Rafael Correa sobre Marcela Aguiñaga: del "brillante como siempre" al "con nosotros no cuentes"
El máximo líder de la Revolución Ciudadana se dedicó a pedirle a la Prefecta del Guayas que se aleje del movimiento que ella se encargó de revivir después de la implosión de Alianza PAIS.

Diseño de una fotografía con la imagen de Marcela Aguiñaga y Rafael Correa posando abrazados.
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En su usual estilo digital, el expresidente Rafael Correa utilizó su cuenta en X para atacar a Marcela Aguiñaga, una de las figuras más visibles de la Revolución Ciudadana (RC). Desde la única tarima política que le queda en Ecuador, le dedicó cinco publicaciones sarcásticas este 2 de diciembre de 2025.
No contento con eso, el máximo líder de la agrupación política compartió varios comentarios de otros usuarios contra ella e incluso repitió una de sus mismas publicaciones, para buscar nuevas interacciones.
¿El objetivo? Pedir a la Prefecta de Guayas que no reflexione sobre su intención de abandonar el movimiento político. Correa prefirió anticiparse y cerrarle la puerta de una reelección por la lista 5 en 2027. Al menos, en discurso. Al menos, por ahora.
Al exmandatario le golpearon las declaraciones de Aguiñaga. En una entrevista televisiva, la noche del lunes, ratificó la dificultad que experimenta dentro de las filas del correísmo. Pero ese malestar no es nuevo, la discordia evidente se ha ido incrementando desde hace poco más de dos años.
Y en los últimos meses ha sido imposible de ocultar. Las autoridades locales electas por la lista 5 guardan silencio y se alejan de los escándalos de su líder, mientras las lealtades inmutables se mantienen en la bancada legislativa y en las figuras sin cargos públicos o que se marcharon del país.
Sin embargo, algo que también resulta evidente es la necesidad que tienen Correa y Aguiñaga el uno del otro para continuar sobreviviendo políticamente.
Los números de Aguiñaga
La popularidad y esfuerzo de la prefecta y exlegisladora lideró el renacimiento del correísmo, bajo la bandera que ahora los cobija.
Tras la primera derrota presidencial con Andrés Arauz y su renuncia a dirigir el movimiento inicialmente llamado Fuerza Compromiso Social, la agrupación eligió a Aguiñaga para tomar la posta, en agosto de 2021. Tras lo que anunció un periodo de unidad y de búsqueda de nuevos votantes.
Durante su gestión se consolidó la nueva imagen de la Revolución Ciudadana, consiguieron la afiliación de más de 200.000 nuevos adherentes y en su primera contienda electoral, en 2023, alcanzaron nueve prefecturas, 50 alcaldías y cientos de concejalías y juntas parroquiales.

Pero, la principal victoria fue haber desterrado al socialcristianismo de la provincia más poblada del país, Guayas, y su capital, Guayaquil. Aguiñaga se quedó con la prefectura y el auspiciado Aquiles Alvarez se quedó con la alcaldía.
Ese periodo, en el que se dedicó de lleno a recuperar la estructura de la agrupación política, fue el único en el que no estuvo en el sector público, desde que llegó a las filas del correísmo en 2007. Y con su llegada a la Prefectura, en mayo de 2023, su influencia en la esfera política empezó a crecer.
Sin embargo, sorpresivamente, la Revolución Ciudadana escogió a Luisa González como candidata presidencial tras la debacle del gobierno de Guillermo Lasso. Una figura desconocida entre la opinión pública y que perdió las presidenciales extraordinarias del 15 de octubre de 2023.
Esta segunda derrota del correísmo hizo que los detractores internos de Aguiñaga empezaran a maniobrar contra ella y la culparon por el revés electoral. Pocos días después renunció a la presidencia de la agrupación. Y, desde entonces, la incomodidad de la Prefecta en las filas del movimiento ha ido creciendo.
Aguiñaga no ha temido responder a los comentarios de sus compañeros de partido, e incluso a los del mismo Correa. Así como ha tomado decisiones independientes sobre su gestión.
Fue criticada cuando, junto a otras mujeres de la lista 5, rechazó la defensa ciega de Jorge Glas cuando fue denunciado por violencia de género; no temió en acercarse al presidente de la República, Daniel Noboa, para trabajar por su provincia; y ha aceptado que piensa recurrentemente en dejar las filas de la única agrupación política a la que ha pertenecido.
Y finalmente, desde mayo de 2025, Aguiñaga se calificó como la 'oveja negra' del correísmo, cuando aceptó que no coincidía con el exmandatario. Y advirtió que la RC se diluía entre egos e imposiciones. Después llegó el episodio de las denuncias del supuesto fraude electoral.
Para julio, este episodio hizo que, públicamente, se confirme que en la organización no existía el debate interno ni la democracia, puesto que las decisiones finales las toma el exmandatario y quienes cuestionen sus criterios son aislados.
Rafael Correa en ese entonces los amenazó a todos, como de costumbre, desmintió los argumentos de sus críticos y dijo que para ser un partido más, mejor desaparecer. Y a esto se sumaron las críticas de Luisa González y los roces con Aquiles Alvarez.
Pero en su última entrevista, Aguiñaga aceptó que esta vez ya han pasado meses desde la última ocasión en que se comunicó con el exmandatario. Y con una sonrisa se limitó a decir que solo se puede conversar con él dependiendo de su genio. Pero que esta vez sí sopesa si su futuro político está en otra parte, alejado de la Revolución Ciudadana que ayudó a levantar de los escombros.
La influencia de Correa
Si Rafael Correa tiene algo claro es que todos sus candidatos y figuras dependen de su influencia. La Revolución Ciudadana mantiene un voto duro gracias a la década de su gestión o al recuerdo que queda de ella. Y otra parte bastante menor se debe al rechazo a las otras tendencias políticas.
Sin embargo, eso ya no es suficiente. Hasta hace poco más de dos años, bastaba con una foto con el exmandatario, para impulsar candidaturas desconocidas, auspiciadas o desafiliadas de otros partidos para que tengan claras opciones de ganar.
Ahora, con el paso de los años y el agotador discurso de Correa de que su movimiento es víctima de traidores y oportunistas, la lista 5 ha quedado atorada bajo su sombra, que los mantiene atados al pasado (positivo y negativo) y que los hunde con sus polémicas actuales.
Y es que, si bien el presidente vitalicio de la RC es el 'dueño' del capital político del movimiento, son todos los que se quedaron en Ecuador, para revivir al partido, ser candidatos u ocupar cargos de elección popular, los que —de alguna manera— tienen que 'aguantar' las consecuencias de las publicaciones digitales, acusaciones y decisiones de su líder. Entre ellos, la misma Aguiñaga.
Pero eso no da réditos dentro del correísmo. Junto a ella, otras figuras han sido menospreciadas por el exmandatario, como Pabel Muñoz y Paola Pabón. Sin embargo, la Prefecta del Guayas sí cuenta con un capital político propio, que Correa reconoce, aunque sea de forma sarcástica.
Es por eso que pronosticó que le irá bien en una próxima candidatura a la reelección, con otra camiseta, puesto a que no ha podido aceptar que Aguiñaga ha dialogado con figuras de otras tiendas políticas para buscar acercamientos que beneficien a Guayas. Lo hizo con Daniel Noboa y, recientemente, con Lourdes Tibán, prefecta de Cotopaxi.

Es así que al final del día, el expresidente ratificó que dentro de la Revolución Ciudadana no cuenta el trabajo de sus militantes, ni siquiera en los espacios públicos de poder. Lo único que se valora es la lealtad incondicional.
Y así es como buena parte de miembros de la lista 5 se reúsan a renovarse, condicionados a la popularidad decadente (incluso entre sus compañeros) de la única figura que todavía puede jalar votos, pero sólo para los candidatos ungidos.
Por eso incluso hubo menos apoyo de ciertas figuras a la última candidatura de González y esta cerrará su gestión en enero de 2026, con el peso de dos derrotas presidenciales consecutivas y una estructura debilitada.
Esto agrega algo de incertidumbre sobre el futuro de la relación entre Correa y Aguiñaga. Puesto a que si la dirigencia de la RC queda en manos de Felipe Vega de la Cuadra, hasta ahora el único nombre que ha sonado publicamente para dirigir la agrupación, se espera que la línea se radicalice más hacia el correísmo.
Sin embargo, el mismo exmandatario sabe que la salida de Aguiñaga puede costarle finalmente respaldo en Guayas o incluso la pérdida de ese espacio de poder, que representa la segunda provincia con más electores del país.
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