Ante la inseguridad en Cuenca se ha desatado una ola de casos de justicia por mano propia. Los vecinos golpean y queman vehículos de sospechosos, pero también han 'caído' algunos inocentes.
Wilmer V. terminó bañado en gasolina, con una fractura en el hombro y su auto quemado la noche del 28 de abril, cuando los habitantes de la parroquia cuencana de Checa lo acusaron de ser un delincuente y casi lo linchan.
Cerca de las 22:00 de ese día, los vecinos del sector San Miguel, en la parroquia Checa, vieron un vehículo estacionado que les pareció sospechoso y alertaron a la comunidad. Los pobladores salieron molestos, le dieron una plaiza al chofer y quemaron el vehículo.
"Yo les dije que soy de aquí, pero decían que soy un ladrón y empezaron a agredirme", relató el hombre tras lo ocurrido. Su familia vive en esa comunidad y según, el policía que acudió al lugar, el hombre "estaba visitando a sus familiares".
Tras las primeras investigaciones, el hombre quedó libre. Al salir del hospital, se dirigió a la Fiscalía de Azuay y puso una denuncia por la destrucción de su vehículo. "Espero que me devuelvan los USD 3.500 que costaba el carro", dijo.
La historia de Wilmer es uno de los 14 casos de justicia por mano propia reportados en Azuay desde abril de 2023. En, al menos en otros dos casos, los supuestos sospechosos han salido a defenderse y aseguran ser víctimas de los excesos de los pobladores.
Víctimas se defienden
El 27 de abril, moradores de la ciudadela Kennedy aseguraron haber encontrado la "guarida" de presuntos extorsionadores y quemaron la moto de uno de ellos. Cuando la Policía llegó y allanó el lugar, no encontró evidencias de la acusación.
Uno de los oficiales aseguró que "no existió ninguna amenaza por parte de los acusados, simplemente fue la percepción de inseguridad que sintieron los moradores".
Uno de los acusados, fue un extranjero que acudió a la Fiscalía para que se investigue su caso. Aseguró que es vendedor de zapatos, que tiene pruebas y testigos para demostrar que es inocente.
La aplicación de justicia por mano propia empieza a causar preocupación a la gente.
La madre de un joven que vivió una experiencia similar contó angustiada su caso. La noche del martes 2 de mayo, su hijo, que es deportista, entrenaba en el parque de La Paz (oeste de Cuenca) junto a otros dos jóvenes.
"De pronto apareció un hombre con una arma de fuego que les amenazó con llamar a los vecinos para que los golpeen y no vuelvan más por el parque", relató la mujer a Radio La Voz del Tomebamba.
La madre detalló que si la Policía no llegaba a tiempo, "los jóvenes hubieran terminado linchados". La mujer compartió un certificado que avala que su hijo entrena en la Federación Deportiva del Azuay.
Respuesta a la inseguridad
Los recientes casos de justicia por mano propia en Cuenca ocurren después de que un sinnúmero de barrios y parroquias rurales empezaron a organizarse, cansados de los robos y extorsiones.
En la capital azuaya, la extorsión es el delito que más se ha incrementado en 2023: un 75%, según el Consejo de Seguridad Ciudadana. También hay un aumento de robos en comercios y en el espacio público.
En el campo los pobladores reclaman que los robos de ganado se han vuelto frecuentes y eso los lleva a estar alertas ante la presencia de cualquier sospechoso.
Pero las autoridades insisten en que la justicia por mano propia no es el camino para enfrentar la delincuencia, dijo Nelson Arroba, jefe de la subzona de Policía de Azuay.
"La organización ciudadana es buena, pero dentro de los límites de la ley. Estamos en un estado de derecho".
Nelson Arroba, jefe de la Policía en Azuay
Las autoridades temen que las acciones de los ciudadanos dejen consecuencias más graves. Eso ya ocurrió en octubre de 2022, cuando hubo tres casos de justicia por mano propia y en uno de los casos el sospechoso falleció.
Por ello, la Policía y el Consejo de Seguridad Ciudadana refuerzan las capacitaciones en los barrios y parroquias sobre cómo actuar frente a presuntos hechos delictivos.
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