¿Qué es la pobreza menstrual, que impacta la salud y educación de las mujeres en Ecuador?
La falta de acceso a productos de higiene, baños adecuados y educación menstrual en Ecuador limita el bienestar de las mujeres, provoca ausentismo escolar y laboral, y perpetúa desigualdades sociales.

Imagen referencial de una campaña de Plan Internacional sobre la pobreza menstrual en Ecuador, en 2025.
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Plan Internacional
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En Ecuador, la pobreza menstrual es un problema que afecta a más de cuatro millones de mujeres en edad reproductiva, según un informe de la organización Plan Internacional.
La pobreza menstrual se refiere a las barreras financieras, sociales, culturales y políticas que imposibilitan a las mujeres el acceso a productos menstruales, educación y servicios de salud, deteriorando su salud y bienestar. Así lo afirma el estudio 'Pobreza menstrual en Ecuador: la importancia de proveer toallas sanitarias gratuitas para una menstruación digna', hecho por la Universidad Católica de Ecuador y la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung de Alemania.
En pocas palabras, se da cuando una mujer que menstrua no puede comprar toallas sanitarias, tampones, copas menstruales u otros productos básicos, ni tiene acceso a baños limpios o agua para higienizarse adecuadamente durante su periodo. Esto ocurre, sobre todo, en los estratos socioeconómicos más bajos.
"A una mujer en situación de pobreza extrema, gestionar la menstruación le cuesta 22 veces más que a una con ingresos altos. Pues en el decil de ingresos más bajo, las mujeres deben destinar casi el 10% de sus ingresos para cubrir los costos de productos menstruales, mientras que para las mujeres del decil más alto, representa menos del 0,5% de sus ingresos", dice Daniela Zárate, quien fue parte del análisis de la Universidad Católica.
¿Cuál es el impacto de la pobreza menstrual en Ecuador? Ausentismo laboral y escolar. Dos de cada tres mujeres o niñas en el país han faltado al trabajo o a clases debido a su menstruación, detalla un informe de la compañía de higiene y salud Essity, que opera la marca Nosotras.
Eso se debe a que no tienen acceso a insumos, hay falta de acceso a servicios de saneamiento en sus trabajos o escuelas; tienen molestias físicas que no han sido atendidas o temen estar en público y manchar su ropa con sangre. Eso afecta su rendimiento académico, laboral, autoestima y bienestar.
En el caso de la edad escolar, 7 de cada 10 niñas viven pobreza menstrual, dice un reporte de la empresa La Fabril, que maneja la marca de higiene femenina Íntima, citando a la organización Plan Internacional.
En ese contexto, en 2025, Plan Internacional, Essity y La Fabril llevan adelante programas para proveer de productos de higiene femenina a niñas y mujeres de menos recursos en el país.
Además, para enfrentar esta problemática, Plan Internacional recomienda:
- Educar desde temprana edad: incluir información clara y basada en evidencia científica sobre la menstruación en los programas escolares.
- Romper el silencio: hablar abiertamente sobre el ciclo menstrual en casa, en la escuela y en los medios, de manera clara y abierta.
- Garantizar el acceso a productos de higiene menstrual: brindar facilidades para el acceso a toallas sanitarias, copas menstruales u otros productos, especialmente en comunidades vulnerables.
- Incluir a niños y hombres en la conversación: padres, hermanos y compañeros deben estar informados para combatir prejuicios y apoyar desde la empatía.
- Desmentir mitos activamente: cuestionar y corregir ideas erróneas es parte del proceso educativo que fortalece la autoestima.
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