Domingo, 05 de mayo de 2024

Matavilela: el barrio del escritor Jorge Velasco Mackenzie

Autor:

Fátima Cárdenas

Actualizada:

25 Ago 2023 - 5:50

Hace 40 años el autor Jorge Velasco Mackenzie creó Matavilela, un barrio que es el epicentro de su novela 'El rincón de los justos'. Este año, editorial Planeta lanzó una edición conmemorativa de esta obra.

Matavilela de Jorge Velasco Mackenzie

Autor: Fátima Cárdenas

Actualizada:

25 Ago 2023 - 5:50

En Matavilela, Jorge Velasco Mackenzie, recrea una ciudad cuya riqueza está dada por su gente. - Foto: Archivo Mundo Diners

Hace 40 años el autor Jorge Velasco Mackenzie creó Matavilela, un barrio que es el epicentro de su novela 'El rincón de los justos'. Este año, editorial Planeta lanzó una edición conmemorativa de esta obra.

Este artículo está basado en la nota "Matavilela: un barrio de exportación", publicada en la Revista Mundo Diners.

Imagine una ciudad en la que sus habitantes se encuentran en el Patio de las Carretas y en la Esquina del Ojo, el único rincón donde se puede leer en silencio las revistas del Enmascarado de Plata.

Ahora piense en unas calles que se cruzan con la cachinería, el cine Lux, la pila de los leones de la plaza Victoria. También visualice un parque Centenario, donde monta su espectáculo el Equilibrista.

Si ya hizo este ejercicio, le contamos que cada uno de estos espacios los creó el escritor guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie.

Pero no eran espacios al aire, formaban parte del barrio Matavilela, el escenario principal de la novela 'El rincón de los justos'. De eso hace ya 40 años y para conmemorarlo Planeta lanzó una edición conmemorativa de este libro que lleva cinco ediciones y más de 50.000 ejemplares vendidos.

Una ciudad que ya no existe

Velasco Mackenzie convirtió en literatura el habla popular y la forma en la que Guayaquil se mira a sí misma, aunque se niegue. Un año después de su muerte, su hija mayor Cristina Velasco transcribió 'El rincón de los justos', durante dos meses.

Y lo hizo porque, no tenía una versión digital, a pesar de que fue una de las novelas más importantes publicadas en su tiempo.

De pequeño Velasco Mackenzie habitó ese centro que trascendió en su escritura y que es la génesis de Matavilela.

Vivía en la calle Los Ríos y Zavala Gangotena. Como todos, los que vivieron en los sesenta, caminaba como rutina. Iba hacia el Colegio Mercantil, la Casa de la Cultura y el Montreal, un bar que miraba al parque de la Independencia sin rejas.

Más que Guayaquil, le interesaba su gente. En el Matavilela de Velasco Mackenzie:

Cuando quieren decir calle, dicen lleca, ronda, patín, Matavilela, y peor no se entiende cuando hablan de robos, y dicen choreos, levantes, pungües, hurtos que es palabra buena, pero todo rápido, como al dirigirse a una mujer para decirle pinta, carne, hembra (...). Y uno se queda mudo, sin entenderlos cuando vienen a pedir trabajo en el charolado y dicen don Era, queremos una chambita, un camello, una cantera, un carajito (...). Es otra lengua”.

Matavilela, su propia frontera

En Matavilela los habitantes del centro fueron desplazados hacia el sur. Sin embargo, Velasco Mackenzie sabía que “la ciudad es el tiempo que tardamos en vivirla, el tiempo de las palabras con que podemos inventarlas. La ciudad está en la gente que la habita".

En septiembre de 2021, a los 73 años, Jorge Velasco Mackenzie murió en el hospital Teodoro Maldonado Carbo. Para cuando eso sucedió ya no vivía en Guayaquil, miraba la ciudad desde el otro lado del río, desde Durán.

Había dejado tres obras inéditas terminadas: dos novelas y un libro de cuentos. Además, 110 páginas de la novela 'El búho en el espejo', escritas en una computadora de la que se quejaba bastante cuando se dañaba.

El autor, que se dedicó a escribir la ciudad y dar clases en pequeños talleres literarios, se toma una nueva frontera después de 40 años de haber publicado una novela fundamental para la literatura ecuatoriana.

El Guayaquil en el que se cruzan sus personajes tal vez ya no exista. Pero quedan los ojos de quienes reinventan Matavilela, para matar o sobrevivir la vida, como en cualquier ciudad de América Latina.