Viernes, 26 de abril de 2024

Música en movimiento constante: The Claudia Martínez Jazz Project

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

3 Oct 2020 - 0:05

Claudia Martínez ha hecho un disco de jazz que celebra lo complejo y que permite que diferentes emociones giren a su alrededor.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

3 Oct 2020 - 0:05

Claudia Martínez ha hecho un disco de jazz que celebra lo complejo y que permite que diferentes emociones giren a su alrededor. - Foto: Diego Corrales / PRIMICIAS

El segundo álbum de la guitarrista y compositora ecuatoriana se mueve por la candencia de un jazz contemporáneo que abre espacio a las sorpresas.

Un disco con composiciones que no dejan de ser jazz en ningún momento, y que fue grabado en Brasil, tampoco puede dejar de lado una especie de amalgama entre lo que permite un género tan abierto y libre, con esa sensación festiva que parece colarse en muchos momentos.

Y ese movimiento entre ambas posibilidades sonoras se va a caracterizar por una tensión que no desentona. En realidad, la hermosura de este trabajo radica en la capacidad que tiene de generar esa mixtura. 

Porque no hay nada más libre que la posibilidad de la celebración en medio de cierta reflexión sobre los distintos caminos que Ojos Abiertos / Ojos Cerrados recorre.

Este, el segundo disco de Claudia Martínez, genera tal tracción -tanto en ciertas líneas melódicas que acompañan a acordes en algunos instantes- para que el desfogue sea un lugar preciso.

Un espacio donde los sonidos parecen conjugarse en una forma particular de regocijo. 

En la que el trabajo rítmico entre la batería de Ivan Castro y el bajo de Vanessa Ferreira sostienen constantemente ese carácter. Como una máquina de fiesta que va hacia adelante. 

Y que a veces interrumpe su andar para darle espacio a los arreglos que llegan para abrir otro espacio de tensión. Como se puede percibir en el último minuto de Maktub, el primer tema del disco.

Una forma particular de abrir los sonidos

En De 7 a 4 hay un carácter mucho más tranquilo, que le permite al cuarteto de vientos que acompaña a Martínez, con Reynaldo Izeppi (trompeta), Thomaz Souza (saxo soprano), Igor Roberto (saxo tenor) y Fabio Oliva (trombón), tener una presencia más firme.

Sobre todo lo que hace Souza -quien es también el productor del disco- al compartir el espacio de los solos con la guitarra de Martínez y el piano de Alexandre Vianna.

Los tres instrumentos representan los estados de ánimo que se perciben en sus seis temas.

Mientras el saxo prodiga cierta idea de solidez y constancia, para dotar de un tipo de melancolía casi festiva a las canciones; la guitarra complementa con una mayor gravedad en el sonido y con un ligero ‘reverb’, para que su aparición dé un color adicional al lienzo sonoro de Ojos Abiertos / Ojos Cerrados.

Y en esa dinámica, el piano de Vianna está ahí para recordar el equilibrio y el suspenso que sostiene todo lo demás. Su uso en Arthur Ford Court (el tercer tema) se da como sentencia.

En Sara se percibe una traslación emocional que le permite a los instrumentistas un viaje por varias sensaciones. Sobre todo por el tono que le imprime Ferreira con el arranque en el contrabajo. Algo que se puede ligar a que el tema se convierte en un tributo a la abuela de Martínez.

Y es la compositora, justamente, quien realiza uno de los solos de guitarra más bellos, fuertes y exigentes. Quizá uno de los instantes más elevados del disco.

Sara se mueve por diferentes estepas y en ese tira y afloja hay una honda hermosura para percibir.

En el quinto tema, no hay manera de escapar al carácter brasileño de la grabación. A sombra na janela tiene tanto de bossa, como de jazz, y cierta oscuridad que abre un paréntesis. Es probable que sea la canción que más condense el espíritu sónico del país en el que se hizo -el disco fue grabado en São Paulo-.

Ojos abiertos / ojos cerrados cierra el álbum con una idea de construcción casi coral con todos los instrumentos en escena.

Un tipo de noción en la que los múltiples lenguajes suenan, uno sobre otro, y la armonía se produce con espacio para la disonancia, y así el tema brilla.

Especialmente por los solos de Vanessa Ferreira y de la propia Martínez, que no dejan de ser bálsamos que trasladan a un lugar nuevo, donde viven múltiples sonoridades.

Escuche el disco aquí

Otras recomendaciones

'Patience', de Chris Cornell

El primer número uno de Cornell

'Patience', de Chris Cornell

Universal Music Enterprises, 2020

El músico, fallecido en 2017, había grabado este cover de la clásica balada de Guns n' Roses y la familia se encargó de terminarlo y de lanzarlo en julio pasado. Y es la primera canción cantada por Cornell que llega al número uno en el Mainstream Rock Chart y con justa razón.

Porque si bien mantiene el carácter suave original, la dota de una melancolía única, que le regresa un sentido de letanía y pedido de ayuda que la canción tiene y que se había dejado de lado. 

'Us + Them', de Roger Waters

Waters hace que Pink Floyd siga vivo

'Us + Them', de Roger Waters

Sony Music Entertainment, 2020

El disco que acompaña a la película que muestra el tour que Waters hiciera entre 2017 y 2018 es el recuento de alguien que le rinde tributo a su pasado musical, un 70% de la música ahí viene de Pink Floyd.

Y al mismo tiempo, es capaz de mirar a su presente con las mismas inquietudes, ya que toca algunas canciones de su disco Is this the life we really want?, de 2017. El sonido es impresionante así como la calidad de los músicos que lo acompañan, como Dave Kilminster  y Jon Carin.