Juan Luis Cebrián: "La opinión pública, vital para la democracia, es asaltada por personajes de todo tipo"
El periodista y escritor español Juan Luis Cebrián estuvo en Quito como parte del cónclave de academias de la lengua. Analizó con PRIMICIAS la crisis global del periodismo profesional.
El periodista y académico español Juan Luis Cebrián.
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Las palabras 'periodismo' y crisis' se han convertido en sinónimos, sobre todo, porque la industria de la información profesional parece hacer agua por todo lado. Los periódicos de papel están en sus últimos días. Algunos periodistas se han convertido en 'influencers' y parece desdibujarse su rol. Y los políticos, incluso los que se dicen democráticos, consideran al periodismo un "territorio enemigo", como lo ha dicho recientemente el estadounidense Donald Trump.
El periodista y escritor español Juan Luis Cebrián ha dedicado 64 de sus 80 años a los periódicos. De hecho, fundó y dirigió El País, que se convirtió en el más renombrado periódico en castellano. Pero no se engañen: los periódicos parecen artefactos vintage, pero Cebrián tiene cuentas en todas las redes sociales porque no ha dejado de mirar ni de estudiar el fenómeno de la comunicación, transformado por el internet.
"Incluso me he encontrado con cuentas que tienen mi nombre, ¡y no son mías!", dice Cebrián a PRIMICIAS, que estuvo en Quito como parte del XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española. "Y ese es, justamente, uno de los problemas de las redes, el anonimato".
Cebrián explica que las leyes no responsabilizan a las plataformas digitales del contenido que publican los usuarios. Eso preserva la libertad de expresión, pero da pie a que se construya una opinión pública basada en bulos y mentiras.
"La opinión pública, vital para democracia, es asaltada por personajes de todo tipo", dice Cebrián para aludir a Trump, que acaba de ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos con todos los medios tradicionales en contra suya, abiertamente. Pero no solo se refiere a Trump, sino a otros políticos y al ejército de influencers, trolls y demás, de todas las tendencias.
¿El internet es el responsable de esto? Cebrián considera que se trata de un invento maravilloso e igualitario, pero que también ha generado un enorme desorden. Lo compara con el impacto cultural de la imprenta, solo que a una velocidad pasmosa, pues la primera tardó casi 300 años en ser asimilada por las élites, mientras que ahora el internet sigue en desarrollo, arrasando todo.
"El internet va contra los intermediarios de la información", explica Cebrián. Ya no se necesita 'gente que explique lo que la gente dice o hace', sino que las mismas personas lo explican por sí solas. "Los medios tradicionales no han entendido que ya no controlan la opinión pública, porque existen miles que hacen opiniones públicas desde su teléfono".
Un reclamo general es que el internet propicia la masificación de bulos o mentiras. "Pero siempre hubo bulos", explica Cebrián. "Los principales creadores y propagadores de bulos y mentiras fueron y son los gobiernos, y el poder en general. Todo el que tiene poder trata de crear su propio relato. Solo que los bulos ahora se propagan a gran velocidad".
Cebrián considera que el periodismo tradicional se ha contagiado de los males generados por la posverdad. Antes, había una relación conceptual entre el lector y el periódico, una identificación con 'su' periódico. "Ahora, los medios luchan por el clic", en medio de una crisis financiera y una publicidad atomizada, y se ha erosionado esa identificación del lector hacia su medio.
Ante este panorama, puede resultar tentador que se nombre a alguien que ponga orden, que arregle este caos. Cebrián duda de que eso sea conveniente. "Yo creo mucho en la sociedad civil. Creo en las empresas, no en todas sino en las que cumplen sus obligaciones. Y las empresas de medios deben entender que ya no son empresas de medios".
Y el mismo periodismo profesional parece boicotear el oficio. "Algunos periodistas se convirtieron en relacionistas públicos y hacen lo contrario del periodismo al impedir que se publiquen las noticias que no gustan a sus jefes y trabajar para que se publiquen las que sí. El periodismo es lo contrario: publicar lo que al poder no le interesa que se sepa".
Este desorden tardará en estabilizarse, en cálculos de Cebrián, ¡entre 30 o 40 años más! "Estamos ante un cambio de civilización. El sistema de representación política que se basa en una opinión pública liderada por élites intelectuales, económicas y políticas está desapareciendo".
Y lo afirma alguien que en 1998, antes de la explosión de Facebook y Google, escribió el visionario libro 'La red: cómo cambiarán nuestras vidas los nuevos medios de comunicación'. No solo los Simpson adivinaron en qué se convertiría nuestro mundo.
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