Leyenda Urbana
Ofrecer la revancha a los derrotados, acertijo, misterio y enigma
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Era octubre de 1939 cuando el primer ministro británico, Winston Churchill, dijo en una emisión radiofónica de la BBC, poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, que era imposible predecir lo que haría Rusia porque ese país es “un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”.
Casi un siglo después, me valgo de la frase del líder británico porque parece calzarle a la perfección al Ecuador político de 2025, que está de regreso a las urnas.
Tres derrotas consecutivas del correísmo en la segunda vuelta electoral de 2021, 2023 y 2025 lo despojaron de la posibilidad de regresar al poder, por lo que se creyó que todo estaba consumado, y porque el castigo había comenzado tiempo atrás y fue rotundo.
El pronunciamiento del pueblo ecuatoriano en un referéndum convocado por Lenín Moreno, en febrero de 2018, fue considerado el epitafio político del líder de la organización, al limitar a dos períodos el mandato presidencial, lo que impedía a Rafael Correa volver a postularse, pues había sido reelegido.
Y su destino político quedaba sellado por la decisión de inhabilitar la participación en la vida pública a quienes hayan sido sentenciados por corrupción, al tener condena por cohecho agravado.
Con todo esto, que la campaña por el No a la Constituyente lo hayan abanderado grupos sociales y sindicatos y no la RC, ha hecho sonar las alarmas, más aún tras el anuncio de Luisa González de que se candidatizará para asambleísta constituyente.
Entonces, la gente ata cabos y recuerda que, en junio pasado, noboísmo y correísmo se unieron en la Asamblea y con 125 votos, incluidos los de Pachakutik, se deshicieron del método Webster para asignación de escaños, y resucitaron el de D’Hondt, que años atrás había sido denunciado por favorecer a las mayorías, en desmedro de las minorías. Y eso es inquietante.
Significa que ADN y la RC coparán la Constituyente de 2026, y como para aprobar las decisiones el Estatuto habla de dos tercios de los votos (53 de los 80 que lo integrarán), implica que deberán “ponerse de acuerdo”. Y eso causa escozor porque todos saben que los llamados revolucionarios pretenden la impunidad para sus presos y prófugos.
Una Constitución no puede ser un proyecto político de las fuerzas hegemónicas, que aplauden el hiperpresidencialismo, ni el traje a la medida del gobernante de turno, sino un pacto social.
Que ADN y la RC tengan como enemigo común a la Corte Constitucional (CC), a la que Correa planificó “bajarse”, y contra la cual el Gobierno de Noboa protagonizó dos marchas, y quiere que los vocales puedan ser sometidos a juicio político, solo aumentan los temores.
Voceros oficiales han hablado de convertir a la CC en una Sala de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) lo que implicaría que los jueces estén sujetos al control disciplinario del Consejo de la Judicatura (CJ), hoy controlado por el Gobierno; cuando la Judicatura debe ser una dirección Administrativa y de Talento Humano fortalecida de la CNJ, que se encargue de la selección de jueces; o crear una Escuela de jueces independiente.
En su lugar, emulando a la Bolivia de Evo y al México de López Obrador, proponen que los jueces sean elegidos en las urnas. Y eso es un horror.
Por tanta manipulación, la democracia ecuatoriana, hoy, luce fatigada.
El 13 de mayo pasado, un día antes de que se instale la Asamblea, y once días antes de que Noboa asumiera el poder, escribí en este espacio que, con el enorme apoyo que logró Noboa y su mayoría en le Asamblea, los cambios a la Constitución debían hacerse vía reformas parciales.
Regresar a los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; acabar con el CPCCS, engendro de Montecristi, al igual que con el CJ y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), armadura que blindó a quien propició la Constitución de 2008 y anuló el equilibrio de poderes, y no con propuestas “que impliquen dar oportunidad de revancha a un adversario derrotado en las urnas”.
Pero lo hicieron.
Ante la imposibilidad de entender por qué se pone al país en riesgo dando chance a los de la “tinta voladora”, apelo a Churchill para decir que el Ecuador político parece “un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”.