Viernes, 26 de abril de 2024
Contrapunto

Vivir Abajo, la monumental novela latinoamericana del siglo XX

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

5 Mar 2021 - 19:05

Con solo dos palabras el New York Times resume 'Vivir Abajo' (Editorial Candaya), del peruano Gustavo Faverón Patriau: deliciosamente macabra. Dos definiciones para una novela de 664 páginas pudieran ser suficiente o muy poco, depende de los referentes históricos, de la prosa o de lo que buscamos de la literatura latinoamericana.

'Vivir Abajo' del peruano Gustavo Faverón Patriau: deliciosamente macabra.

No es una novela histórica, pero se aproxima bastante, no es realismo mágico, sin embargo, los personajes se acercan a los de Gabriel García Márquez o a los de Erico Verissimo, incluso a los protagonistas de La fiesta del Chivo. Solo son parecidos, porque predomina la originalidad

Faverón Patriau (Lima, 1966) narra una historia latinoamericana que comienza en Perú con un brutal asesinato en un sótano, luego se traslada a Paraguay, Argentina, Chile, Bolivia, Estados Unidos, nuevamente al Perú de Sendero Luminoso, y a todos los lugares en los que hay una historia, macabra o no, qué contar.

Es la historia siniestra del siglo XX, de los Stroessner, de los Pinochet, de los nazis que huyeron de Alemania para desplegar sus métodos de tortura y dominio en nuestros países muy propensos a las aventuras del poder autoritario y la corrupción.

Es la historia siniestra del siglo XX, de los Stroessner, de los Pinochet, de los nazis que huyeron de Alemania.

George W. Bennet, originario de Maine, Estados Unidos, quien además de asesino y probablemente cazador de nazis es un misterioso cineasta, estuvo ocho años preso en Paraguay, en la misma cárcel construida por su padre bajo pedido de Stroessner.

Pero no solo es Bennet, la novela tiene decenas de personajes alucinantes y una característica común: la locura, que se sana extrayendo una piedra similar a la que se aloja en los riñones, pero que se sitúa en el cerebro y como no se puede orinar por la cabeza "había que sacarla trepanando el cráneo".

En el libro se reproduce un cuadro de Hieronymus Bosch -El Bosco- que muestra la extracción de la piedra de la locura, que no la practicaban los médicos, sino los barberos, los charlatanes y los curanderos.

Por medio de uno de los personajes se narra que El Bosco "caminaba por la calle tapándose la boca y el culo con las manos para que no se le metieran los demonios".

Los actores de la novela viven y mueren en sótanos, en los que suceden escalofriantes asesinatos y torturas. ¿Cuántas vidas se arruinan en los subterráneos de las casas de todo el planeta? "Pero seguimos construyendo sótanos, que son una tumba y sobre una tumba jamás se debe levantar una casa".

Los actores de la novela viven y mueren en sótanos.

La locura es el eje transversal de la novela y Faverón nos recuerda a un personaje de la literatura argentina, la poetisa Alejandra Pizarnik, que se suicidó en septiembre de 1972 tras una crisis depresiva. En 1968 Pizarnik publicó una colección de poemas titulados 'Extracción de la piedra de la locura'.

Otro protagonista intenso es el poeta boliviano Jaime Saenz (en la novela se escribe sin tilde) a quien George Bennet conoce en Asunción (vive en un sótano) y es un gran conocedor del mundo, solitario y dipsómano. Vivió en Alemania y a quien describe como un "nazi semioculto".

En su adolescencia en La Paz, Saenz visitaba la morgue y le llamaban la atención los cadáveres. Los describe así: "los que aún parecían no aceptar la muerte o aceptarla a regañadientes o los de varios días, carentes de misterio, muertos sin rezago de vida". Saenz primero trabajó denunciando nazis; luego su vida cambió y se convirtió en protector de fascistas. 

En Buenos Aires George Bennet conoce a Atanasio Fuentes, guitarrista peruano apodado El Murciélago, nacido en un pequeño pueblo cercano a Ayacucho, que desapareció por causa de la violencia de Sendero Luminoso. "En mi pueblo éramos 90 nomás, contando los chanchos", narra El Murciélago… mataron a 69 personas, 11 eran mujeres, 18 niños, incluso un bebé de seis meses.

Con El Murciélago George parte a Chile para tratar de encontrar a su novia argentina que había conocido antes de ser enviado a la cárcel en Asunción. Raymunda Walsh se había casado con un agente de la dictadura de Pinochet que participaba en sesiones de tortura con el acompañamiento musical de la Pasión de Cristo, de Telemann.

Otro demencial personaje es el escritor chileno Mano Manzano, quien se hizo famoso por escribir una novela en tres días en la vitrina de una librería en Valparaíso, sentado al frente de su Remington. Entre 1970 y 1983 el "escritor inútil" completó 135 novelas que nunca se publicaron, asesinó a un adolescente y se volvió indigente.

Entre 1970 y 1983 el "escritor inútil" completó 135 novelas que nunca se publicaron.

Que el siglo XX fue una historia repleta de perversidades políticas queda clarísimo en la narración. Tal vez sin querer Faverón escribió una novela como si fuera un espejo o una advertencia para el siglo XXI, en el que también abundan personajes aventureros y mesiánicos.

El siglo XX fue una historia repleta de perversidades políticas.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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