¿Por qué la visita de Marco Rubio compromete la visión bélica de Ecuador contra el crimen organizado?
El secretario de Estado de Estados Unidos anunció cooperación de cerca de USD 20 millones para seguridad en Ecuador, pero también habló de que el país ejecute ataques contra grupos terroristas.

El presidente Daniel Noboa y sus ministros se reunieron con el secretario de Estado, Marco Rubio, en Quito, el 4 de septiembre de 2025.
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La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a Ecuador dio un espaldarazo a la gestión del presidente Daniel Noboa. Esto podría abrir la puerta a la nominación de un nuevo Embajador en Quito, que se quedó sin un representante de Washington desde abril de 2025.
La temprana salida de Arthur Brown se atribuyó, en ese momento, a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Sin embargo, su política de 'primero América' hizo que la histórica política exterior estadounidense dé un giro radical y se vuelva imprevisible.
Por ejemplo, Trump ha nominado a embajadores para 11 de los 27 países del continente. Los tres primeros, ya ratificados por el Congreso, fueron Canadá, México y Panamá, con los que el Mandatario lanzó sus polémicas medidas iniciales. Pero Ecuador no está en esa lista.
Sin embargo, con el despliegue de fuerza militar estadounidense en el Caribe, para supuestamente cortar las rutas del narcotráfico que salen desde las costas venezolanas, la presión que impone ese país sobre Latinoamérica empieza a cambiar.
El viaje del Secretario de Estado a Ciudad de México y a Quito logró que Washington mantenga el control de la narrativa sobre su primer ataque a una lancha venezolana, que salía presuntamente con una carga de narcóticos hacia el norte. Una medida que se repetirá, según las autoridades estadounidenses.
Uso de fuerza letal
Justamente desde Quito, Marco Rubio afirmó que los países aliados de Trump podrían tomar las mismas medidas: el uso de la fuerza letal contra los narcoterroristas. Lo dijo acompañado de la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld, quien asentía a su lado, inmutable frente a las cámaras.
El Secretario de Estado saludó la "increíble disposición" del gobierno de Noboa para enfrentarse al crimen organizado, pese a los riesgos personales y sociales. Explicó que la declaración de bandas ecuatorianas como grupos terroristas, permitirá compartir información de inteligencia con ese fin: "ejecutar operaciones potencialmente letales, la capacidad de matar terroristas, pero no por nosotros (Estados Unidos), sino por el país anfitrión (Ecuador)".
Esto choca con las líneas trazadas por los acuerdos de cooperación militar, negociados en el periodo anterior, que buscaban el arribo de fuerzas estadounidenses a operar en Ecuador, con inmunidad, pero bajo ciertos parámetros.
Tampoco coincide con la visión del presidente Noboa de permitir la instalación de bases militares extranjeras en territorio nacional y que irá a referendo en los próximos meses. Incluso, el mismo Rubio afirmó que primero tendría que existir una invitación formal y que, después, Washington analizaría el escenario.
El intercambio de favores con Washington
Los gobiernos de Estados Unidos y Ecuador calificaron la reunión en Quito de "muy productiva" y el principal tema de conversación para Washington fue la seguridad. A diferencia de las autoridades locales, el secretario de Estado, Marco Rubio, fue muy claro y directo en su visión.
El representante de Donald Trump advirtió que no hay crecimiento económico sin estabilidad y que, además, la inversión extranjera tampoco llega a un país inseguro. Pero inmediatamente culpó al crimen organizado transnacional de la crisis de violencia que vive Ecuador y alabó al presidente Daniel Noboa por enfrentarlo como "nunca nadie lo ha hecho antes".
Por eso ofreció USD 13,5 millones en cooperación de seguridad, otros USD 6 millones para vehículos aéreos no tripulados para la marina ecuatoriana e incluso capacitaciones. La promesa de incrementar el apoyo a Ecuador en la lucha contra el narcotráfico fue central en su discurso.
Mientras que la canciller Sommerfeld enfatizó que Ecuador sí recibirá deportados de terceros países, "porque es importante para nuestro socio". Aunque insistió en que se tratará solo de personas que buscaban o tenían refugio en Estados Unidos. Y, recordando la soberanía del Estado, advirtió que el Gobierno mantendría el derecho a veto de esos perfiles.
La funcionaria ecuatoriana también enumeró una serie de anhelos del Ejecutivo: la actualización del tratado bilateral de extradición, derribar las barreras a la relación comercial, el apoyo a los programas pendientes en el Fondo Monetario Internacional, el financiamiento de proyectos de infraestructura y energía.
Aunque Rubio estuvo cerca de dos horas y media en Carondelet, en reuniones a puerta cerrada, su respuesta fue que son temas que no son de su responsabilidad y que Estados Unidos analizará. Aunque señaló que espera que haya buenas noticias en las próximas semanas.
Así, los acuerdos y hojas de ruta reservados, seguirán avanzando a medida que la Casa Blanca lo decida y siga viendo a Ecuador como un aliado estratégico en la región, que avance a la par con sus objetivos militares y políticos.
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