“Solo ayer y hoy ha venido el tanquero”: se cumple el octavo día sin agua en el sur de Quito
Aunque las autoridades municipales anunciaron el arranque de los trabajos para reemplazar los 350 metros de tubería afectados en El Troje, habitantes de sectores como Turubamba de Monjas Alto siguen corriendo detrás de los tanqueros para conseguir llenar unos baldes con agua.

Habitantes del sur de Quito afectados por el desabastecimiento de agua. 17 de juli ode 2025
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Andrés Salazar / PRIMICIAS
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Este jueves 27 de julio de 2025 se cumple el octavo día desde que seis parroquias del sur de Quito quedaron sin servicio regular de agua potable, debido a un deslizamiento de tierra que dañó la tubería que conecta la laguna de La Mica con la planta de El Troje.
El Municipio anunció que ya se ha retirado por completo el tramo colapsado y que arrancaron los trabajos de instalación de una nueva tubería de 350 metros, aunque todavía no hay una fecha oficial para el restablecimiento total del servicio, se prevé que sea el fin de semana.
El daño dejó a cerca de 88.000 familias afectadas, una situación que ha generado fuertes críticas desde el Gobierno por la falta de capacidad de respuesta inmediata del municipio.
En reacción, este jueves, el Municipio también comunicó que incrementó el número de tanqueros contratados, como parte de la dotación emergente.
Sin embargo, en barrios como Turubamba de Monjas Alto, los vecinos denuncian que el agua recién está empezando a llegar esta semana.
Durante un recorrido realizado por PRIMICIAS, se pudo constatar cómo la sirena de un vehículo que acompaña al tanquero es ahora una alerta que moviliza a decenas de personas con tachos, botellones y baldes.
“Estamos jodidos sin agüita, sin nada. Gracias a Dios que hoy ha venido el tanquero. Si no, no tenemos ni para el baño”, lamentó Mariana Mancheno, vecina del sector. A su lado, una tina con agua racionada intenta suplir lo básico.
En las calles de este barrio, a más de 2.800 metros sobre el nivel del mar, la desesperación se siente a cada paso. Estela Pineda cuenta que hasta ahora solo han recibido agua dos veces:
“Antes no venía el tanquero. Solo ayer y hoy. Tenemos que bañarnos con poquitín de agua en baldecitos. Para lavar ropa, nada. Hay un montón apilada”.
Jorge Masache, otro morador de Turubamba, dijo que la situación ha sido tan crítica que los primeros días apenas alcanzaban un “tachito” por familia:
“Nos abastecemos con dos baldes para la comida. No más. Ahora, al menos, vienen en la mañana y a veces en la tarde, pero no es suficiente”.
Respuesta institucional y presión social
Personal de la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS) explicó que los nuevos trabajos incluyen “una intervención estructural para evitar futuros colapsos”, y que se han reforzado las rutas de abastecimiento con tanqueros, tanto municipales como contratados.
El alcalde anunció a inicios de semana que el número de tanqueros aumentó a 71, aunque los habitantes del sur estiman que eso aún no es suficiente para atender a casi medio millón de personas.
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Mientras tanto, como se ha documentado en jornadas anteriores, miles de familias han optado por recolectar agua de vertientes, ojos de agua o pozos naturales, muchos de ellos sin infraestructura mínima para su potabilización.
En sectores como Nueva Aurora y El Garrochal, los propios vecinos instalaron tubos, improvisaron lavanderías comunitarias y adaptaron las fuentes naturales que han estado allí por décadas, pero que hoy se han vuelto vitales.
Mientras tanto, miles de hogares siguen sin poder lavarse, cocinar normalmente o mantener hábitos mínimos de higiene.
“Dios permita que ya venga el agua, porque estamos bien mal”, repite Estela Pineda, balde en mano.
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