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Análisis

El café ecuatoriano, entre el reto de competir con los gigantes y fortalecer su especialidad

El café ecuatoriano representa apenas 0,73% de las exportaciones tradicionales (datos a agosto 2025), pero transita hacia una estrategia de industrialización y valor agregado. Sin embargo, el sector enfrenta varios desafíos para sostener esta apuesta por la diferenciación en mercados de especialidad.

Un trabajador extiende y seca granos de cacao al sol en una finca.

Un trabajador extiende y seca granos de cacao al sol en una finca.

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Canva

Autor:

Liz Ortiz

Actualizada:

24 oct 2025 - 09:02

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El café ecuatoriano atraviesa un momento de transformación estructural. Con exportaciones que alcanzaron USD 93,8 millones en el período enero-agosto de 2024 y USD 86,6 millones en el mismo período de 2025, el sector representa apenas el 0,73% del total de exportaciones tradicionales del país, muy por debajo del camarón, que lidera con 47,2% (USD 5.557,4 millones), el banano con 24,5% (USD 2.889,2 millones) y el cacao con 25,4% (USD 2.996,2 millones).

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Sin embargo, detrás de estas cifras modestas se esconde una industria que apuesta por la diferenciación a través de la calidad, la sostenibilidad y el valor agregado, elementos que podrían redefinir su rol en la economía nacional durante los próximos años (Gráfico 1).

Francisco Rivadeneira, exministro de Comercio Exterior y exdirector Ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), en entrevista con GESTIÓN, señala que “el sector cafetero ecuatoriano presenta ventajas cualitativas con diversidad de microclimas que permiten cafés diferenciados y creciente presencia en nichos de especialidad a nivel internacional, pero enfrenta limitaciones cuantitativas en escala y productividad frente a competidores regionales, en particular Brasil y Colombia”. Esta dualidad entre potencial cualitativo y limitaciones cuantitativas define el escenario actual del café ecuatoriano.

La apuesta por la industrialización y el valor agregado

Un análisis detallado de las exportaciones revela una tendencia clara hacia la industrialización del sector. El café industrializado ha mostrado un crecimiento extraordinario del 119% entre 2020 y 2024, pasando de USD 61,0 millones a USD 133,6 millones. Sin embargo, los datos hasta agosto de 2025 alcanzan USD 78,5 millones, lo que, proyectado al año completo, podría significar una recuperación del ritmo de crecimiento. Por su parte, las exportaciones de café en grano se han mantenido más volátiles, con un pico de USD 23,7 millones en 2022 pero estabilizándose alrededor de USD 11,4 millones en 2024 y USD 8,1 millones hasta agosto de 2025 (Gráfico 2).

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Así, es notable que el café industrializado represente actualmente el 92,1% del valor FOB total de las exportaciones cafetaleras, mientras que el café en grano apenas alcance el 7,9%. Esta proporción marca un cambio estructural significativo: en 2020, el café industrializado representaba el 87,5% y el grano el 12,5%, evidenciando una clara estrategia de agregación de valor.

Rivadeneira enfatiza en que “el país se distingue más en segmentos de valor agregado como procesados, café liofilizado, extractos, cafés de especialidad de altura, arábicos y orgánicos”, más que en el mercado masivo de grano verde. Esta estrategia de diferenciación es fundamental, considerando que Ecuador no puede competir en volumen con gigantes como Brasil, Colombia o Vietnam, pero sí puede aprovechar sus ventajas climáticas únicas y la calidad diferenciada de sus granos.

La tendencia hacia productos con mayor valor agregado responde también a las nuevas exigencias del mercado internacional. María Paulina Romo, presidenta del Grupo Entregas, empresa ecuatoriana especializada en logística, explica a GESTIÓN que hoy por hoy el consumidor no solo está comprando café, sino comprando experiencia, “está comprando la sensibilidad de una marca que está apostando a la sostenibilidad”.

La consolidación empresarial del sector cafetalero

El fortalecimiento del tejido empresarial del café ecuatoriano evidencia una transformación estructural hacia la formalización y la diversificación productiva. De acuerdo con los registros de la Superintendencia de Compañías, el número de empresas activas en el cultivo de café pasó de 13 en 2014 a 54 en 2024, lo que representa un crecimiento del 315%.

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Este aumento refleja una mayor articulación entre productores, comercializadores y exportadores, impulsada por la creciente demanda internacional de cafés diferenciados y por la expansión de iniciativas privadas orientadas al valor agregado. En 2014, apenas una empresa, La Estancia Forestal, reportó ingresos totales por USD 347.050,5, mientras que una década después se observa un panorama empresarial más dinámico y competitivo (Tabla 1).

El top 10 de 2024 muestra a Exportadora Hidrovo Muñoz S.A. liderando el sector, con ingresos por USD 16,9 millones, seguida de Vipagro S.A. (USD 1,0 millón) y Agrícola Mocapen S.A.S (USD 987.898,4). Este salto cuantitativo y cualitativo revela el ingreso de capitales privados y el fortalecimiento de capacidades logísticas. Sin embargo, detrás del crecimiento corporativo persisten desafíos estructurales vinculados a la productividad y a la disponibilidad de capital humano calificado.

La baja productividad y el capital humano envejecido son los desafíos

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGAP), para 2024, Ecuador cultivaba dos variedades principales: café arábica y café canephora (robusta). El análisis de productividad muestra disparidades geográficas que evidencian la falta de tecnificación del sector.

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En el café arábica, Imbabura lidera con apenas 0,57 t/ha, seguida por Carchi (0,54 t/ha) y Zamora Chinchipe (0,53 t/ha), mientras que Chimborazo y Pichincha registran los rendimientos más bajos, con solo 0,29 t/ha. La situación del café canephora es aún más crítica: Esmeraldas alcanza el máximo con 0,40 t/ha, mientras Los Ríos apenas produce 0,17 t/ha y Cotopaxi 0,18 t/ha (Gráfico 3 y 4).

Danilo Vinocunga, Fabiola Jiménez, Josselyn Pico, Diego Sarabia, Estela Guardado y Amaury Pérez detallan en su “Análisis de la producción y consumo de café en Ecuador” que la dominancia de ciertas variedades en el mercado puede atribuirse a su adaptabilidad a precipitaciones y temperaturas moderadas.

Sin embargo, los autores destacan que variedades que actualmente tienen una menor cuota de mercado representan una oportunidad significativa para la diversificación de la producción cafetalera en Ecuador. “La promoción de estas variedades tiene el potencial de incrementar la resiliencia general del sector ante fluctuaciones climáticas y satisfacer la demanda de un mercado especializado que valora la singularidad del café de microclimas específicos”.

Pero el envejecimiento de la población cafetalera es otro desafío importante. La edad promedio de personas que se dedican al cultivo del café es de 55 años en arábica y 52 en canephora, lo que evidencia que el sector ha envejecido sin un relevo generacional claro. Víctor Yanangómez, presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Pequeños Cafetaleros Ecológicos del Sur del Ecuador (Fapecafes), en entrevista para GESTIÓN, confirma esta realidad: “La mayoría de los productores, estamos hablando de un promedio de vida de 70, 75 años y ya no hay jóvenes que están trabajando en el campo”.

El rol estratégico de la logística y la trazabilidad

La logística emerge como un factor crítico para la competitividad del sector cafetalero. Romo destaca que este rubro se vuelve cada vez más relevante en los mercados, sobre todo porque genera eficiencias desde la recolección hasta la entrega. Para el café, un producto orgánico que requiere condiciones específicas de temperatura y humedad, la cadena logística debe garantizar que “no llegue mojado o húmedo”, manteniendo la calidad desde el origen hasta el consumidor final.

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La trazabilidad mediante blockchain se convierte en un elemento diferenciador fundamental. “La logística ayuda mucho a mirar formas más alternativas. Hoy, la innovación se consolida como ventaja competitiva y la logística pasa a ser un aliado para generar un tema de blockchain que cuente cómo viene la finca, cómo es tratado el agricultor, qué historia está detrás de ese café”, explica Romo.

Sin embargo, persisten desafíos significativos. “Las zonas cafeteras son zonas rurales de menor acceso”, reconoce la ejecutiva, quien además señala que Ecuador enfrenta una desventaja competitiva frente a Perú, donde las condiciones en términos de infraestructura son muchísimo más robustas. A pesar de esto, considera que el país puede diferenciarse por “el cuerpo de nuestro café que es inconfundible”, una característica derivada de estar en plena mitad del mundo a 90° del Sol.

Políticas públicas y el camino hacia la sostenibilidad

Para consolidar al café como motor de desarrollo rural sostenible, Rivadeneira propone cinco acciones prioritarias que requieren implementación urgente.

  1. Líneas de financiamiento específicas del Estado para renovación de cafetales. En especial para la compra de plantas de café especiales; desarrollo de infraestructura y tecnificación con plazos largos y períodos de gracia.

  2. Fortalecer programas nacionales de renovación y resiliencia climática con subsidios condicionados a prácticas sostenibles y variedades resistentes.

  3. Incentivos a la industrialización y exportación de productos procesados para capturar mayor valor.

  4. Fortalecimiento de extensión rural y centros de innovación para capacitación, trazabilidad y certificaciones.

  5. Una estrategia comercial internacional robusta que incluya indicadores geográficos y denominaciones de origen, marca producto-país, como por ejemplo ‘Café de Ecuador’, y promoción en ferias y ruedas de negocio en mercados objetivo.

Los acuerdos comerciales también juegan un papel estratégico. Rivadeneira señala que los acuerdos con la UE, EFTA, Canadá y Corea del Sur “equiparan las condiciones arancelarias con Colombia y Perú”, mientras que “el acuerdo con China nos equipara con Perú y nos da ventaja sobre Colombia”. Respecto a Estados Unidos, lo ideal será mantener el arancel cero para café en grano, con lo que “tendríamos una ventaja sobre Colombia y Perú, así como otros proveedores como Brasil y Vietnam”.

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Como reflexiona la ejecutiva de Grupo Entregas: “No estamos simplemente llevando un café, estamos llevando la marca país y la historia que queremos contar”. El éxito dependerá de ejecutar las reformas necesarias, atraer inversión para renovar los cafetales envejecidos y, fundamentalmente, involucrar a las nuevas generaciones. Como advierte Rivadeneira, “mucho de esto ya se ha planteado, pero o no se ha ejecutado o se ha ejecutado a medias”.

La ventana de oportunidad está abierta, pero requiere acción decidida para que el café ecuatoriano conquiste su espacio en el competitivo mercado global de especialidades.

(*) Economista, analista económica Gestión Digital.

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