Martes, 23 de abril de 2024

Largas jornadas y bajos ingresos; así es el trabajo informal en Quito

Autor:

Jonathan Machado

Actualizada:

3 Dic 2020 - 0:03

Autor: Jonathan Machado

Actualizada:

3 Dic 2020 - 0:03

Dos trabajadores informales en las calles de Quito, el 25 de noviembre de 2020. - Foto: API

Un estudio del Grupo Faro y de la Organización Internacional del Trabajo muestra los principales problemas que afrontan los trabajadores informales de Quito.

Bajos ingresos, largas jornadas de trabajo, escasa formación académica y deseos de cambiar de actividad son algunos de los principales resultados del estudio denominado Una mirada al empleo informal en Quito, realizado por el Grupo Faro y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe, que tiene 40 páginas de extensión, retrata la difícil situación que viven los trabajadores informales en Quito y cómo esas dificultades se han ahondado por la pandemia del Covid-19.

El estudio señala que los trabajadores informales percibían un promedio de USD 250 mensuales por su trabajo antes de la crisis sanitaria; sin embargo, desde marzo de 2020 esos ingresos cayeron a una media de USD 145.

Según Ana Patricia Muñoz, directora del Grupo Faro, con la jornada laboral sucede lo contrario. Antes de la pandemia los comerciantes informales trabajaban unas 47 horas semanales, pero desde marzo su jornada se extendió hasta 51 horas cada semana.

Se trata de un oficio de supervivencia. De las 400 personas encuestadas en el norte, centro y sur de Quito, 340 aspiran a conseguir una fuente de empleo formal, ganar un salario básico que actualmente es de USD 400 y tener días de descanso.

El estudio en mención también señala que el 47% de los entrevistados trabaja de lunes a domingo, mientras que el 37% lo hace de lunes a sábado. Apenas el 11% labora de lunes a viernes y el 3% destina menos de cuatro días a su trabajo.

Nivel de educación y nacionalidad

Según la información del estudio del Grupo Faro, la mayoría de los trabajadores informales de Quito (42%) terminó los estudios secundarios y un 19% no finalizó el colegio.

Entre las personas que se dedican al trabajo informal en Quito hay un 16% con estudios universitarios. A criterio de la representante de la OIT en Ecuador, María Fernanda Sánchez, esto es una muestra del crecimiento del trabajo informal en la economía de la capital.

Con relación a la nacionalidad de los comerciantes, el 65% es ecuatoriano y el 35%, extranjero. De esta cifra, los venezolanos conforman el 30%, seguidos de los colombianos, de los peruanos y de los cubanos.

Sánchez explica que hay una paridad en lo que tiene que ver con el porcentaje de trabajadores con relación al sexo: 52% son hombres y 48%, mujeres.

Más de 10 años como comerciante

La imposibilidad de tener un empleo formal -explica el estudio- ha obligado a que los trabajadores informales permanezcan en esta actividad por más de 10 años.

Precisamente, el 23% de los comerciantes entrevistados ha sido parte del sector informal por más de una década. Mientras que un 54% se dedica a esta actividad entre uno y tres años.

Según el informe del Grupo Faro, estos datos reflejan la falta de oportunidades laborales que hay en el país desde hace muchos años.

¿Contentos con el trabajo?

A pesar de los problemas que afrontan los trabajadores informales, el 43% dice estar satisfecho con su trabajo. Apenas un 17% está descontento y solo el 3% se muestra muy descontento.

El principal motivo de descontento, para el 75% de los encuestados, tiene que ver con los bajos ingresos económicos. A ellos se suma un 9% que cree que el peligro de trabajar en la calle es la principal razón.

Poco acceso a la ayuda estatal

El acceso que tienen los trabajadores informales a bonos económicos que entrega el Estado es mínimo, según el estudio.

Apenas el 1% recibe el Bono de Desarrollo Humano y solo el 5% de los trabajadores recibió el bono de protección familiar creado para minimizar los efectos de la crisis de Covid-19.

Este bono fue presentado a finales de marzo de 2020 y consistía en dos pagos de USD 60 a quienes no cobran el Bono de Desarrollo Humano, pero viven del día a día y con ingresos inferiores a USD 400 mensuales.

Según Ana Patricia Muñoz, las principales razones que impidieron que más personas accedan al bono fueron: la falta de recursos por parte del Gobierno y los errores en la metodología para buscar a personas que necesitan el bono.

Sin acceso a créditos

Otro problema importante para este segmento de la población es el escaso acceso a créditos del sistema financiero.

El estudio analizado explica que solo el 2% pudo acceder a un préstamo en el último año. Los principales inconvenientes que han afrontado son:

  • No encontrar garantes.
  • No tener propiedades.
  • Problemas con el historial crediticio.
  • No ser confiables en términos crediticios.
  • Estar en la central de riesgos.
  • No tener sueldo o trabajo estable.
  • No tener RUC.

La principal recomendación del estudio es que el Estado genere mecanismos que incluyan a los trabajadores del sector informal en el sistema de protección social para evitar un aumento en los índices de pobreza.