Del diésel a energías limpias, el reto energético del camarón ecuatoriano para sostener su liderazgo mundial
La industria camaronera, motor de divisas y empleo en Ecuador y primer producto de exportación del país en el primer semestre de 2025, abrió un espacio de trabajo para asegurar energía estable y avanzar hacia una matriz más sostenible.

Actores del sector camaronero participaron en mesas de diálogo para identificar los principales cuellos de botella en el acceso a energía confiable, el 23 de septiembre de 2025.
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El sector camaronero, que entre enero y julio de 2025 exportó USD 4.903 millones —un crecimiento de 19,2 % en valor y 15,3 % en volumen respecto al mismo periodo del año pasado, según el Banco Central del Ecuador—, dio este 23 de septiembre un paso estratégico para blindar su competitividad: la creación de un Grupo de Trabajo en Energía (Energy Working Group).
El camarón no solo encabeza las exportaciones no petroleras del país, también es sustento de más de 300.000 empleos directos e indirectos a lo largo de su cadena productiva, desde las piscinas hasta las empacadoras.
La iniciativa, liderada por la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA) y Sustainable Shrimp Partnership (SSP), busca articular a productores, proveedores y autoridades para diseñar una hoja de ruta de transición hacia una matriz energética más sostenible y confiable, en un contexto donde el sector depende de energía estable para sostener su creciente expansión.
Un sector en crecimiento que exige energía confiable
El camarón es el principal producto no petrolero de exportación de Ecuador, muy por encima del banano (USD 2.548 millones en el mismo periodo) y el cacao (USD 2.636 millones). Con más de 825.000 toneladas métricas colocadas en mercados internacionales en lo que va del año, la industria enfrenta el reto de mantener su dinamismo pese a un sistema eléctrico nacional con limitaciones de generación y transmisión.
José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la CNA, advirtió que el sector no puede depender únicamente del Estado para atender su demanda energética.
“Lo peor que pudiera pasar es tener un sector privado interesado en migrar hacia una matriz energética más limpia, pero normativas que no viabilicen ese proceso. Queremos ser actores activos y garantizar un fluido energético seguro y permanente para todas nuestras actividades”.
José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la CNA
La CNA estima que la actividad camaronera requiere entre 1.000 y 1.500 megavatios para atender las 230.000 hectáreas de producción, lo equivalente a una hidroeléctrica completa. Hoy, apenas una de cada 10 fincas camaroneras funciona con alternativas al diésel, lo que refleja la fuerte dependencia del sector en combustibles fósiles.

Transición hacia energías limpias
Pamela Nath, directora de SSP, sostuvo que la migración hacia fuentes renovables es también una estrategia de competitividad:
“No es solo un compromiso ambiental, sino una necesidad para modernizar al sector. Requerimos marcos normativos claros y estabilidad regulatoria que generen confianza e incentivos para invertir”.
Pamela Nath, directora de SSP
El gremio insiste en que la transición energética no es solo un tema de abastecimiento, sino también de modernización. Camposano explicó que con una fuente confiable el sector puede incorporar tecnologías como big data, internet de las cosas o inteligencia artificial, herramientas que vuelven más eficiente la producción.
Por su parte, Eduardo Egas, presidente ejecutivo de CORPEI, enfatizó que el cambio energético debe tener una visión gremial: “La adopción de fuentes más limpias y eficientes requiere una hoja de ruta común para escalar soluciones, atraer inversión y remover barreras. Este grupo de trabajo busca acelerar ese cambio”.
Egas añadió que el sector ya enfrenta costos más altos por el reajuste del diésel y la limitada capacidad hidroeléctrica del país, lo que obliga a buscar autonomía energética para responder tanto a las exigencias del mercado como a sus propias necesidades.
“Los compradores internacionales ya exigen que la producción se respalde en energías limpias, que no generen carbono. Si el sector camaronero puede solucionar su problema energético, también estará contribuyendo a resolver el déficit nacional”.
Eduardo Egas, presidente ejecutivo de CORPEI
Hacia una hoja de ruta energética
La mesa técnica, que reunió a más de 30 actores del sector en Guayaquil, se enfocó en identificar cuellos de botella para la transición. El objetivo es elaborar un diagnóstico que no se quede en un simple registro de problemas, sino que sirva como insumo para presentar al Gobierno una hoja de ruta con alternativas concretas de generación, distribución y normativas necesarias para viabilizar el cambio energético.
El taller también servirá para levantar la demanda energética proyectada del sector y cruzarla con la oferta de los próximos días, cuando se reúnan con los oferentes de energía. Según Camposano, el gremio busca agrupar de manera transparente proyectos en marcha, futuros o posibles —desde paneles solares hasta gas natural del Golfo de Guayaquil—, con el fin de dar claridad al Gobierno y evitar que las iniciativas privadas queden dispersas.
Camposano recalcó que se trata de un esfuerzo proactivo: “No se trata de pedir que el Estado cubra toda la demanda, sino de mostrarle que el sector tiene mapeadas soluciones posibles y que está dispuesto a invertir. Sería torpe permitir que nuevamente una crisis energética nos encuentre sin preparación”.
Con la mira puesta en sostener el liderazgo mundial del camarón ecuatoriano, el reto ahora será migrar de un esquema dependiente del diésel hacia un modelo mixto, donde inversión privada y regulación estatal acompañen la transición.
Al menos en momentos en que el Gobierno de Noboa eliminó el subsidio al diésel y su precio subió de USD 1,80 a USD 2,80 por galón. El nuevo precio entró en vigencia desde las 00:00 del 13 de septiembre, lo que provocó un paro nacional anunciado por la Conaie, que no ha tenido eco en todo el país.
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