'Nuevo trazado para proteger los oleoductos toma seis meses, pero no se ha hecho en cinco años', dice extécnico de Petroecuador
El SOTE y el OCP esperan cinco años ya por un nuevo trazado que evite la erosión del río Coca que cada vez provoca su paralización de operaciones, pero hasta ahora no se ha concretado, por falta de planificación, advierte un exfuncionario de Petroecuador.

Trabajos en las nuevas variantes de OCP y SOTE en el río Loco, por la erosión regresiva. el 18 de julio de 2025.
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El transporte de crudo en Ecuador está paralizado desde hace 18 días por la reactivación de la erosión regresiva del río Coca, en la provincia amazónica de Napo. Es un fenómeno que comenzó en 2020 y que carcome el lecho del río, sus márgenes y sus afluentes, formando verdaderos socavones, que ponen en riesgo las vías y los dos principales oleoductos del país: el SOTE y el OCP.
El 1 de julio de 2025 se detuvo nuevamente el bombeo de esas dos arterias petroleras, esta vez para evitar una rotura en el sector del río Loco, afluente del río Coca.
La paralización impacta directamente en la producción nacional, ya que los oleoductos son las únicas "vías" para evacuar el crudo desde la Amazonía hasta los terminales de exportación en la Costa ecuatoriana.
Aunque ahora se construye una variante temporal, la solución de fondo, un nuevo trazado por el margen derecho del río, está pendiente desde hace cinco años y aún no se ha ejecutado.
En entrevista con PRIMICIAS, el exgerente de Transporte de Petroecuador y exDirector Nacional de Hidrocarburos, José Sánchez, cree que el SOTE se ha convertido en una especie de "ambulancia" que solo responde a emergencia, sin un plan para una solución definitiva.

¿La emergencia que viven los oleoductos de transporte de petróleo de Ecuador es atribuible solo a la erosión regresiva?
Lo que yo veo y lo que se nota es que a partir del colapso de la Cascada de San Rafael en febrero de 2020, que marca el inicio de la erosión regresiva del río Coca, han pasado cinco años en los que no ha habido ninguna planificación. Es decir, un plan para un nuevo trazado por el margen derecho del río que permita tener una solución definitiva a este fenómeno natural.
Por el lado de OCP, la empresa privada que lo operaba ya no quería realizar gastos porque en pocos años el ducto iba a pasar al Estado y de hecho lo hizo en diciembre de 2024.
Y por el lado de Petroecuador tampoco se proveyó de fondos o de ideas para evitar lo que se ha convertido en una especie de "muerte anunciada". Es decir, era un hecho que el río Coca iba a seguir erosionándose y, por lo tanto, había que planificar y no se hizo.
La erosión se ha vuelto una especie de "muerte anunciada". Era un hecho que el río Coca iba a seguir erosionándose y, por lo tanto, había que planificar y no se hizo.
Entonces, los dos oleoductos a lo que han jugado es a ser equipos de primeros auxilios, es decir, solo salen corriendo el momento en que hay un herido.
Además, hay otra situación y es que otras instituciones como el holding estatal Corporación Eléctrica de Ecuador y ministerios han tomado posesión, si se quiere dar un término, al problema del río Coca, impidiendo o frenando una participación más activa de Petroecuador para hacer medidas contingentes o de mitigación a este fenómeno natural.
Pero ninguna institución ha permitido que Petroecuador realiza ninguna obra y es una causa del problema, pero la principal es que no ha existido ninguna planificación para adelantarse al problema.
¿Por qué en cinco años no se ha podido concretar la variante?
Uno de los problemas es la inestabilidad administrativa. En Petroecuador, sobre todo el área de transporte ha habido una total falta de liderazgo y falta de conocimientos, porque los gerentes, los sugerentes, los superintendentes han cambiado cada tres, cada seis meses.
No hay un trabajo continuo y ha entrado mucha gente que no tiene ninguna experiencia en transporte de petróleo. No hay una un conocimiento de lo que hay que hacer y no han tomado ninguna acción en hacer las variantes definitivas, que son muy sencillas.
¿Cuánto debería haber tomado hacer las variantes de los oleoductos?
Se podían haberse hecho en máximo seis meses, porque hay que tener en cuenta que cuando se rompió el SOTE en 1987 por efectos del terremoto, se tuvo que construir un nuevo tramo del oleoducto de 60 a 70 kilómetros en seis meses. Y ese era un caso más grave porque hubo que hacer las carreteras, ingresos, y hubo que hacer una nueva estación de bombeo en el sector de El Salado, en Napo.
Entonces, el problema actual de la erosión en la provincia de Napo debía resolverse en seis meses. Además, de que para el nuevo trazado del lado opuesto de la ribera derecho del río ya se cuenta con muchos estudios realizados como topográficos, geológicos, inclusive hay una ruta de la línea de transmisión de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
Era cuestión de recopilar esta información y colocar la tubería, cuyo tramo se prevé de 40 kilómetros, menor que lo dañado en el terremoto de 1987.
Pero ¿hay los recursos? El gobierno de Guillermo Lasso, que ya analizaba la nueva variante, decía que el impedimento era la falta de dinero y hablaba de que hacían falta USD 100 millones.
Yo diría que la financiación ha sido una falta de gestión total de los últimos tres gobiernos. La obra es fácilmente financiable. Hay que recordar que en el año 2000 se hizo una modernización del SOTE que implicó una serie de obras como recambio de varios tramos del tubo, se instaló sistemas SCADA y una nueva estación de Quinindé. Eso costó USD 55 millones y se financió a través de un fideicomiso financiado por la tarifa que se cobraba a las compañías petroleras. La capacidad se amplió de 325.000 barriles al día a 360.000 barriles al día.
Entonces, eso sería muy sencillo. En dos años se pagarían las obras y se podría financiar hasta en el mercado bursátil, si hubiera realmente la decisión política de hacerlo, pero como no hay, no se trata de hacer.
Las obras se podría financiar hasta en el mercado bursátil, si hubiera realmente la decisión política de hacerlo, pero como no hay, no se trata de hacer.
Más bien lo que se ha hablado es de entregar el OCP a una empresa privada con la promesa de que haga una nueva variante, pero lo que hará la nueva empresa que se haga cargo es financiarse a través de la misma tarifa, cobrándole al Estado y no a través de inversión privada propiamente dicha.
Además, ofrecían hacer la variante en uno o dos años, cuando toma seis meses. Entonces la concesión no es ninguna ventaja. Nos estaban vendiendo humo.
En cuanto al área de Transporte de Petróleo era una de las mejores unidades de Petroecuador. Cada gerente entendía que los oleoductos eran unidades indispensables, sin ellos no hay producción ni industria petrolera.
Además, de que tenía una tarifa bien económica de USD 0,80 por barril en el SOTE cuando el OCP tenía de USD 3,20 por barril.
Pero a partir de 2018 le comenzaron a recortar los fondos. Lo cual fue criminal porque son las arterias por las que se lleva el petróleo desde la Amazonía para la exportación. No hay otra vía
Y si no mejora la gestión en el SOTE en dos o tres años se va a convertir en otro ferrocarril, porque estaba trabajando solo con cuatro unidades de siete que tiene y eso bajó su operación completamente. Sé que el último gerente del SOTE pidió y exigió presupuesto y comenzó a reactivar la operación.
¿Cuánto tiempo más tomará reactivar la operación de los oleoductos?
La ventaja es que ahora OCP es del Estado, pero está funcionando como privada, entonces tiene una gran ventaja porque puede rápidamente hacer las contrataciones.
Pero más allá de que terminen la variante provisional que se construye ahora, el problema va a volver en un año o en seis meses, porque la erosión no se va a frenar.
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