Vládimir Putin, frío, calculador autoritario, soñó con una invasión fulminante, pero con Ucrania se ha equivocado. Los ciudadanos enfrentan a la masiva maquinaria bélica rusa con coraje.
A diferencia de lo que ha hecho en el pasado, Occidente ahora ha decidido sancionar a Putin, que se ha quedado solo, con pocos cómplices, entre los que se cuentan los radicales de izquierda y de derecha, los ayatolás, los déspotas y Nicolás Maduro.
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