Esta es la historia de 'Lobo Menor' y 'Gordo Luis', cabecillas de Los Lobos involucrados en crimen de Fernando Villavicencio

La justicia ecuatoriana busca cerrar uno de los capítulos más oscuros y complejos de su historia reciente. El próximo 26 de diciembre de 2025, la Fiscalía General del Estado avanzará en el caso que investiga a los autores intelectuales del asesinato de Fernando Villavicencio, ocurrido el 9 de agosto de 2023. 

En el centro de esta nueva fase procesal aparecen tres nombres que personifican la mutación del crimen organizado en Ecuador: Wilmer Chavarría, alias ‘Pipo’, el líder máximo de Los Lobos cuya captura en España puso fin a años de una muerte fingida; y sus dos lugartenientes estratégicos, Ángel Esteban Aguilar Morales, alias ‘Lobo Menor’, y Luis Alfredo Arboleda Andrade, alias ‘Gordo Luis’.

Sobre estos dos últimos, la sombra del anonimato ha empezado a disiparse tras los testimonios clave de Marcelo Lasso Saavedra y Lenin Vimos, quienes han dibujado una presunta estructura en la que la la política y el crimen organizado se mezclaron.

Los Lobos y el caso Villavicencio

¿El rol del 'Lobo Menor'?

Ángel Esteban Aguilar Morales, conocido en el mundo del hampa como ‘Lobo Menor’, no es un integrante cualquiera de la organización. Es el hijastro de ‘Pipo’ y sobre sus hombros recayó la responsabilidad de mantener el control de la banda cuando su mentor huyó a Europa.

Según el testimonio de Marcelo Lasso, quien fuera la mano derecha de Leandro Norero en la cárcel de Latacunga, Aguilar Morales guardaba un odio visceral contra José Serrano, el exministro del Interior hoy detenido en Miami y otro de los procesados en el caso Villavicencio. 

El motivo de este "odio" era personal, según Lasso. Serrano habría sido quien lo envió a prisión por el asesinato de su hermano en una discoteca, un hecho que Aguilar describía como un riña espontánea que ocurrió bajo los efectos del alcohol. 

Sin embargo, dijo el testigo, ese resentimiento quedó de  lado y el ‘Lobo Menor’ terminó aceptando trabajar junto a Serrano, bajo la mediación de Daniel Salcedo —otro procesado en el caso—, para cumplir el encargo de matar a Villavicencio.

Desde su refugio en Turquía y México, Aguilar Morales habría coordinado los movimientos de la organización: una de sus tareas era asegurarse que el plan no se filtrara antes de tiempo.

Las tareas del 'Gordo Luis'

Luis Alfredo Arboleda Andrade, alias ‘Gordo Luis’, representaba el brazo logístico y operativo internacional de Los Lobos. Su rol, según los testimonios que recibió la Fiscalía, fue fundamental para concretar la alianza con las disidencias de las FARC, específicamente con el Frente Oliver Sinisterra. 

Según Lasso, fue Arboleda quien viajó a Cali, Colombia, para entregar medio millón de dólares en efectivo a los sicarios encargados de la ejecución. Este movimiento habría sido parte de un fondo común de USD 1 millón recaudado, según las versiones en el expediente, por una cúpula que incluía a Xavier Jordán, Salcedo, Ronny Aleaga y figuras de alto nivel del correísmo como Serrano, Jorge Glas y el propio Rafael Correa. 

‘Gordo Luis’ no solo manejaba el efectivo, sino que también operaba bajo la protección de nexos políticos en provincias como Los Ríos, donde su influencia se extendía a través de negocios inmobiliarios y préstamos de dinero, supuestamente vinculado a figuras legislativas que servían de puente entre la Revolución Ciudadana y el crimen organizado.

La planificación del crimen se gestó en las sombras de las cárceles y en comunicaciones encriptadas. Marcelo Lasso relata que, tras la muerte de Leandro Norero, el plan para asesinar a Villavicencio quedó en suspenso hasta que los financistas lograron contactar a ‘Pipo’ y ‘Lobo Menor’. 

El acuerdo era claro: medio millón para Los Lobos y medio millón para los colombianos. Para asegurar el éxito, se dividieron las tareas de seguimiento, las cuales estuvieron a cargo de alias ‘Invisible’, ya sentenciado como autor material del asesinato de Villavicencio, alias ‘Fuerte’ y alias ‘Primo’.

El testimonio de Lenin Vimos añade más detalles. Vimos es un abogado sentenciado por corrupción que confirmó que la estructura criminal fue alimentada por armas proporcionadas por Jorge Robinson Chonillo Mendoza, alias ‘Negro Yorkis’, socio de Fabricio Colón Pico, otro cabecilla de Los Lobos. 

El relato de Vimos sitúa a ‘Gordo Luis’ nuevamente en Cali semanas antes del atentado, cerrando los pagos adelantados para los sicarios. 

El récord judicial de 'Lobo menor' y 'Gordo Luis'

El rastro judicial de Ángel Esteban Aguilar Morales, alias ‘Lobo Menor’, y Luis Alfredo Arboleda Andrade, alias ‘Gordo Luis’, es el reflejo de cómo el sistema de justicia ha sido benevolente con los líderes criminales. 

El caso de ‘Lobo Menor’ es, quizás, el más inquietante por su naturaleza. En el Sistema de Expediente Judicial Electrónico del Consejo de la Judicatura, su nombre simplemente no arroja resultados; es como si para el Estado ecuatoriano, Aguilar Morales no existiera o no tiene antecedentes penales, lo que explica por qué hasta el día de hoy no pesa sobre él una orden de captura vigente por sus delitos pasados. 

Esta ausencia de registros digitales contradice los hechos públicos. En febrero de 2013, Aguilar fue sentenciado a 20 años de prisión como autor material del asesinato de Juan Antonio Serrano, hermano del entonces ministro José Serrano. 

Esta condena, que coincide con la versión entregada por Marcelo Lasso sobre el resentimiento de Aguilar hacia el exministro, no aparece en los archivos públicos, ocultando, además, la maniobra judicial que le permitió recuperar la libertad y huir del país.

Distinto, pero también escandaloso, es el prontuario de Luis Alfredo Arboleda Andrade. El historial del ‘Gordo Luis’ comenzó en enero de 2017, cuando fue detenido en el norte de Quito tras una persecución policial que reveló una estructura dedicada al asalto a mano armada. 

Pese a que se encontraron armas, pasamontañas y objetos robados en los vehículos, Arboleda fue sobreseído apenas un mes después. Esa suerte lo acompañó nuevamente ese mismo año, cuando fue procesado por tentativa de homicidio tras un tiroteo en el que resultó herido. 

Aunque hubo un reconocimiento directo y un proceso de flagrancia, la justicia decidió sobreseerlo, nuevamente, a inicios de 2018. Su primera condena en firme llegó recién en septiembre de ese año, cuando recibió 46 meses de cárcel por delincuencia organizada vinculada al robo de domicilios y bancos.

Sin embargo, el 2022 marcó el punto más crítico de su relación con la justicia. En diciembre de ese año, un operativo de la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial en Quevedo terminó en un enfrentamiento a tiros con la Policía. 

‘Gordo Luis’ fue capturado mientras intentaba huir por una plantación de cacao con una pistola calibre 45 en su poder; en el inmueble allanado, los agentes hallaron tres fusiles, subametralladoras y chalecos antibalas.

El desenlace judicial de este episodio fue inverosímil: mientras en febrero de 2023 fue sentenciado a tres años por tenencia de armas y a 20 meses por tráfico de armas, otro tribunal le ratificó la inocencia en el cargo de narcotráfico relacionado con el mismo operativo. 

Aún más grave fue que, pese a las sentencias acumuladas, Arboleda solo permaneció detenido tres meses, recuperando su libertad en marzo de 2023 mediante una medida cautelar irregular que le permitió estar en las calles durante parte de la planificación del asesinato de Villavicencio.

Recapturado finalmente el 6 de julio de 2023, apenas un mes antes del magnicidio en Quito, ‘Gordo Luis’ permanece hoy tras las rejas, en la denominada Cárcel del Encuentro en Santa Elena. 

La defensa de la familia Villavicencio ha denunciado que el cabecilla estaría gestionando nuevamente beneficios para salir en libertad en marzo de 2026. Incluso su vinculación formal al caso del excandidato presidencial ha demorado; el pasado 12 de diciembre, la audiencia tuvo que ser diferida porque Arboleda rechazó ser representado por un defensor público.