Ecuador camina sobre una cuerda fiscal, con USD 13.000 millones en nueva deuda en 2026 y un déficit persistente
El Ministerio de Finanzas proyecta necesidades de deuda pública por USD 12.999 millones en 2026. La cifra incluye una emisión de bonos internacionales por USD 3.000 millones.

Un conjunto de billetes de 100 dólares.
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El Gobierno ecuatoriano prevé endeudarse por USD 12.999 millones en 2026, según el Plan Anual de Endeudamiento (PAE) publicado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) junto con la Proforma Presupuestaria 2026. Esta planificación incluye tanto operaciones de financiamiento externo como interno, con la posibilidad de retornar a los mercados internacionales de bonos soberanos.
De acuerdo con las proyecciones de Finanzas, el déficit global del Presupuesto General del Estado (PGE) alcanzará USD 5.414 millones en 2026, equivalente al 3,9% del PIB. Aunque está prevista una leve reducción respecto al 4,4% estimado para 2025, el espacio fiscal continúa limitado.
Ante este panorama, el PAE establece cubrir las necesidades de financiamiento mediante recursos de deuda pública, por un total de USD 12.999 millones. De ese monto, USD 7.299 millones corresponderán a deuda externa, mientras que USD 5.700 millones provendrán del mercado interno.
El financiamiento interno gana protagonismo, pero aumenta la presión por vencimientos
En los últimos años, el financiamiento interno se ha convertido en una fuente importante de liquidez del Presupuesto General del Estado (PGE). El PAE estima que el Gobierno colocará USD 5.700 millones en bonos de deuda interna.
El cronograma de Finanzas prevé emisiones trimestrales: USD 1.425 millones en el primer trimestre, USD 1.480 millones en el segundo, USD 1.345 millones en el tercero y USD 1.450 millones en el cuarto trimestre.
Con este esquema, el Gobierno busca mantener un flujo de colocaciones que le permita sostener la liquidez fiscal y amortiguar eventuales retrasos en los desembolsos externos o caídas en los ingresos tributarios.
Pero el perfil de vencimientos muestra que la deuda doméstica también enfrenta un calendario de obligaciones cada vez más exigente. Entre 2025 y 2026, los vencimientos de bonos y obligaciones internas suman USD 4.560 millones en capital y cerca de USD 2.100 millones en intereses.
Entre 2027 y 2040, los compromisos de deuda interna ascienden a más de USD 17.700 millones en capital y USD 4.900 millones en intereses, señal de una acumulación de vencimientos que podría tensionar la caja fiscal en los próximos años.
Aunque el mercado interno es una pieza clave del financiamiento público, su expansión debe administrarse con cautela, dado el riesgo de absorción de liquidez del sistema financiero y la posibilidad de desplazar crédito al sector privado.
Multilaterales, el soporte central del financiamiento externo ecuatoriano
Dentro del Plan Anual de Endeudamiento, los organismos multilaterales continúan siendo la columna vertebral del financiamiento externo de Ecuador, tanto por su peso dentro del total de deuda programada como por las condiciones más favorables que ofrecen frente a los mercados internacionales.
De los USD 7.299 millones previstos en nuevas operaciones de deuda externa, USD 2.983 millones provendrán de organismos multilaterales y USD 1.316 millones de créditos atados a proyectos de inversión, juntos significan más de la mitad del financiamiento externo (59%).
De los USD 1.316 millones en créditos atados, USD 780 millones provendrán de acuerdos bilaterales con gobiernos —principalmente de China, Corea del Sur y Japón—, mientras que USD 525 millones llegarán desde multilaterales.
Si bien estos recursos impulsan la inversión pública, los créditos atados restringen la flexibilidad fiscal, dado que los fondos solo pueden utilizarse en los proyectos previamente acordados.
Pero el plan también prevé desembolsos de libre disponibilidad por USD 2.983 millones, que constituyen la principal fuente de liquidez externa proveniente de los organismos multilaterales.
El PAE identifica como principales contrapartes al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y El Caribe (CAF), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento del Banco Mundial (BIRF), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Estas instituciones mantienen líneas activas de crédito y programas de apoyo presupuestario que se ejecutarán a lo largo del año, con desembolsos programados de manera escalonada entre el primer y cuarto trimestre.
Estos recursos pueden destinarse a cubrir necesidades de caja o financiar gasto corriente, otorgando mayor margen de maniobra fiscal al Estado. El calendario de Finanzas muestra que estos flujos estarán liderados por el FMI (USD 1.333 millones), seguido del BIRF (USD 750 millones), el BID (USD 600 millones), la CAF (USD 300 millones) y el FIDA (USD 175 millones).
En conjunto los créditos atados y los de libre disponibilidad totalizarán USD 4.299 millones provenientes principalmente de multilaterales, consolidando a estas instituciones como un ancla de estabilidad y financiamiento del presupuesto 2026.
Sin embargo, la continuidad de estos desembolsos dependerá del cumplimiento del programa en marcha con el FMI. El acuerdo constituye una condición habilitante para acceder a nuevas líneas de crédito, ya que su cumplimiento funciona como señal de confianza para el resto de los acreedores multilaterales.
Además, el programa busca fortalecer la sostenibilidad fiscal, mejorar la transparencia del gasto y reforzar la credibilidad macroeconómica, factores que inciden directamente en la evaluación de riesgo y en la disponibilidad de financiamiento externo.
El regreso de Ecuador al mercado internacional de bonos
El PAE contempla que el país podría volver a los mercados internacionales de capitales, con una emisión estimada de USD 3.000 millones durante el segundo semestre del año.
De concretarse, sería la primera colocación soberana desde 2020, cuando Ecuador culminó el proceso de reestructuración de su deuda externa tras alcanzar un acuerdo con los tenedores de bonos globales.
Según el documento del Ministerio de Finanzas, los recursos provenientes de esta emisión formarían parte del financiamiento externo de libre disponibilidad, destinados a cubrir necesidades de caja y apoyar la ejecución presupuestaria.
El retorno al mercado internacional marcaría un cambio en la estrategia de financiamiento, orientado a diversificar las fuentes de recursos y reducir la dependencia de los créditos multilaterales e internos.
Sin embargo, el éxito de una operación de este tipo dependerá en gran medida de las condiciones financieras globales y del nivel del riesgo país (EMBI), indicador que mide la prima de riesgo exigida por los inversionistas para adquirir deuda ecuatoriana frente a activos considerados libres de riesgo, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
En la práctica, el EMBI funciona como un termómetro de confianza sobre la solvencia fiscal del país. El riesgo país de Ecuador ha mostrado una tendencia descendente desde finales de 2023, cuando superaba los 2.000 puntos básicos, hasta ubicarse por debajo de los 800 puntos en la última parte del 2025.
Pese a la mejora, el nivel actual del riesgo país aún se considera elevado para una emisión soberana exitosa. Según el MEF: “Históricamente, las colocaciones de deuda ecuatoriana han resultado sostenibles cuando el EMBI se mantiene entre 500 y 700 puntos básicos, rango en el que los mercados perciben un riesgo moderado y exigen tasas de interés más manejables”.
El Anexo de Riesgos Fiscales de Finanzas reconoce estas limitaciones y subraya que la proyección es de carácter indicativo, por lo que los montos y el calendario de emisión podrían modificarse según las condiciones del mercado.
El documento también advierte que un incremento del riesgo país encarecerá el acceso al crédito y presionará las necesidades de refinanciamiento en el mediano plazo.
Una emisión internacional de bonos en 2026 tendría un doble efecto: aumentaría la liquidez fiscal y aliviaría la presión sobre el mercado doméstico, pero también elevaría los compromisos de servicio de deuda externa en los años siguientes.
El desafío del Gobierno es por lo tanto equilibrar la necesidad de obtener recursos frescos con el compromiso de mantener una trayectoria de deuda sostenible, evitando operaciones que comprometan las finanzas públicas a tasas excesivamente altas.
La planificación oficial muestra que Ecuador deberá recurrir nuevamente a los mercados internacionales para cubrir parte de sus necesidades de financiamiento, pero esa decisión solo será viable si las condiciones financieras mejoran.
Emitir bonos con un riesgo país todavía elevado sería fiscalmente costoso e irresponsable. El retorno a los mercados internacionales debería darse únicamente cuando la economía muestre señales claras de estabilidad y el país pueda volver a hacer lo que cualquier economía normal hace: refinanciar su deuda en condiciones razonables y sostenibles.
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