Venezuela y Nicolás Maduro están destruyendo por dentro al correísmo y a Revolución Ciudadana

La excandidata presidencial Luisa González ha experimentado un cambio de postura algo tragicómico en pocos meses: en la primera vuelta electoral de 2025 siempre se mantuvo firme en no hablar sobre Venezuela ni su dictador, Nicolás Maduro. Cuando se le tocaba el tema, ella pedía cortésmente que se le preguntara sobre los problemas de Ecuador. Ahora, el caso venezolano ha ocupado gran parte de su agenda reciente y ha ahondado más el malestar dentro de Revolución Ciudadana.

Venezuela y Nicolás Maduro, sin pretenderlo, están destruyendo por dentro a Revolución Ciudadana y al correísmo, y la controversia interna por esto ha superado incluso al tema de la tinta bailarina, que ya es vergonzoso de defender por su alto grado de sci-fi. Porque los militantes pueden estar de acuerdo en posicionarse como la oposición al Gobierno de Daniel Noboa, pero otra cosa es ponerse del lado de Nicolás Maduro, convertido en la figura política con más hedor de América del Sur.

La reciente confesión de Rafael Correa sobre su asesoría a Maduro, acompañada de halagos melosos sobre su bondad (con dinero ajeno es fácil ser buena gente), ha sido demoledora. Correa y dos exministros de Economía suyos trabajan para Maduro. Y ese es el problema central: esto ya no es una defensa ideológica a un compañero de ruta del Socialismo del Siglo XXI, sino un mero asunto laboral. Correa está defendiendo al patrón, y justo a uno acusado de narco por la nación más poderosa del planeta.

Y no solo eso. Lo grave es no darse cuenta de que, con Donald Trump, el contexto geopolítico de América Latina ha cambiado dramáticamente. Venezuela y Maduro están en la mira militar de Estados Unidos, que ha dado pasos financieros y diplomáticos para arrinconar a los chavistas, ahora considerados oficialmente como terroristas narcotraficantes. El mismo Correa ha sido sancionado con el impedimento a él y sus familiares de entrar a Estados Unidos, y eso no fue por ser progresista o por leer a Eduardo Galeano y sus venas abiertas, sino por sus vínculos con Venezuela.

Más allá de la existencia real del llamado Cartel de los Soles, es objetivamente cierto que todo aquel que se relacione con Maduro será considerado, automáticamente, como cómplice de un terrorista narcotraficante por cuya cabeza se ofrecen USD 50 millones. ¿Es tanto lo que Correa le debe a Maduro, que está dispuesto a arrastrar a sus militantes a las peligrosísimas posibilidades que esto implica?

Los alcaldes y prefectos de Revolución Ciudadana son los más expuestos, porque deben elegir a qué le dan prioridad, a la responsabilidad de sus cargos o a las posiciones doctrinarias de su movimiento o, mejor dicho, de Correa, que aún lo digita todo desde Bélgica. Aquiles Alvarez (alcalde de Guayaquil) y Pabel Muñoz (de Quito) han elegido responder a sus obligaciones como autoridades, como es lógico, y por eso acompañaron al Gobierno en las reuniones previas a la visita de Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos.

Para Correa, esto ha sido una traición peor que la de Bruto a César, aunque de todos modos Muñoz y Alvarez sí dejaron claras sus diferencias con el Gobierno con respectos a otros asuntos. Aunque su exministro Kintto Lucas resumió mejor el sentimiento del ala dura que apoya a Maduro: "Lo terrible es cuando ciertas autoridades se dejan utilizar por el Gobierno para atacar a su propio sector y a su compañera presidenta, y ademas ayudan a justificar la falsa narrativa gubernamental".

Lucas prosiguió: "Estamos en un momento de crisis ideológica fundamental, pero sobre todo de crisis ética, dónde el interés por un puestito, por una candidatura, por una aspiración personal, por copar un sector, se coloca por encima de los intereses colectivos". En otras palabras, Lucas cree que los alcaldes, que afrontan fuertes presiones desde el Gobierno, están pensando en sus puestitos en lugar de adherirse a la lucha latinoamericana contra la invasión. Qué horror.

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Luisa González compartió ese mensaje de Lucas en sus redes sociales y también lanzó uno propio, en que insulta a Marco Rubio y subestima a los alcaldes: "Es profundamente lamentable que dos de nuestros principales alcaldes, que llegaron a su Alcaldía con votos de Rafael Correa como son Aquiles y Pabel Muñoz, se hayan prestado para asistir a la preparación de la llegada de un individuo de este nivel, farsante y cómplice de los verdaderos delincuentes".

González también reaccionó después de que Aquiles Alvarez, alcalde auspiciado por el correísmo, expresó que respalda la lucha contra cualquier organización vinculada al narcotráfico, y que en esto "no tiene nada que ver lo que diga cualquier militante político de la Revolución Ciudadana".

"Con todo cariño, alcalde Alvarez, la postura contra LA INJERENCIA en Latinoamérica con el nuevo PLAN CÓNDOR SIGLO XXI no es de “un militante cualquiera”, es la postura de Rafael Correa, presidente Vitalicio de la RC5, Luisa González Presidenta de la RC5 y del Movimiento RC5", enfatizó González en su cuenta de la red social X, con el poco elegante recurso de poner las mayúsculas, un equivalente a gritar.

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Esto se complica porque el asambleísta Raúl Chávez, de la bancada Ciudadana en la Asamblea Nacional, pero militante de Reto al igual que Aquiles Alvarez, expresó que respalda las palabras del alcalde de Guayaquil y que todos los integrantes de la oposición tienen derecho a opinar. "El marco de respeto comienza por que cada uno pueda expresar lo que piensa", dijo Chávez.

Ya existe una corriente que promociona a Aquiles Alvarez como candidato a la Presidencia, aunque primero debe superar el escollo del caso Triple A. De todos modos, incluso con ese fardo judicial se lo posiciona con más aceptación que la misma Luisa González.

Todo esto está trufado por una enorme preocupación que sobrevuela a los militantes: que se judicialicen los rumores de que se pretende acusar a Revolución Ciudadana de recibir fondos de Venezuela para las campañas electorales, en especial las presidenciales. Por eso, una parte de la militancia de RC lamenta que no se haya cortado ese larguísimo cordón umbilical con el chavismo y quiere librarse de eso en la próxima convención de Revolución Ciudadana, donde todo podría implosionar.