales.

Jackson Castañeda tiene 13 años y hasta el 1 de septiembre de 2020 estuvo junto a sus padres en la comunidad La Granito, en la provincia de Sucumbíos.

La falta de una computadora y la incipiente señal de Internet de su comunidad para enfrentar el reinicio del año lectivo, hicieron que sus padres tomen una decisión radical: el adolescente se mudó con su hermano mayor, que vive en la parroquia Pacayacu, en la misma provincia.

Para él abandonar el segundo año de colegio nunca fue una alternativa.

Y aunque su hermano sí tiene una computadora, el acceso de Internet sigue siendo un problema. Por ello, debe tomar sus clases en el parque central de la parroquia usando el internet gratuito que instalaron las autoridades.

Pero al ser una señal abierta, hay ocasiones en las que no funciona. En ese caso debe acudir a algún amigo que tenga el servicio en su casa. Enviar las tareas requiere un trámite similar: esperar por la conexión pública o pedir ayuda a un vecino.

La viceministra de Educación, Isabel Maldonado, dice que el Ministerio cuenta con oferta académica en todo el país para que los niños tengan acceso a una escuela sin importar el lugar en el que vivan.

Y afirma que la institución tiene estrategias que las aplican en las zonas rurales para evitar que los estudiantes abandonen la escuela. Una de las principales es la publicación de contenidos educativos a través de radio y televisión, envío de contenidos académicos por mensajes de texto o WhatsApp y la entrega física de materiales en comunidades.

Eso no fue suficiente para Juan Zambrano, un niño de 12 años que dejó su casa en la parroquia San Isidro del cantón Sucre (Manabí), para mudarse donde un tío en Manta.

"No fue fácil dejar mi casa y regresar los fines de semana para ver a mi mamá", dice el joven que espera con ansias el regreso a las clases presenciales para estar cerca de su familia.

Escaso acceso a Internet

El limitado acceso a Internet es uno de los mayores problemas que enfrentan los alumnos para estudiar desde casa. El problema es mayor en la zona rural donde apenas el 21,6% de los hogares tiene acceso a este servicio, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

Además de la conectividad, solo el 23,30% de los hogares tiene una computadora de escritorio y el 28,50% una portátil.

Algo similar ocurre con el acceso a teléfonos inteligentes, necesarios para acceder a los contenidos académicos que el Ministerio de Educación publica en su página web.

La viceministra de Educación, Isabel Maldonado, sostiene que el ministerio trabaja en protocolos que permitan a los estudiantes de las zonas rurales regresar paulatinamente a clases presenciales.

Hasta el momento, el Comité de Operaciones de Emergencia ha autorizado a que los estudiantes de cuatro escuelas de Imbabura y una de Loja lo puedan hacer.

Maldonado afrima que el objetivo es evitar la deserción escolar que, según cifras oficiales, ha afectado a 1.342 niños de Pichincha, Azuay, Napo y Orellana.

Preocupación mundial

Alrededor de 463 millones de niños no han tenido acceso a la educación a distancia durante la pandemia del Covid-19, según un informe de Unicef.

“La gran cantidad de niños que han interrumpido por completo sus estudios representa una emergencia mundial en materia de educación. Las repercusiones sobre las economías y las sociedades pueden durar décadas”, dice la directora Ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.

El informe agrega que esta realidad se visibiliza con mayor fuerza en países en vías de desarrollo en las que los servicios de Internet y el acceso a equipos de tecnología son deficientes.

En América Latina, Unicef calcula que en el número de niños afectados es de 13 millones. La entidad insta a los gobiernos a "dar prioridad a la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad cuando se empiecen a suavizar las restricciones".