Leyenda Urbana
ADN controlará la Asamblea Nacional; ni bloqueo, ni sumisión es el reto

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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A punto de iniciar un inédito período legislativo, Ecuador apuesta a que la maldición de Sísifo que parecía haber caído sobre la Asamblea Nacional —porque al igual que el personaje de la mitología griega que nunca pudo llevar la piedra a la cima de la montaña, la Legislatura estaba condenada a fracasar una y otra vez— ahora sea diferente.
Epicentro de la política banal, en la Asamblea se ha escenificado el deterioro democrático del país, porque allí se han sucedido escándalos asombrosos que han mostrado que las categorías morales han sido invertidas, al dar paso a acuerdos antinatura, cotizar cada voto decisivo; colocar zancadillas inverosímiles al oponente o conspirar de manera descarada.
Hoy, con 151 asambleístas, 68 mujeres y 83 hombres; y de entre ellos 19 que tienen entre 18 y 29 años, podría producirse un viraje y una nueva historia legislativa ser escrita.
Con el apoyo del Partido Social Cristiano (PSC), algunos independientes y disidentes, el Gobierno de Noboa podría consolidar una mayoría de 80 votos o más, si se concretan los acuerdos con Pachakutik, con lo que ADN tendría el control de la Asamblea para aprobar las leyes urgentes que el país requiere, para lo cual se necesita mayoría absoluta de 77 votos.
Pero en una elección nada está dicho hasta que se cuenten los apoyos y en el Ecuador aquello se cumple a rajatabla.
Pachakutik que tiene nueve asambleístas —no es un bloque porque se necesita 15 integrantes— podría fracturarse, ya que siete de ellos han dicho que apoyarán al Ejecutivo y dos no se han definido, hasta ahora.
La discrepancia se hizo pública después de que el ministro de Gobierno, José de La Gasca, publicara la foto de una reunión que contó con la mayoría de los asambleístas de Pachakutik, anunciando un acuerdo legislativo.
El presidente prorrogado de la Conaie, Leonidas Iza, los llamó “vendidos y traidores”. Y Pachakutik emitió un comunicado en el que dijo que fue reunión protocolaria y que no hay tal acuerdo.
Solo este miércoles 14 el país sabrá si Pachakutik sigue unido.
También se sabrá si el movimiento RETO, que mantuvo una alianza con la RC5 en las recientes elecciones, da su apoyo ADN, en cuyo caso Raúl Chávez, el segundo asambleísta más votado, tendrá protagonismo no solo en la sesión inaugural, cuando compartirá la mesa directiva junto a Annabella Azín, de ADN, y Alfredo Serrano del PSC.
Aunque han evitado confirmar, lo más seguro es que Niels Oslen, exministro de Turismo en los gobiernos de Guillermo Lasso y Daniel Noboa, presida la Asamblea Nacional, en representación de ADN.
Apetecido por todos, integrar el Consejo de Administración Legislativa (CAL), implica una operación política de precisión, porque estar allí es estratégico; Pachakutik y el PSC buscan las vicepresidencias.
También lo es organizar la Asamblea porque las 15 comisiones legislativas permanentes deben ser integradas mirando las aptitudes de cada asambleísta y mitigando los riesgos para que no sean usadas con fines non sanctum.
Legislar y fiscalizar es la tarea primigenia de la Asamblea, por lo que tener una mayoría oficialista no implica, de manera alguna, renunciar a vigilar al Ejecutivo y pedirle cuentas.
El pueblo no admitirá que la Comisión de Fiscalización vuelva a ser la “comisión de archivo” que engavetaba las denuncias y los juicios políticos, como ocurrió durante el correísmo. Pero tampoco que sea el arma arrojadiza para la revancha política o el freno a las decisiones urgentes.
Sería impresentable reeditar “la Asamblea de sumisos” de la revolución impostada, o la de los “diezmos y repartos de hospitales” de Litardo; la de reparto de puestos públicos de Llori y Saquicela, la que precipitó la “muerte cruzada”; o aquella de la emboscada a la fiscal Salazar en la Comisión de Fiscalización controlado por RC5, movimiento que, según los audios de Verduga, exigía cargos a cambio de posesionar a un funcionario.
La corrupción debe desaparecer de la Asamblea, entiendo que la crisis política del país obedece también a la ausencia de partidos que representen ideologías y principios y que sus militantes se guíen por ellas observando la ética pública.
Tener mayoría en la Asamblea le servirá a Noboa para tramitar leyes y lograr gobernabilidad, y eso es bueno. Pero en política hay que aprovechar el viento a favor para conducir el barco a buen puerto.
Cambiar la Constitución vía reformas en la Asamblea parece el camino más adecuado para acabar con ese mamotreto de Montecristi, y es mejor no perder el tiempo con propuestas absurdas que impliquen dar oportunidad de revancha a un adversario derrotado en las urnas.
La Asamblea que se inicia este miércoles podría ser diferente —esa es la apuesta— pero no será fácil porque la RC5 ha anticipado que no apoyará al Gobierno, y el asambleísta Ricardo Patiño ha anunciado que “resistirán”, aunque no ha explicado lo que aquello significa en una Legislatura.
En un país con emergencias en seguridad y salubridad, con crisis en educación, crisis fiscal y con una tasa de desempleo casi inhumana, la Asamblea está obligada moralmente a tramitar leyes que propicien que el país, en un ambiente de paz, dé oportunidades a sus ciudadanos.
En la mitología griega, Sísifo nunca pudo liberarse del castigo de Zeus; pero ese es un asunto de sus dioses.
En Ecuador apostemos porque la Asamblea Nacional que se inicia este 14 de mayo y que será controlada por ADN, sin sumisos ni obstruccionistas, se supere así mismo, y sea exitosa.