Daniel Ortega, el gobernante de Nicaragua, finalmente se quitó la máscara. Ahora el mundo entero sabe que es un tirano dispuesto a perpetuarse en el poder a cualquier precio.
Ortega y su mujer, la despiadada Rosario Murillo, trataron hasta hace unos meses de mantener las apariencias democráticas. Ya no intentan disimular y en preparación para la elección presidencial de noviembre próximo se han encargado de meter en la cárcel a todos sus rivales potenciales.
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