Jueves, 02 de mayo de 2024
Canal cero

El heroico quiteño libre

Enrique Ayala Mora

Enrique Ayala Mora

Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.

Actualizada:

16 Jul 2023 - 5:55

Desde la fundación de Ecuador en 1830, la conspiración y la acción periodística se juntaron en la “prensa de combate”. Los incipientes grupos políticos publicaban periódicos para promover candidaturas, influir en los gobiernos, denunciar irregularidades o tumbar presidentes. El Quiteño Libre fue el más representativo de ellos.

Al inicio del gobierno de Juan José Flores se reunía en Quito un grupo de opositores alrededor del coronel Francisco Hall, militar inglés discípulo de Jeremy Bentham que participó en las guerras de Independencia.

Había sido adversario de la dictadura de Bolívar y cuando llegó a Quito, terminó de enemigo político de Flores.

El grupo fundó la Sociedad 'El Quiteño Libre' en abril de 1833. El general José María Sáenz fue nombrado presidente y José Miguel Murgueytio, secretario. Eran socios, entre otros, Manuel Matheu, Ignacio Zaldumbide, Roberto Ascázubi, Manuel Ontaneda, los coroneles Wright y Hall, y Pedro Moncayo, editor del periódico de la sociedad.

El primer número de El Quiteño Libre apareció el 12 de mayo de 1833. Su orientación fue abiertamente oposicionista. Denunciaba los manejos de Flores con los fondos públicos. El presidente respondió con una acción legal contra los redactores y financió varios órganos de prensa que lo respaldaban. Pero creció la corriente de opinión en su contra.

En la elección de junio de 1833, el gobierno fue derrotado. Electo diputado, Vicente Rocafuerte se convirtió en el principal opositor de Flores.

Reunido el Congreso, en septiembre, Flores pidió facultades extraordinarias. Le fueron concedidas y varios integrantes de El Quiteño Libre fueron apresados y enviados a Guayaquil. Otros lograron esconderse.

Rocafuerte envió una filípica al Congreso, que le valió su descalificación como diputado, su apresamiento y destierro. A principios de octubre, una insurrección estalló en Guayaquil. Su jefe, comandante Pedro Mena, promovió a Rocafuerte como jefe supremo del Departamento.

En Quito se reactivó la oposición. Flores salió de la capital, pero dejó instrucciones para reprimir intentos subversivos. La noche del 19 de octubre, los conspiradores se juntaron en el centro. La gran mayoría no llevaba armas. Creían que iban a tomar el cuartel en forma pacífica.

Cuando pasaban por el pretil de la catedral se abrieron las puertas del cuartel y salieron los soldados armados de lanzas, matando e hiriendo a todos los que pudieron. Hall fue la primera víctima. Cayeron también Echenique, Albán, Conde, Camino y otros. Al amanecer del 20, varios de los cadáveres fueron colgados de un poste. Flores intentó eximirse de responsabilidad, pero indudablemente fue el autor intelectual del crimen.

Meses después, luego de una fracasada revuelta, Sáenz y Zaldumbide, fueron cercados en Pesillo. Se rindieron ante las fuerzas gubernamentales, pero fueron asesinados en el acto el 21 de abril de 1834. Junto con los demás muertos de El Quiteño Libre, fueron considerados héroes de la causa liberal y del periodismo crítico.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

Comentarios
REGLAS para comentar 
Suscribir
Notificación de
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos