En sus Marcas Listos Fuego
¿Compasión por Glas? ¡Váyanse al carajo!

PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Esta va a ser una columna larga, frontal y contundente, no apta ni para pusilánimes, ni para vagos, ni para tarúpidos, porque si algo me repugna más que la maldad humana es la capacidad de las víctimas de perder la memoria. Así que, si aquí estoy, es para abofetear y terminar de quebrar a los quebradizos.
Junio ha tenido imágenes, eventos y palabras.
La imagen constante ha sido la de Jorge Glas en su cuarta audiencia de juzgamiento, claramente derrotado, enjuto, vulnerable, arrugado, demacrado, con la mirada perdida.
El evento ha sido la narrativa sobre su cuadro de depresión e ideas suicidas.
Las palabras, tan tristes y patéticas, han sido la de cientos de víctimas de un régimen de terror pidiendo misericordia para un monstruo.
Y sobre eso vamos a hablar seriamente hoy, pues coincido con la mayoría, yo tampoco siento placer (y jamás lo sentiría) de ver a un perverso derrotado.
Placer no, pero tampoco pena. Porque sentir pena significa, y permítanme decirlo claro:
- Significa sentir congoja porque los villanos paguen por sus culpas.
- Significa entristecerse porque los victimarios son derrotados.
- Significa afligirse porque las leyes se aplican.
- Significa lamentarse porque las miserias humanas pasan factura.
Pena siento por ustedes, quienes deberían estar acongojados por blandengues, atribulados por su infinita capacidad de olvido.
Y para que no olviden, yo les voy a recordar por qué no pueden dejar que la apesadumbre gobierne su raciocinio:
Desempolvemos un poco la memoria cronológica
Glas fue poderoso en la época de mayor infamia. Inició como gerente del Fondo de Solidaridad en el 2007. Tras liquidar ese fondo en el 2009, ocupó el cargo de ministro de Telecomunicaciones (2009-2010) y luego fue designado ministro Coordinador de Sectores Estratégicos (2010-2013), convirtiéndose en el “superministro” que dirigía la política de cinco áreas clave: electricidad, agua, petróleo, telecomunicaciones y ambiente.
Luego fue vicepresidente del 2013 al 2017, hasta que fue encarcelado, por primera vez, por ser pieza clave en la trama de corrupción de Odebrecht.
Los casos de corrupción
Odebrecht tenía a Glas en su nómina secreta. Este fue un escándalo internacional que encarceló a políticos en toda la región y hasta llevó a presidentes a prisión. En diciembre de 2017, Glas fue sentenciado a 6 años por asociación ilícita en esta trama.
Conforme a lo probado en ese proceso judicial, Glas recibió sobornos a cambio de entregar obras estratégicas como el Poliducto Pascuales-Cuenca, el Trasvase Daule-Vinces, la hidroeléctrica Manduriacu y la Refinería del Pacífico. Glas vendió el futuro del país al mejor postor y llenó sus bolsillos mientras hipotecaba obras esenciales.
Mientras tanto, en este maldito país millones se mueren de hambre. Pero piden misericordia para un político capaz de desfalcarlos y con eso quitarles la comida de la boca.
Como si fuera poco, el Caso Sobornos 2012-2016 reveló un esquema de coimas durante el gobierno de Correa. Empresarios pagaban facturas de la campaña de Alianza PAIS a cambio de contratos públicos. Por este caso, en el 2020 se impuso a Glas una segunda condena.
El tipo prostituyó el sistema electoral, prostituyó la democracia, y ahora algunas víctimas sin temple hablan de indultar al chulo.
“En las cortes internacionales venceremos”
Son vacunadores sin munición. Llevan casi 10 años amenazándonos con Cortes Internacionales que nunca han llegado. Hoy hablan de tinta invisible, pasaron de rayar en la extorsión a rayar en la locura.
¿Quieren hablar de pronunciamientos internacionales? Hagámoslo. En octubre de 2024, el Departamento de Estado de los Estados Unidos. señaló explícitamente a Jorge Glas por “actos significativos de corrupción” y le prohibió ingresar a territorio estadounidense, extendiendo el veto a sus familiares. No solo está preso por corrupto, sino con una hermosa marca de deshonra internacional que pocos políticos ecuatorianos ostentan.
Pero gente, todo esto es nada. ¿Quieren que lo retrate de cuerpo entero?
Habeas corpus truchos y narcotráfico
Lejos de mostrar arrepentimiento, Jorge Glas, que no es rehabilitable, protagonizó los escándalos judiciales más bochornosos de la historia.
Lo primero que hizo es buscar un abogado de su calaña y se desnudó de cuerpo entero. Decidió que quienes debían defender al “perseguido político de manos limpias y corazón ardiente” debía ser nada más y nada menos que el abogado del líder de los Choneros.
Perdónenme, pero aquí también te define el abogado que contratas. Y no se trataba de un error, como vamos a ver.
En abril de 2022, Diego Moscoso, un juecesillo de Manglaralto, le concedió un sorpresivo habeas corpus alegando supuestos problemas de salud. Amparado en ese fallo corrupto, Glas salió libre la madrugada del 10 de abril de 2022.
Sin embargo, la medida fue apelada y finalmente revocada el 20 de mayo de ese mismo año, ordenándose su recaptura. El juez Moscoso terminó procesado por usurpación de funciones y luego destituido. Era apenas el inicio de una serie de artimañas judiciales dignas de una novela criminal.
Meses más tarde, en noviembre de 2022, se repitió la historia: otro juez concedió una medida cautelar que permitió a Glas abandonar la prisión de Latacunga. ¿Quién fue el juez que le dio la nueva libertad? Émerson Curipallo, juecesillo de Santo Domingo, hoy condenado por criminal ¡No me jodan!
El mismo juez que era, junto a otros demonios, el juez a cargo de los habeas corpus de los cabecillas del crimen organizado y el narcotráfico del Ecuador. El juez de los narcos. Glas ya no sólo compartía abogado con el crimen, sino que ahora trabajaba con su juez.
Curipallo fue detenido en el 2023 dentro del Caso Metástasis (proceso sobre la impregnación del narcotráfico en la justicia) y condenado por sus fallos amañados a favor de criminales, donde era sobornado con dinero de la droga.
¿Quién era el intermediario? Daniel Salcedo, el que traficó con hospitales públicos cuando Glas estaba en el poder. Y ustedes, medrosos sin valor, piden misericordia para un tipo que se benefició del mundo de la droga para comprar su libertad. ¡No me jodan!
De hecho, hace unas semanas, Fiscalía expuso una nueva trama de corrupción apodada Vidrio Libre, donde hoy están procesados altos funcionarios de la justicia: el expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Terán, habría redactado personalmente la sentencia que usó Curipallo para excarcelar a Glas en 2022.
Glas movía hilos desde la cárcel para comprar su libertad, corrompiendo a jueces. Nunca antes en Ecuador un político preso había generado tal podredumbre a su alrededor.
Otro juez cómplice, Banny Molina, que emitió medidas a favor de Glas en Manabí y que se demostró que era el juez utilizado para liberar a GDOs, quien también terminó condenado por prevaricato. En este caso, liberó a Glas porque el Vidrio estaba embarazado (lo cual no es broma).
¿Qué hizo Glas cuando asesinaron a su abogado en un ajuste de cuentas entre carteles de droga? Se cambió del abogado de Rasquiña al abogado de Norero. Christian Romero, procesado por infestar de corrupción a todo el sistema de justicia, abogado de Daniel Salcedo, de la familia Bucarám y de un sinnúmero de narcos de alto vuelo, se convirtió en su nuevo abogado para sobornar jueces e intercambiar favores entre el mundo de la política y el mundo de la droga.
La ecuación es directa: narcotraficantes, narcoabogados y narcojueces formaron un bloque de billetes y armas de alto calibre para liberar a Glas, esperando ganancias mutuas. Jamás en nuestra historia reciente un político de alto rango había hundido tanto sus raíces en el lodo de la delincuencia organizada.
¿Y hay víctimas de Glas que hoy dicen “siento pena de verlo demacrado”? ¡Vayan a sentir pena por los miles de muertos, brutalmente asesinados por el crimen organizado, que puede subsistir en un país como este porque tienen un partido político a su disposición!
Acoso sexual y degradación moral en su entorno
Como si la corrupción y la conexión con el crimen organizado no fuesen suficientes, Jorge Glas también está acusado de escándalos sexuales. En octubre de 2023 estalló una denuncia de acoso sexual y psicológico en su contra, presentada por Soledad Padilla, quien fue su colaboradora cercana durante 17 años.
Audios filtrados de conversaciones telefónicas entre ambos confirman un tono intimidante por parte de Glas, que le reclamaba por su vida sentimental y le profería advertencias.
Es que debe ser difícil tener una vida adulta normal cuando eres hijo de un anciano condenado por violar a una criatura de escuela. Uno es lo que ve en el hogar.
Y no lo culpo por las culpas de su padre, eso sería injusto. Sólo retrato el ejemplo paterno que lo esculpió.
Persecución de opositores y abuso de poder estatal
Durante los años en que Jorge Glas gozaba de las mieles del poder, Ecuador vivió un clima de acoso a la oposición y a voces críticas, un contexto autoritario del cual Glas fue parte esencial como segundo al mando.
Entre el 2007 y el 2017, Glas fue ministro clave y vicepresidente en una década en la que se persiguió a periodistas, activistas, empresarios y políticos opositores, usando el aparato estatal de forma medieval.
Medios de comunicación como El Universo enfrentaron juicios multimillonarios simplemente por publicar columnas críticas –incluso más suaves que esta–. Encarcelaron a opositores, hicieron abortar a sus esposas, espiaron con la SENAIN, secuestraron a seres humanos.
Glas avaló y apoyó estas políticas. De hecho, fue uno de los voceros más duros contra la “prensa corrupta” según la retórica correísta, justificando las embestidas legales contra periodistas incómodos.
Glas normalizó el abuso de poder contra indefensos, polarizó a la sociedad y desfalcó nuestra economía (y ahora hasta nuestra memoria).
¿Y si sí es inocente en la acusación de uso de fondos para la reconstrucción de Manabí?
No lo sé. No conozco el caso ni he asistido a la audiencia. Ojalá sea inocente, porque sobre la magullada espalda de este triste país ya sería imposible cargar con la noticia de políticos que incluso se hubiesen atrevido a aprovecharse de un terremoto para forrarse.
Cuando lo acusaron en Singue, caso que siempre sostuve que era falso y fraguado y donde incluso públicamente dije que Glas era inocente (igual que absolutamente todos los acusados), me tacharon de haberme vendido a Glas.
No gente, yo no me vendo. Yo a los villanos los acuso de lo que son culpables y reconozco su inocencia en aquello en que lo son.
Es que esto no se trata de amores y odios, se trata de sensatez. ¿Saben qué significa venderse? Vender los principios es empezar a lloriquear cuando un monstruo es apresado y destruido. ¡Qué pena que haya quien compre sus lágrimas!
Si Glas es inocente pues que así lo ratifique la justicia. Eso no limpia de vida embarrada de heces. Y si es culpable pues que la justicia se encargue de rematarlo. Such is life.
Un legado de daño irreparable
La historia de Jorge Glas es la crónica de una traición al Ecuador. Desde lo más alto del poder, saqueó las arcas públicas, encadenó al país a deudas y proyectos fallidos por culpa de la corrupción; degradó la institucionalidad al corromper jueces y abogados, se rodeó de delincuencia organizada para beneficio propio, y atropelló derechos de quienes le rodeaban.
Frente a esta avalancha de actos nefastos, resulta insultante la pretensión de algunos de pintar a Glas como víctima.
Tanto han jodido porque haya justicia y ahora que tienen justicia siguen jodiendo.
Víctimas somos todos los ecuatorianos, que durante años perdimos oportunidades de desarrollo porque el dinero terminaba en los bolsillos de funcionarios corruptos.
No, no se debe sentir compasión por Jorge Glas. Su caída es producto de sus propias acciones indignas. Cada día que pasa en prisión ha sido ganado a pulso, y cada día que pasa fuera lo debe a grietas que sus influencias compraron en el sistema.
Glas encarna la desvergüenza de una élite política que creyó estar por encima de la ley. Mostrarle lástima es una ofensa para sus víctimas.
El cuello blanco
Pero obvio que está deprimido y tiene deseos suicidas. Es evidente. Es que Glas no es un criminal violento (no es sicario o secuestrador). Él no conoció ni estuvo acostumbrado a vivir en Nueva Prosperina o Isla Trinitaria, cuyas condiciones de vida son peores que en la cárcel.
Glas es un criminal de cuello blanco y, como todo criminal de cuello blanco, cuando ingresa a una cárcel de máxima seguridad, el mundo se le derrumba.
¿Tantos años exigiendo a gritos que los delincuentes de cuello blanco sean juzgados y ahora la sociedad siente lástima de verlos sufridos y demacrados?
Lástima me dan ustedes, víctimas por decisión propia.
La moraleja
Al final, la figura de Jorge Glas servirá de recordatorio de lo que no debe repetirse. Su nombre queda asociado a la corrupción rampante, a la manipulación de la justicia, a la intermediación del narcotráfico y a la soberbia del poder absoluto.
Y mientras las víctimas sientan pena por esta clase de victimarios, seguirán siendo víctimas, in saecula saeculorum.