El abuso sexual contra las personas ha sido utilizado desde hace siglos como un arma de guerra, la más despreciable de todas, pero con un efecto psicológico enorme.
Lo asombroso y espantoso es que la violencia sexual siga usándose en pleno siglo XXI, como sucede ahora durante la invasión rusa a Ucrania. Jorge Ortiz nos narra qué pasa con los derechos humanos en este cruel conflicto bélico.
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