Jueves, 18 de abril de 2024

Luis Vayas: Así fue la operación para el retorno de los ecuatorianos en Ucrania

Autor:

Adriana Noboa

Actualizada:

6 Abr 2022 - 0:05

La experiencia del cuerpo diplomático ayudó a planificar una estrategia para los ecuatorianos en Ucrania, semanas antes de la invasión rusa. El vicecanciller Luis Vayas encabezó la operación diplomática orquestada, después, desde Polonia.

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Autor: Adriana Noboa

Actualizada:

6 Abr 2022 - 0:05

El embajador Luis Vayas con un grupo de ecuatorianos en el albergue en Przemyśl, Polonia, el 27 de febrero de 2022. - Foto: @juancaholguin

La experiencia del cuerpo diplomático ayudó a planificar una estrategia para los ecuatorianos en Ucrania, semanas antes de la invasión rusa. El vicecanciller Luis Vayas encabezó la operación diplomática orquestada, después, desde Polonia.

La creciente tensión entre Rusia y Ucrania, meses antes del primer ataque, sirvió para que la Cancillería estableciera algunos planes de contingencia y tomara medidas con anticipación. Al momento de la invasión rusa, esa planificación permitió que Ecuador traslade de regreso, en pocos días, a la mayoría de sus ciudadanos.

Al final, en los tres vuelos humanitarios, retornaron 716 personas, 657 ecuatorianos y 59 extranjeros, más 88 mascotas. La operación fue liderada por el nuevo vicecanciller Luis Vayas, quien durante su viaje a Polonia todavía ocupaba el cargo de viceministro de Movilidad Humana.

La ayuda previa de voluntarios y de los mismos migrantes fue clave para su posterior salida de Ucrania, una vez que estalló el conflicto bélico. Entre las acciones anticipadas estuvieron la emisión de pasaportes de emergencia, la ubicación de albergues y pasos fronterizos.

El embajador Vayas, que estuvo a la cabeza del equipo diplomático que se desplegó en los países vecinos de Ucrania, cuenta a PRIMICIAS cómo fue la planificación y la salida de los ecuatorianos que huyeron del conflicto:

¿Cómo se hizo el trabajo diplomático en un país dónde Ecuador no tiene embajada?

En 2014 se cerró la Embajada en Varsovia (Polonia). Y en Kiev (Ucrania) nunca hemos tenido sede diplomática. Pero la concurrencia la cubrimos desde Viena, con nuestra Embajada en Austria.

Dos semanas antes de la invasión, el canciller Juan Carlos Holguín dispuso que nuestro cónsul en Viena se traslade a Kiev. Y él trabajó ahí hasta el 24 de febrero, cuando empezó el bombardeo. De ahí él se transportó a Lviv, que está cerca de la frontera con Polonia.

Pero usted viajó con un equipo diplomático a Polonia.

Con la misión ad-hoc nos trasladamos la misma noche del bombardeo. El Canciller dispuso el envío de los 23 miembros de la misión. Y no solo a Polonia, fuimos también a Eslovaquia, Hungría, Rumania.

Pese a que en Budapest (Hungría) tenemos una Embajada, es pequeña y necesitamos reforzarla. Esto porque ya sabíamos que los principales puntos de salida eran en Polonia y Hungría.

También teníamos previsto llegar a Moldavia, pero ese país cerró su espacio aéreo ese mismo 24 de febrero. Solo se podía entrar por tierra, entonces ya no nos movilizamos hasta allá. Nos quedamos en Eslovaquia y acompañamos desde ahí a los compatriotas que salieron por esa ruta.

¿Usted permaneció en Polonia, que fue el 'centro de operaciones'?

Yo me trasladé a Polonia, directamente a Przemyśl, ciudad en la frontera polaca con Ucrania. Ese fue el punto de frontera que colapsó por la cantidad de desplazados.

Eso era un tapón. Pero no solo por el número de personas, sino también por el desconocimiento, porque empezó la ley marcial y los hombres ucranianos de entre 16 y 60 años no podían salir del país.

Tuvimos que contactar nuevamente a la Cancillería ucraniana, para recordarles que las normas internacionales impiden que los extranjeros se queden en un país en guerra en contra de su voluntad, entre ellos los ecuatorianos.

En Kiev nos entendían y nos decían que los ecuatorianos podían salir. Pero no estaba pasando eso. Solo podían salir mujeres y niños. Tenían que verificar que los hombres no eran ucranianos, ni tengan doble nacionalidad. Además, nos dimos cuenta de que nuestro pasaporte de emergencia no estaba siendo aceptado.

Pero no lo estaban recibiendo porque los puntos de frontera ya no estaban en manos de la autoridad migratoria, sino de los militares.

Por esto tuvimos que hablar con ellos en cada punto de frontera, para explicarles que el pasaporte de emergencia ya estaba autorizado por Ucrania y Polonia. Ya que cuando los países emitimos estos documentos tenemos la obligación de darlo a conocer en los países dónde se va a utilizar.

Ecuador emitió 213 pasaportes de emergencia ¿Cómo luce el documento y cómo lo hicieron?

Es un papel, normal, en tamaño A4, si se imprime, que tiene un código de barras y uno QR y se puede presentar en formato digital. Este documento de viaje se emite de manera presencial, porque requiere toma de huellas, cuando alguien pierde su pasaporte y no puede esperar el tiempo necesario para recibir uno ordinario.

Pero, con las crecientes tensiones entre Rusia y Ucrania, nosotros ya nos habíamos adelantado a hablar con el Registro Civil para tener listo un formato digital y poder emitirlo en línea, sin presencia del cuerpo consular ni del ciudadano, en caso de conflicto. Iba a estar listo el 18 de febrero y así fue.

Cuando llegó el 24 de febrero y el primer bombardeo, solo nos faltaba presentar el formato del documento de viaje a los países fronterizos con Ucrania. Lo hicimos de inmediato y los empezamos a entregar en línea.

¿El personal diplomático se movió a todos los puntos de frontera con Ucrania?

Nosotros analizábamos, con los mismos compatriotas que estaban intentando salir, con Polonia y con la Cruz Roja, qué puntos de frontera estaban con menos gente. Para direccionarlos hacia dónde podían salir con mayor facilidad.

Entonces los esperábamos en esos puntos o mandábamos buses para que los recojan.

¿Algún caso en particular que recuerde?

Hubo un grupo que iba a cruzar por Krakovetz a las 03:30 más o menos. Pero este paso es solo vehicular. No se puede cruzar a pie, como llegaron nuestros compatriotas. Los buses que los llevaban a la frontera les dejaban a 1 km o a 800 metros del cruce.

Polonia enviaba buses para que recojan a los refugiados y puedan cruzar la frontera. Eran 36 compatriotas y nosotros fuimos con un bus, pedimos a la autoridad polaca que nos dejen pasar a recogerlos.

Pero Polonia no nos lo permitió, no había autorización para ningún otro bus. Nos dijeron que podían destinar un bus solo para ellos y trasladarlos al refugio más cercano, a 10 minutos de la frontera.

Así sucedió, al llegar al refugio, los ecuatorianos que se bajaron del bus eran 29, no 36. Como estábamos en contacto con todos, los faltantes nos dijeron que les subieron a otro bus, pero que venían al mismo refugio. Entonces los esperamos.

Ese grupo nos dijo después que el autobus los llevaría directo a Przemyśl. Entonces nos fuimos para allá. Pero, no sabemos exactamente que pasó en el camino, el bus fue directo a Alemania, con un convoy.

Por un error, los compatriotas fueron a parar en Alemania y no hubo forma de parar el convoy. Hablamos con la Cancillería polaca, la alemana, con la seguridad del convoy y hasta con el chofer del bus, pero no podía detenerse hasta cruzar la frontera alemana.

Por eso pedimos a nuestro personal en ese país que los reciba en la frontera. Pero como fue un error de la autoridad polaca, los retornaron nuevamente a Polonia, pero a Cracovia.

Y un colega nuestro, que no supo que estaban rumbo a Alemania y de regreso, los estaba buscando entre los refugiados en un campo enorme, gritando sus nombres, acercándose a todos quienes podían parecer ecuatorianos, incluso, despertándolos para preguntarles si eran ecuatorianos.

Se daban estos casos.

¿Cómo consiguieron los buses y los refugios? ¿Cómo se hace ese trabajo en una zona de crisis?

No tener Embajada sí fue complejo. Pero tenemos experiencia, no solo en política exterior, sino también en movilidad humana y en temas consulares. Hemos acompañado a los compatriotas ecuatorianos en diferentes situaciones y lugares. Tenemos una idea de qué hacer y a dónde ir.

No íbamos a ciegas porque nos hemos educado para esto, tenemos una carrera de años.

Pero también fuimos trazando una estrategia paso a paso. Antes hablamos con la Embajada de Argentina en Kiev y tuvimos mucho apoyo de la embajadora. Lo mismo con las embajadas de Perú y Colombia en Varsovia.

También habíamos contactado previamente con voluntarios. La Cancillería hizo con anticipación el mapeo, semanas antes, con las ciudades en Ucrania y el número de compatriotas en cada una.

Teníamos coordinadoras en cada ciudad. Hicimos algo similar en los países fronterizos, especialmente en Polonia, donde teníamos ya voluntarios ecuatorianos, que son realmente una maravilla.

¿Cómo se consigue voluntarios?

Hay tres maneras. Con la Embajada, que busca contactos. Con los registros voluntarios de los compatriotas en cada país, en cada consulado. Y también los extranjeros que han tenido alguna relación con Ecuador.

Por ejemplo, en Polonia teníamos un contacto de un profesor que vivió aquí. Se llama Mario, en español, y nos ayudó muchísimo.

¿Qué hacían los voluntarios?

Por ejemplo, yo mismo llegué a Varsovia cerca de la medianoche y me recibió un chico ecuatoriano, casado con una polaca. No nos conocíamos, una colega le dijo que yo estaba ahí.

No solo me recibió a esa hora, sino que me llevó en su carro durante seis horas y media hasta la frontera. Le quise dar para la gasolina, pero no aceptó. Me dijo que era para ayudar a nuestros compatriotas. Como él, decenas de otros compatriotas.

Otro grupo de ciudadanos ecuatorianos, que viven en un pueblo cerca de Cracovia, tenían el contacto de un albergue de las madres franciscanas, dónde nos recibieron en Przemyśl. Y fue un albergue que se destinó solo para ecuatorianos.

No había hoteles, era imposible. Y no solo por los refugiados, sino también por los militares de cada país que estaban en las fronteras. Por ejemplo, a un funcionario en Eslovaquia le tocó salir del hotel, porque lo reservaron solamente para el ejército eslovaco.

Nosotros nunca tuvimos hotel. El grupo que estaba conmigo, de tres funcionarios más, fuimos recibidos por una pareja mayor, de voluntarios polacos. Ellos tenían una sala y un cuarto vacíos y nos recibieron ahí. Incluso nos daban de comer. Tampoco quisieron recibir dinero.

¿Cuál fue el papel de las coordinadoras?

Las coordinadoras en Ucrania, muchas eran mujeres, tenían a su cargo de manera voluntaria un grupo de ecuatorianos. Por ejemplo, dos estudiantes se hacían cargo de coordinar con el resto de estudiantes en la universidad o ciudad.

Con ellas tuvimos una videoconferencia la noche del primer bombardeo. Eso fue terrible, nuestro primer gran susto. Nos decían que oían bombas y nosotros las oíamos también. La reunión duró toda la noche.

Por ejemplo, en Zaporiyia teníamos un número grande de ecuatorianos y fue una de las primeras ciudades bombardeadas. Justo dos chicas eran las coordinadoras, ellas tenían una fortaleza increíble y ponían la calma en los búnkeres.

Era un alivio escuchar a Daniela (una de las coordinadoras), ella nos daba paz. Ella fue clave para salir de Zaporiyia.

Ya una vez que la mayoría de ecuatorianos salieron de Ucrania, ¿cómo se consiguieron los aviones para los vuelos humanitarios?

Hay empresas y los vuelos se contratan. Pero en Ecuador no. Recurrimos a otros países que, durante la pandemia, contrataron empresas también para vuelos humanitarios de retorno.

Coincidentemente, en ese entonces, cuando teníamos ecuatorianos en Wuhan, el Estado les asistió para salir de China. Y fue en un vuelo contratado por Ucrania, que los llevó a Kiev y luego salieron para Ecuador.

Nos asesoramos con otros países que tenían la experiencia de contratar estos aviones.

Por instrucción del Canciller, también hablé previamente con la FAE, para saber si teníamos la capacidad para llegar hasta Ucrania. Nos dijeron que sí, pero con siete o diez escalas y capacidad para 50 personas. Entonces era impensable y carísimo. No tenemos un avión de esas características.

Con los vuelos listos, hubo un problema particular, tal vez inesperado: el número de mascotas.

Sí, fue uno de los problemas. Pasó en Varsovia y en Budapest. En el primer vuelo se les dijo que ellos podían subir, pero sin sus mascotas. Y la Embajada y voluntarios en Hungría habían visto opciones: casas de acogida, adopción, incluso, estancia temporal, por si los estudiantes podían regresar después.

Todos dijeron que no, no hubo uno solo que deje a su animalito en el camino y no se subieron al vuelo.

¿Cómo se resolvió? Con un segundo vuelo. A las pocas horas desde Cancillería se organizó uno con espacio para mascotas. Pero tampoco tenían capacidad ilimitada. Especialmente en el segundo vuelo la opción era: o mascotas o equipaje.

Además, no se podía mezclar perros y gatos. Si en cabina iba un perro no podía ir ningún gato y viceversa. Entonces, por tamaño, se optó porque los gatos vayan en cabina.

Pese al conflicto y a toda la logística que requirió evacuarlos y retornarlos al país, hubo ecuatorianos que decidieron quedarse.

Así es. Les pedimos que regresen, pero se quedaron. Tenemos un cálculo de unos 200 que se quedaron, muy poquitos en Ucrania mismo.

Tampoco todos se quedaron de manera irregular. Algunos tenían visa Schengen. Los que no la tenían, podían permanecer los 15 días de tránsito que autorizaron Polonia y Hungría.

Pero había alternativas, por ejemplo, podían irse a Turquía por tres meses, sin visa. Algunos de ellos también tenían familias en España e Italia, por eso no querían regresar.

Y, es importante aclara que el Estado ecuatoriano no se desentiende de ellos, ya que independientemente del estatus migratorio, asiste a todos los ecuatorianos. Para el Estado no hay ciudadanos ilegales.