Al aire libre
Dime en qué gastas y te diré quién eres
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
Actualizada:
Aquí no estamos para juzgar. A la final todos compramos alguna que otra tontera a lo largo de la vida.
Pero sí estamos para reflexionar y compartir con los jóvenes, la lucha contra lo desechable.
Según Diario El País:
- 82% de los jóvenes pide más formación sobre temas ambientales
- 50% admite que hay una repercusión ambiental en las compras que hacen. La mayoría está dispuesto a renunciar a productos elaborados de manera no sostenbile o a servicios a domicilio.
- 72% dice que somos incapaces de cambiar nuestro estilo de vida pero que, si lo hacemos, podemos frenar el daño ecológico.
- 48% participa en actividades para conservar la naturaleza y 40% asegura que lo hará en el futuro.
- 45% compra ocasionalmente productos sostenibles y el 30% dice hacerlo siempre.
Aun así, la juventud es dispersa y frente al cambio climático hay los negacionistas, los concienciados y los apáticos.
Todo acto económico es un acto moral, es una frase del Papa Benedicto XVI.
Esa la base de la economía.
Todo lo que compramos o vendemos es bueno o malo. Más aún ahora en que se juega lo social y lo ecológico en la extracción, fabricación, distribución y venta de los materiales y el producto mismo.
Si usted es de las personas que compra combos: una vajilla y el tomatodo; una olla y los taper; el airfryer y el juego de cubiertos; está confundida, pues cree que ahorra. Nada es gratis y en esa botella plástica hay un precio incluido.
Además, ¿quién necesita otro tomatodo?
Hay una sobreproducción de tonteras. Y hay consumidores para ello.
En redes sociales se ha puesto de moda tener ingresos fáciles con venta de cosas desechables. Seguimos esas cuentas porque somos noveleros. Pero si las compramos, tenemos el “sí flojo”, descuidamos nuestro bolsillo y el planeta. Tal vez hasta estamos fomentando la explotación de trabajadores en China.
Vender tonteras y comprar tonteras, todo plástico, nos convierte en seres negacionistas, inconscientes, apáticos.
Es tan fácil: se necesitan promocionales para la empresa, entonces se consiguen por miles, traídos de China, todos plásticos, relucientes, baratos.
Si compramos eso, estamos desubicados con la realidad.
Es que hay que apoyar a los emprendedores, suele ser la justificación, pero eso no es ser emprendedor.
El emprendimiento es una vocación. Debe ser un acto transformador, con fondo social, ecológico y a largo plazo. Vender cositas no es ser emprendedor.
Digamos no al emprendimiento desechable y contaminante.
La situación actual de falta de empleo obliga a muchos a ser emprendedores de sobrevivencia. Vivir al diario.
¿Qué hacer ante eso?
¿Cómo tener ingresos que no incluyan lo desechable?
Es un desafío para los ciudadanos, para las empresas, para el gobierno. Apoyar de verdad a los emprendedores, reducir los requisitos para instalar sus locales, abrir espacios adecuados para las ventas y una vez más, capacitar para que las opciones no caigan en los objetos desechables.
Si usted elige lo local, orgánico, útil y si es posible, no lo compra, sino que lo reusa, está en el grupo de los consumidores conscientes, que viven estilos de vida naturales, sin plástico, reduciendo al mínimo las necesidades. Incluso llega a comprar productos veganos, libres de crueldad animal.
Es consciente porque se informa quién está detrás del producto o servicio, verifica el trato justo a los trabajadores, precios adecuados, empresarios éticos.
Según el experto en economía circular y social, Jesús Becerril, en México -y también en Ecuador- la violencia, la corrupción, la contaminación, son el paisaje.
“Tenemos que indignarnos por lo que está pasando. La indignación es la puerta de la esperanza. Es el camino de sanación”.
Jesús Becerril
Según la página de Instagram What Design Can Do, lo más peligroso es vivir separados de la naturaleza. Proponen rediseñar todo comenzando por las estructuras de la sociedad y rechazar toda compra como primera herramienta de resistencia.
“Todo profesional tiene que ver cómo servir", dice Jesús Becerril.
Ser conscientes es ser hermanos. La hermandad es un acto de rebeldía” -concluye.