Mientras el mundo mira hacia Ucrania, los déspotas más siniestros de América Latina han redoblado su persecución contra críticos y disidentes.
En Cuba 128 personas, en su mayoría artistas e intelectuales, fueron condenadas a largas penas de cárcel de hasta 30 años por haber participado en una manifestación. Y en Nicaragua, la líder opositora Cristiana Chamorro fue condenada a ocho años de cárcel, con base en testimonios falsos de policías.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.