El Chef de la Política
La metida de mano a la justicia 2.0

Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de "Pescadito Editoriales"
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Hace algún tiempo un político declaró su interés por meter la mano a la justicia. Puesto que muchos jueces y fiscales no se alineaban del todo a su gobierno y otros hedían corrupción, la salida era reestructurar el Poder Judicial, sacar a patadas a los que no convenía y colocar allí a gente que esté alineada con “el proyecto”. No era relevante el nivel de conocimiento en materia jurídica de los nuevos jueces y fiscales, lo más importante era que en los procesos en los que el poder político tenía intereses específicos, ellos asumieran a pie juntillas las directrices dispuestas por los recaderos de turno.
En el resto de los casos, en los que atañen al común de los ciudadanos, tendrían carta libre para operar como su sana crítica les disponga. A veces la sana crítica les disponía administrar justicia probamente. A veces la sana crítica les pedía un incentivo económico como condición indispensable para que las decisiones judiciales salgan de los despachos.
La reacción popular, casi unánime, fue en favor de lo dispuesto por el gobernante. Si hay tanto juez o fiscal capitalista, neoliberal, perteneciente a la partidocracia y alineado con los medios de comunicación corruptos y mediocres, la decisión había que apoyarla. No hacerlo era sinónimo de continuismo, de conservadurismo, de adhesión a todo ese espectro político putrefacto al que había que descabezar de una buena vez por todas. Si meter la mano a la justicia era poco democrático pues ni modo, ese era el costo. En todo caso, había que agradecer que al fin teníamos un gobernante con los pantalones bien puestos. Adelante, vamos por el cambio.
Los intelectuales orgánicos y los que salieron de penurias económicas a través de jugosas consultorías ficticias que se pagaban mientras también recibían sueldos en universidades públicas, apuraban a edulcorar el discurso de la metida de mano a la justicia diciendo que eso de la división de poderes es de la democracia liberal, a la que precisamente había que atacar y desmontar. “El proyecto” era distinto. Era de ciudadanos empoderados y que si en ese camino había que saltearse la Constitución que ellos mismos habían hecho pues había que hacerlo. Somos críticos decían. Críticos con la voz disidente pero sumisos hasta perder el más elemental sentido de la integridad humana cuando las órdenes venían de los de arriba. Ahora muchos de ellos andan por ahí desmarcándose, pero la historia no se va a olvidar que fueron los artífices de esa metida de mano a la justicia, la primera.
Ahora llega otro gobernante que plantea un discurso diferente pero que, en lo de fondo, no hace sino lo mismo que el de antes: meter la mano a la justicia. Jueces y fiscales están alineados con el crimen organizado; por tanto, hay que sacarlos a patadas y a la brevedad. Ese es el discurso que cala profundamente. Por tanto, la salida para el país es colocar operadores de justicia que estén al servicio del poder en cuanto sea necesario y que tengan sus espacios de libertad para gestionar como a bien tuvieren cuando se trate de resolver los litigios entre los particulares. Algo parecido a la justicia paraguaya antes de la década de los noventa. Adivina, adivinador.
El pueblo, feliz. Por fin un gobernante con agallas, con los pantalones bien puestos. Eso es lo que necesitamos. Les llegó la hora a jueces y fiscales corruptos. Muy bien. Que vengan los buenos y que se vayan los malos. Malos son los corruptos, pero también los que no lo son. Para eso tenemos ya una ley que permitirá al Consejo de la Judicatura manejar a su gusto las designaciones, las evaluaciones y, en fin, todo lo que corresponda. Jueces temporales es la opción. Ven, te entrego un buen sueldo y a cambio decides como te diga. Hay experiencia de ese tipo de modelo en el pasado reciente de la justicia peruana. Adivina, adivinador.
Ya el Consejo de la Judicatura, de facto, está conformado y no nos dimos ni cuenta. A quién tanto se criticó cuando fue designado temporalmente como su titular probablemente continuará en el cargo, aunque con un aditamento: ya no será temporal sino definitivo. La Corte Nacional lo incluyó en su terna. ¿Cuándo vamos a tener una explicación sobre esa designación, jueces nacionales? Ustedes, en lo de fondo serán los responsables de lo que está por venir. El país no puede olvidarse de eso. Como tampoco puede olvidarse de que hay una Corte Constitucional a la que le demandamos una decisión firme pero también inmediata. El país espera su decisión para en función de eso saber si siguen en la línea de la independencia o si ya están meditando políticamente sus decisiones.