El Chef de la Política
Tres posibles escenarios de cara a la próxima consulta popular

Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de "Pescadito Editoriales"
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Al menos tres escenarios, los más factibles, se pueden visualizar respecto a la consulta popular que decidirá si el país entra o no en un proceso constituyente. Cuál de ellos sea el que finalmente se imponga el próximo mes de noviembre depende de variables de diferente naturaleza, siendo las relacionadas con la acción tanto del gobierno como de la oposición las que mayor peso tendrían, al menos de momento. Hay factores del contexto económico, en lo local y en lo internacional, que también podrían incidir sobre el resultado final pero quizás no de forma decisiva.
El primer escenario es el de un triunfo importante del SI. Importante quiere decir con quince a veinte puntos porcentuales de diferencia respecto al NO. Para que eso suceda el gobierno debería manejar el conflicto actual con el movimiento indígena de forma tal que en los próximos días se suscite un cese parcial a las hostilidades. ¿Cuál la vía para conseguir ese objetivo? Básicamente la negociación en los niveles moleculares de la estructura de las comunas. Negociación significa, en este caso, concesiones (excluido el tema del diésel) y resolución de demandas que no implican otra cosa que asignación inmediata de bienes o servicios.
Al mismo tiempo, el gobierno debería empeñarse en aglutinar, expresa o tácitamente, el apoyo de sectores políticos a su idea de una nueva carta constitucional. En ese caso, aun cuando el resultado favorable al SI corresponda a muchos actores, desde Carondelet fácilmente podrían atribuirse la victoria como enteramente suya. En este punto, la posición que asuma finalmente la Revolución Ciudadana será clave. Si esa organización política decide apoyar el SI a la asamblea constituyente, incluso si sus razones son diametralmente diferentes a las del gobierno, el escenario que se describe podría tomar más forma. Las consecuencias de un triunfo amplio del SI no se verán solamente en la conformación de la nueva asamblea constituyente sino también en el rumbo que asuma el gobierno en lo que resta de su primer período presidencial. Lo que hasta ahora se ha visto será poco frente a lo que vendrá en el futuro. Nadie sabe para quién trabaja, dice el refrán.
En el segundo escenario se impone el SI, aunque de forma pírrica. Cinco puntos porcentuales de diferencia o menos, a ojo de buen cubero, nos colocarían frente a esta realidad. Para ello, la intensidad de los reclamos y acciones del movimiento indígena deberían ir en aumento no solo en los puntos geográficos en los que hasta ahora se han verificado, sino que deberían llegar a Quito. Para que eso suceda no solo se requiere una reorganización inmediata de las bases de la CONAIE sino el apoyo, en plata y persona, de otros actores. Algo de eso se ha visto ya a la fecha. A la par, el gobierno debería asumir que el extenso feriado que se avecina es el mejor elixir para aplacar la protesta.
En este escenario hay ciertos grupos sociales y políticos que apoyan el SI a la asamblea constituyente, pero sin el contingente de RC. Treinta puntos porcentuales de apoyo “duro” de esa organización política se verían trasladados al NO. Esa cifra más el contingente de aquellos que empiezan a detestar a Noboa en igual o mayor medida que a Correa pondría en apuros al gobierno. Aunque el SI gana en este escenario, las posibilidades de que la conformación de la asamblea constituyente no le sea del todo favorable al gobierno van en aumento. Incluso podría darse una réplica de Montecristi, donde RC oriente la toma de decisiones. Si bien es cierto la RC no tendría una mayoría apabullante, como se vio en el proyecto de 2008, tendría la fuerza suficiente para cumplir el principal y único punto en su agenda política: la resolución de conflictos judiciales de sus líderes históricos. Salvo que el gobierno haga fuertes concesiones a RC, en este escenario incluso se podría pensar en que luego del gasto y esfuerzo, no se apruebe un nuevo texto constitucional.
El tercer escenario es el del triunfo del NO, sin importar si las diferencias con el SI son mínimas o considerables. Acá lo de fondo es que este escenario reflejaría que el manejo del conflicto indígena por parte del gobierno fracasó por completo y que las alianzas con otros sectores para llevar adelante una asamblea constituyente siguieron el mismo curso. No hay constitución nueva, hay fortalecimiento de la de Montecristi, pero esencialmente el gobierno de Noboa habrá terminado, figuradamente, de forma anticipada. Este escenario daría cuenta de un golpe fortísimo a la gestión presidencial, con las consecuencias que de ahí se derivarían a las próximas elecciones seccionales y a la ambición de reelección en el 2029. Este es el mejor escenario para RC, pero no para sus líderes. También es el mejor escenario para posibles actores políticos emergentes, si esa esperanzadora declaración es fácticamente posible.
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Tres escenarios distintos deparan al país en función de lo que se decida en noviembre sobre la conveniencia o no de una nueva asamblea constituyente. Lo de fondo es que el país debe tener claro que acá no solo se define un nuevo texto constitucional sino también las dinámicas de lo que resta del período de Noboa. El triunfo rotundo del SI envalentonará el proyecto político del gobierno, que existe, aunque no se lo diga abiertamente. La victoria del SI, con números ajustados, podría provocar una asamblea constituyente de diagnóstico reservado, pero con claras posibilidades de que RC obtenga la sartén por el mango. Si el NO es el vencedor, el gobierno se verá obligado a sacar el pie del acelerador y recalibrar sus expectativas. Tanto es así que en este escenario la atención de Carondelet se centraría en intentar terminar el período más que en la posibilidad de la reelección.