Se inició en la apnea hace apenas unos meses, solo había competido en dos campeonatos nacionales, fue al Mundial de Kuwait sin su entrenador, pero regresó al Ecuador con dos medallas de oro.
La historia de Sabine Manz es el relato de un ascenso rápido e inesperado. Recién a inicios de 2023 compitió por primera vez en apnea, y ni siquiera fue por iniciativa propia.
"Yo no decidí probarme en la apnea. Practicaba natación y mi entrenador me sugirió que lo intente para mejorar mi patada", confiesa la guayaquileña de 15 años, en una entrevista con PRIMICIAS.
La apnea es un deporte en el cual el nadador debe mantener la respiración debajo del agua mientras recorre largas distancias o permanece estático, sin utilizar instrumentos de buceo como el esnórquel.
Es una disciplina que ha ido ganando reconocimiento y triunfos en Ecuador. Entre los mayores referentes están María Verónica Córdova y Arianna García, quienes han batido récords panamericanos.
"Me costó cambiarme a esta forma de estar en el agua. Yo estaba acostumbrada a ser veloz, tener las pulsaciones aceleradas, pero aprendí a calmarme e ir más despacio".
Sabine Manz, nadadora
Durante las prácticas en la piscina Jorge Delgado Panchana, su entrenador Escolástico Reyes se dio cuenta de que tenía proyección para competir en la apnea. "Él me decía que me iba bien, pero yo no me consideraba buena, porque comparaba mis marcas con las mejores del mundo".
Sabine Manz, durante el Mundial de Kuwait, en mayo de 2023. Fedasub
Dos nacionales y al Mundial
Sabine compitió en dos campeonatos nacionales de apnea en 2023, uno en febrero y otro en abril. En ambos consiguió medallas, pero el objetivo principal era clasificarse al Mundial Junior en Kuwait.
Su madre, Karla Romero, la ha acompañado a cada entrenamiento y competencia. Ella relata cómo su hija obtuvo la clasificación a su primera competencia internacional:
"En el primer nacional tuvo unas marcas cercanas, pero no alcanzó el cupo. Ya en el segundo logró sobrepasar, con una brecha importante, las marcas base. Eso fue el 15 de abril y en menos de 21 días ya estuvimos viajando a Kuwait".
Sabine Manz, durante el segundo Nacional de Apnea, en abril de 2023. Fedasub
Con el apoyo de sus padres y algunos patrocinadores, la guayaquileña fue armando su maleta con los implementos necesarios para la competencia. "Mi mamá me compró el traje y las aletas me las prestaron unos compañeros".
Sin embargo, debido a la falta de presupuesto, Sabine Manz y Arianna García, quien también se clasificó, tuvieron que viajar sin su entrenador.
Fue un impacto importante, porque 'Escola', como le dicen de cariño, siempre se ubicaba a un lado de la piscina, para indicar los tiempos y darles ánimos a sus alumnas.
"Nos acompañó al aeropuerto y despedirme de él, me partió el corazón. Me puse extremadamente triste y lo llamaba todos los días".
Sabine Manz y Arianna García, en el Mundial de Apnea de Kuwait. Fedasub
Viajó sin expectativas, regresó con dos oros
Sabine viajó junto a su mamá a Kuwait. Fue una experiencia impresionante para la joven nadadora, desde la llegada al aeropuerto hasta la inauguración del evento, donde desfiló con la bandera tricolor.
La guayaquileña no tenía grandes expectativas de su participación, constantemente comparaba sus marcas con las de sus rivales y se veía lejos de un podio.
Los nervios y la ausencia de su entrenador también la afectaron. "Revisé las grabaciones antes de las competencias y me di cuenta que no paraba de temblar, por el frío y porque estaba súper nerviosa".
En estos momentos fue donde se impuso la mentalidad que le enseñó su entrenador. "Él me decía que si tenía miedo, que no lo diga en voz alta, que lo deje para después de la competencia".
Así, Sabine se enfrentó a la prueba de desplazamiento libre, la modalidad más técnica de la apnea, donde el nadador debe buscar la mayor distancia posible sin la ayuda de aletas. La ecuatoriana hizo una marca de 108,04 metros.
"Estábamos sentados, esperando los resultados, y termina la última chica. Mi mamá y Arianna se dan cuenta que hizo menos que yo y empezaron a festejar, me quedé impactada, no tenía palabras".
Tres días después, Sabine nuevamente sorprendió y obtuvo su segunda medalla de oro, esta vez en el desplazamiento con aletas, donde nadó 150 metros.
"Esa era la prueba donde menos me esperaba un buen resultado. Fui la primera en competir y no quise ver las otras participaciones. Al ver los resultados no me lo creía, les dije que revisen todo", dice riéndose.
Además de estas dos preseas, la ecuatoriana obtuvo la medalla de plata en la prueba de desplazamiento con bialetas y la de bronce en la velocidad 2x50 metros.
Sabine Manz, con sus cuatro medallas conseguidas en el Mundial de Kuwait. COE
Una fama repentina
Sabine se dio cuenta de la magnitud de sus logros ni bien aterrizó al país, cuando el avión en el que llegó fue recibido con un arco de agua.
En el aeropuerto, la guayaquileña tuvo un emotivo recibimiento por parte de sus familiares y amigos con aplausos, carteles y flores.
Después de esto vinieron las entrevistas, las ruedas de prensa y los reconocimientos. "Nunca he vivido algo así, ha sido un impacto muy rápido, es algo muy emocionante".
Sabine Manz, en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo. Ministerio del Deporte
Han sido días abrumadores, para una chica que hace meses ni competía en este deporte y que practica la natación como una manera de desestresarse.
"He nadado desde que tengo memoria, me encanta, es supersaludable, y cuando tengo estrés voy a la piscina y me olvido de los problemas".
Y mientras otras jóvenes promesas ya sueñan con más títulos y ser el número uno del mundo, ella mantiene sus pies sobre la tierra y sabe que, poco a poco, los resultados irán llegando.
"Todo el mundo me dice que si sigo esforzándome puedo llegar a mucho más, pero yo me quiero enfocar en entrenar y seguir con lo mío", afirma Sabine, con la madurez de una doble campeona mundial.
Sabine Manz, durante un entrenamiento en Guayaquil, en mayo de 2023. COE
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