Ciberseguridad: cómo detectar estafas digitales y protegerte del phishing
El phishing y otras estafas digitales crecen a pasos agigantados en Latinoamérica. Conoce cómo operan los ciberdelincuentes, por qué estas trampas siguen siendo efectivas y cómo puedes prevenir caer en ellas.

Esta imagen muestra una escena conceptual relacionada con la ciberseguridad y el hacking.
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En la era digital, donde gran parte de nuestras interacciones ocurren en línea, las estafas digitales se han convertido en una amenaza cotidiana. Desde correos falsos hasta mensajes sospechosos en redes sociales, cada clic puede ser una trampa. Las víctimas no siempre son personas sin conocimientos tecnológicos, lo que demuestra que todos estamos expuestos. Y es ahí donde entra uno de los métodos más utilizados y efectivos por los ciberdelincuentes: el phishing.
Emiliano Piscitelli, experto en ciberseguridad y CEO de BeyGoo —plataforma especializada en protección contra riesgos digitales— lo explica con claridad: “Todo lo que termina en ishing es suplantación de identidad. Phishing, vishing, smishing... la diferencia es el medio. El phishing clásico llega por correo electrónico o páginas clonadas, el vishing utiliza la voz (llamadas) y el smishing llega por SMS o códigos QR”, dice a Gestión. Pero lo más peligroso, agrega, es que estos métodos apuntan al eslabón más débil de la cadena: el ser humano.
¿Qué es el phishing y por qué sigue siendo tan efectivo?
A pesar de los avances en seguridad digital, el phishing no solo se mantiene, sino que evoluciona. “Mientras la tecnología avanza, el humano muchas veces no es consciente de los riesgos. Usamos la misma contraseña para todo, no activamos la autenticación en dos pasos y hacemos clic en cualquier cosa que nos llega”, señala Piscitelli.
Estas prácticas, aparentemente inofensivas, abren puertas a estafas millonarias. Los delincuentes no necesitan ser hackers sofisticados: basta un mensaje convincente y un usuario distraído. Esa es la razón por la que el phishing no solo sigue vigente, sino que cada vez funciona mejor.
Tipos de estafas digitales más comunes hoy en día
Aunque el phishing tradicional sigue activo, hoy se destacan otras modalidades más “sociales” e inmediatas. Una de las más comunes es la suplantación de identidad en redes sociales. Según Piscitelli, los delincuentes clonan perfiles de empresas, bancos, figuras públicas o incluso familiares, con el objetivo de engañar al usuario.
Un caso recurrente es el de mensajes dirigidos a jubilados y pensionados. Ofrecen descuentos de hasta el 90% en medicamentos, promociones de telefonía o internet, y al hacer clic, el usuario es dirigido a un número de WhatsApp. Allí lo espera un supuesto ejecutivo bancario o funcionario estatal que, con técnicas de ingeniería social, termina robando datos o incluso dinero. En muchos casos, inducen a compartir pantalla, transferir fondos o abrir cuentas a nombre de la víctima.
¿Cómo identificar una estafa digital a tiempo?
El primer paso para evitar caer en estas trampas es reconocer las señales de alerta. Piscitelli recomienda desconfiar de cualquier mensaje que incluya premios inesperados, sorteos milagrosos o beneficios desproporcionados. “Ningún banco o entidad financiera legítima te va a pedir que hagas clic en un enlace desde una red social. Tampoco te llamarán sin que tú lo hayas solicitado”, explica.
Ante la duda, la mejor acción siempre es verificar: visitar el sitio oficial de la empresa, llamar a su línea de atención o acudir a una sucursal. No se debe confiar en enlaces recibidos por mensajes ni en cuentas de redes sociales no verificadas. “Si te llega una promoción de un sorteo de un departamento, pregúntate: ¿qué empresa sortea un departamento y no lo comunica por sus canales oficiales?”, remarca el especialista.
Redes sociales: un riesgo cuando compartimos demasiado
Más allá de los fraudes directos, hay un riesgo silencioso en el uso diario de redes sociales: la sobreexposición de datos personales. “Muchas veces padres suben fotos de sus hijos sin saber que esas imágenes pueden ser descargadas por personas con fines delictivos”, advierte Piscitelli.
Además, compartir tu ubicación, tus rutinas o el hecho de que estás de vacaciones puede ser aprovechado por ladrones físicos. “Tengo casos en los que asaltaron una casa porque sabían que la familia estaba de viaje. Las redes son un espejo que los delincuentes usan para espiarnos”, concluye.
A diferencia de lo que muchos imaginan, las redes de estafas digitales no siempre son organizaciones sofisticadas con base en el extranjero. “No son superorganizaciones norcoreanas. Están acá a la vuelta. Cualquiera con un celular y conexión puede convertirse en ciberdelincuente”, afirma Piscitelli.
Y en América Latina, esta amenaza es aún mayor. La región se ha convertido en un blanco frecuente debido a la facilidad con la que se puede acceder a métodos de estafa y a la baja percepción de riesgo por parte de los usuarios. Uno de los métodos más sigilosos que crece en la región es el uso de malware como el info-stealer, que infecta dispositivos y roba credenciales, archivos y hasta accesos bancarios sin que el usuario se entere.
¿Qué hacer si ya caíste en una estafa digital?
Si sospechas que fuiste víctima de una estafa digital, actúa rápido:
Cierra todas tus sesiones activas en dispositivos y redes.
Cambia todas tus contraseñas, comenzando por las del correo electrónico y banca online.
Activa la autenticación en dos pasos en todas tus cuentas importantes.
Revisa tus movimientos bancarios y notifica cualquier transacción sospechosa.
Haz la denuncia ante la fiscalía correspondiente o la unidad de delitos informáticos de tu país.
Informa a tus contactos para que estén alertas y no caigan en trampas similares si los delincuentes usan tus datos.
Las estafas digitales seguirán creciendo mientras los usuarios no adoptemos una cultura de prevención. La clave no está solo en tener un buen antivirus o herramientas tecnológicas, sino en desarrollar el sentido crítico para desconfiar, verificar y proteger nuestra información.
Como dice Emiliano Piscitelli, “la tecnología avanza, pero si el humano no toma conciencia, los ciberdelincuentes seguirán teniendo ventaja”.
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