Cómo armar tu presupuesto para 2026 y empezar el año con el control de tus finanzas
El inicio de un nuevo año es la mejor oportunidad para ordenar las finanzas y tomar mejores decisiones con el dinero. Armar un presupuesto para 2026 es una herramienta para vivir con más tranquilidad, propósito y buena salud financiera.

Una calculadora, billetes y una libreta sobre una mesa.
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Enero suele venir cargado de buenas intenciones: “Este año voy a ahorrar”, “este año no me endeudo”, “este año voy a organizarme mejor”. Sin embargo, sin un plan claro, esas frases se quedan en deseos. El calendario cambia, pero los hábitos financieros suelen repetirse.
Armar un presupuesto al inicio del año no es solo un ejercicio matemático, es una forma de poner orden, tomar conciencia y decidir con intención cómo se va a usar el dinero durante los próximos 12 meses. Para María de Lourdes Hernández, instructora de educación financiera en Finanzas On, todo comienza mucho antes de abrir un Excel: empieza con la forma en la que las personas entienden su vida, sus creencias y su relación con el dinero.
Ella explica que cuando una persona llega a un nuevo año con confusión —emocional, física o incluso espiritual— esa desorganización se refleja directamente en sus finanzas. Si el año anterior fue complicado, improvisado o desordenado, el presupuesto del nuevo año debe partir reconociendo esa realidad para corregirla, no para ignorarla.
El presupuesto como reflejo de tu estilo de vida
Uno de los errores más comunes al planificar las finanzas es construir un presupuesto basado en comparaciones. Redes sociales, estilos de vida ajenos, lo que hace el vecino o lo que “se supone” que debería hacerse terminan influyendo más que las propias necesidades.
Según la experta, “el primer paso es definir cuál es el estilo de vida real que se quiere y se puede sostener, no el que se ve afuera. Cuando no existe esa claridad, se gasta por imitación y no por necesidad”. Y eso, tarde o temprano, pasa factura.
Un presupuesto bien armado no busca encajar en un molde, sino responder preguntas muy concretas: ¿qué es urgente?, ¿qué es importante?, ¿qué puede esperar?, ¿qué realmente aporta bienestar?
Paso 1: Empezar por los ingresos
El presupuesto para 2026 debe comenzar por identificar con claridad de dónde viene el dinero. No solo el sueldo mensual, sino cualquier ingreso adicional: bonos, utilidades, comisiones, ventas ocasionales, intereses, rentas o ingresos extra por talentos personales.
“Muchas personas subestiman ingresos pequeños o variables y luego se sorprenden cuando el dinero desaparece. Tenerlos identificados permite tomar mejores decisiones y evitar gastos improvisados”, dice Hernández .
Aquí la recomendación es clara: anotar todos los ingresos mensuales y anuales en un solo lugar. Este será el punto de partida realista del presupuesto.
Paso 2: El ahorro no es lo que sobra, es lo primero que se separa
Uno de los pilares del método que enseña María de Lourdes es contundente: el ahorro va primero, no al final. Esperar a que sobre dinero para ahorrar suele ser una receta para no ahorrar nunca.
Ella recomienda separar al menos el 10% del ingreso apenas se recibe, ya sea salario, bono o ingreso extra. Y si es posible, aumentar ese porcentaje a 20% o incluso 25%. Pero hay un detalle clave: el ahorro debe tener nombre y propósito.
No es lo mismo “guardar dinero” que “ahorro para el viaje de julio”, “ahorro para la entrada del auto” o “ahorro para emergencias”. Cuando el ahorro tiene un objetivo claro, se protege. Cuando no lo tiene, se gasta con facilidad.
Ponerle nombre, monto y plazo al ahorro transforma la relación con ese dinero: deja de ser tentación y se convierte en compromiso.
Paso 3: Entender la estructura real de tus gastos
Una vez identificados ingresos y ahorro, llega el momento de analizar los gastos. Aquí es donde muchas personas descubren que el problema no está en cuánto ganan, sino en cómo gastan.
La experta recomienda hacer una distinción fundamental entre gastos fijos y gastos variables.
Gastos fijos
Son aquellos que se repiten cada mes y suelen ser previsibles:
- Vivienda (arriendo o hipoteca)
- Servicios básicos
- Alimentación
- Transporte
- Educación
- Salud
Estos gastos forman la base del presupuesto y deben estar claramente definidos.
Gastos variables
Aquí entra todo lo que cambia mes a mes:
- Diversión
- Salidas
- Farmacia ocasional
- Belleza
- Compras no planificadas
- Generosidad y apoyo familiar
Hernández explica que cuando se necesita ajustar el presupuesto, no se recorta lo esencial, sino estos gastos variables pequeños pero constantes, esos “gastos hormiga” que parecen inofensivos, pero se acumulan sin control.
Un error frecuente es pensar que el presupuesto elimina el disfrute. La experta es clara en este punto: la diversión y la generosidad también deben estar presupuestadas.
Salir, compartir, ayudar a familiares o aportar a causas solidarias no es un error financiero. El problema aparece cuando se hace sin límites ni planificación. Presupuestar estos rubros permite disfrutar sin culpa y sin desorden.
Además, ella destaca algo poco mencionado: cuando una persona es consciente de cuánto puede dar, evita caer en la culpa o en la escasez emocional. Dar con orden también es parte de una salud financiera integral.
El crédito: cuando deja de ser herramienta y se vuelve problema
Otro punto clave del presupuesto para 2026 es el manejo del crédito. La especialista advierte que cuando una persona comienza a usar préstamos para cubrir gastos básicos —como luz, agua o alimentación— ya existe una señal clara de sobreendeudamiento.
El problema no es la tarjeta de crédito, sino perder la proporción. Ella menciona que muchas personas destinan 30% o 40% de sus ingresos solo a pagar créditos, dejando muy poco margen para gastos reales y ahorro.
Un presupuesto sano limita el uso del crédito y lo alinea con la capacidad real de pago. Endeudarse más allá de eso solo genera una bola de nieve difícil de detener.
Identificar los picos de gasto del año
Un buen presupuesto anual anticipa los meses más exigentes. La experta menciona algunos momentos clave:
- Diciembre (Navidad y fin de año)
- Enero (pagos acumulados)
- Inicio de clases (septiembre)
- Vacaciones (julio, agosto)
Anticipar estos picos permite ahorrar antes y no recurrir al crédito en el momento más caro.
Armar el presupuesto para 2026 es una decisión estratégica. No se trata de controlar cada centavo con rigidez, sino de saber hacia dónde va el dinero y por qué.
Como enseña María de Lourdes, el presupuesto es una herramienta para vivir mejor, no para vivir con miedo. Cuando el dinero tiene un plan, la mente descansa, las decisiones se ordenan y el año comienza con más claridad.
El mejor momento para empezar no es cuando sobre dinero, sino ahora. Porque un nuevo año bien planificado no garantiza riqueza inmediata, pero sí algo mucho más valioso: tranquilidad y control.
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