Viernes, 29 de marzo de 2024
Leyenda Urbana

Arauz y la advertencia de Napoleón Bonaparte

Thalía Flores y Flores

Thalía Flores y Flores

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC de España.

Actualizada:

29 Mar 2021 - 19:03

El estruendo que provocó la revelación fue de tal magnitud, que al candidato presidencial de Unión por la Esperanza (UNES), Andrés Arauz, le debe haber parecido que se caían los muros del templo de la política ecuatoriana.

A partir de allí, la campaña ha dado un giro inesperado y, probablemente, las cifras de las encuestas reflejarán el efecto letal del escándalo.

La campaña ha dado un giro inesperado.

Durante meses, el candidato correísta ha criticado, acremente, a Lenín Moreno; se refiere a él como "el peor gobierno de la historia".

Alimentada por continuos y crasos errores del morenismo, la frase ha sido tendencia, en Twitter, haciendo las delicias de los seguidores de Arauz, cuya campaña pretende asimilar a Guillermo Lasso con el desgastado gobierno. 

Pero, he aquí que el delfín de Correa ha sido funcionario del Banco Central del Ecuador (BCE) hasta el 8 de mayo de 2020, lo que quiere decir que es parte del "peor gobierno de la historia". 

Semejante descubrimiento se ha convertido en el discurso dominante de este tramo crucial de la campaña, luego de que las redes y la opinión nacional se apropiaran de él, enloqueciendo al entorno de Arauz, consciente de que el tema está afectando esa candidatura.

Los ecuatorianos no salen de su asombro, al descubrir que Andrés Arauz manipulaba la verdad.

La historia oficial del candidato, en su página web, señala que "en 2017, tras la llegada de Lenín Moreno, se separó de cargos del sector público", pero es falso. Su nombramiento data del 30 de octubre de 2007 y su desvinculación de mayo de 2020, cuando vendió su renuncia.

Puesto al descubierto, el candidato corresísta se ha enredado de manera peligrosa en sus propias palabras.

Con elocuente cinismo, borró un tuit en respuesta al asambleísta electo, Fernando Villavicencio, que decía: "No entiendes que fui funcionario del BCE desde que gané un concurso en 2006. En 2017 me fui, con licencia sin sueldo, a estudiar el doctorado en México. Y en 2020, como a miles de otros servidores públicos, mientras estudiaba, Moreno me despidió. Fin".

Lo sustituyó por otro con video y un texto que, en la parte final, dice: "…y, en 2020, como a miles de otros servidores públicos, mientras estudiaba, los banqueros pidieron que me despidiera. Fin".

Si es capaz de torcer la verdad ante la faz pública, para victimizarse y culpar a los banqueros, ¿de qué otras cosas no será capaz?

Puesto en evidencia por miles de internautas que hablaron de su doblez, el fin de semana, los correístas se decantaron por el insulto y la calumnia.

Los correístas se decantaron por el insulto y la calumnia.

Con los más inverosímiles argumentos, atacaron a Lasso, a periodistas influyentes, a Jaime Durán y a todos quienes creen que rodean a su oponente electoral. Fue un vendaval de odio, mientras en paralelo seguían sin admitir las mentiras.

Que el país se haya enterado de que Arauz recibió USD 27.500 como indemnización por la venta de su renuncia y, como parte de un proceso de "racionalización de partidas", por lo que no hubo ningún despido. Y que todo esto se haya producido, en plena pandemia, cuando los ecuatorianos no tenían trabajo ni ingresos, les ha movido el piso.

El coraje de la gente llegó a su clímax, cuando un Informe Técnico del BCE, del 8 mayo de 2020, revela que Arauz estuvo vinculado al BCE durante 12 años y seis meses, "de los cuales 10 años y cinco meses se ha encontrado haciendo uso de comisiones de servicios y licencias": Fue el paroxismo.

Pasar la vida con licencias o en comisión de servicios y que le guarden el puesto es un privilegio sin nombre en un país de marginados y desempleados. Y que encima le compren la renuncia y lo indemnicen. ¡Insoportable!

Pasar la vida con licencias o en comisión de servicios y que le guarden el puesto es un privilegio en un país de desempleados.

Es aquí que los hechos justifican ese dicho de que Arauz miente una y otra vez. Y su credibilidad es lesionada.

"Es prudente no fiarse por entero de quien ya nos ha engañado una vez", aconseja el filósofo René Descartes.

"A ti mil dólares; para mí, 27.500 dólares" se lee, hoy, en diversos mensajes, aludiendo a la oferta electoral del candidato correísta que, en los últimos días, parece estar enfrentando sus propios demonios.

Meses atrás, un portal digital reveló que los mensajes de Twitter de Arauz habían sido limpiados; pero parece que no todos.

"No fiarse por entero de quien ya nos ha engañado una vez".

Han salido a la luz algunos mensajes tan comprometedores, que muchos dudan su veracidad. La mayoría son de cuando usaba un BlackBerry, aunque también hay más recientes.

En uno de esos trinos dice que "la dolarización es el cáncer de los países que hemos sido el patio trasero de imperialismo". Y remata: "extraño el sucre querido". 

"La dolarización es el cáncer de los países que hemos sido el patio trasero de imperialismo".

En uno más actual, sobre el exsecretario de Salud del Municipio de Quito, hoy prófugo de la justicia, por las pruebas PCR 'chimbas', dice: "Detrás de Yunda está un servidor público ejemplar que se llama Lenín Mantilla, secretario de Salud de Quito". ¡Sin palabras!

El domingo por la noche, en un Facebook live, Arauz parecía no dar con su alma, pero intentó victimizarse. 

Dijo que hay una campaña sucia financiada con dinero del Banco Guayaquil. Y que le persiguen.

Con lo visto y leído de Arauz, se podría concluir que el candidato solo es sincero cuando miente. Doloroso, porque decir la verdad es parte del contrato moral en el que se basa el juego democrático. 

¿Y la campaña de Guillermo Lasso? Tal parece que ha escuchado a Napoleón Bonaparte: "Nunca interrumpas a un enemigo cuando está cometiendo un error". 

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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