Día del Medio Ambiente 2025: ¿puede el mundo sobrevivir a la crisis del plástico?
Más de 400 millones de toneladas de plástico se producen al año. La ONU busca revertir esta emergencia ambiental con medidas urgentes y globales.

Recolector de basura recogiendo botellas plásticas para reciclar, promoviendo la reutilización en el sitio de disposición de desechos.
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Autor:
Redacción Comercial
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Cada 5 de junio, desde 1972, el Día Mundial del Medio Ambiente se convierte en una oportunidad para reflexionar y actuar frente a los principales desafíos que amenazan el bienestar del planeta. Este 2025, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pone el foco en la contaminación por plásticos, un problema que afecta a ecosistemas, a la salud humana y acelera el cambio climático.
¿Por qué el plástico es una amenaza global para el ecosistema?
La contaminación por materiales derivados del petróleo se ha convertido en una crisis sin fronteras. De acuerdo con las Naciones Unidas, cada año se producen más de 400 millones de toneladas de este polímero, de las cuales cerca de la mitad están diseñadas para un solo uso. Sin embargo, menos del 10 % de estos residuos se reciclan.
Entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos sintéticos acaban anualmente en lagos, ríos y océanos, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afectando la biodiversidad acuática y llegando a la cadena alimentaria. De hecho, microplásticos —partículas de menos de 5 mm— han sido hallados en el aire, el agua potable, los alimentos y, de acuerdo con un estudio de Science of the Total Environment, incluso en tejidos humanos, como los pulmones.
Pero la amenaza va más allá de las condiciones médicas. Como indica el informe Plastic & Climate: The Hidden Costs of a Plastic Planet, en 2019 la producción e incineración de este compuesto no biodegradable generó más de 850 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, similares a la emisión de múltiples plantas de carbón.
¿Qué tan grave es la crisis del plástico en Ecuador?
Ecuador también enfrenta los efectos de dicha amenaza. Según datos de World Wildlife Fund for Nature (WWF), en 2022 el país generó aproximadamente 627 000 toneladas de desechos plásticos. De esa cifra, únicamente el 7,7 % fue reciclado; el resto terminó en vertederos, ríos o ecosistemas naturales. Si no se toman medidas urgentes, la generación de residuos de ese tipo podría aumentar un 82 % para 2040.
"En promedio, cada persona en el país genera alrededor de 34,8 kg de basura plástica al año".
World Wildlife Fund for Nature Ecuador
Plástico y vida silvestre: un conflicto en Galápagos
En septiembre de 2024, Galapagos Conservation Trust informó que el 69 % del plástico encontrado en sus costas es de un solo uso, y un tercio está vinculado a bebidas, especialmente botellas de agua. Esta contaminación afecta directamente a tortugas, aves, tiburones y peces, que pueden ingerirlo o enredarse en él. Entre las especies más afectadas por el enmalle se encuentran las tortugas marinas verdes, las iguanas marinas, los tiburones ballena, las móbulas y los pinzones medianos. Lo más alarmante es que más del 95 % de estos restos proviene de fuera de la reserva marina, transportado por corrientes oceánicas o flotas pesqueras internacionales.
¿Qué propone la ONU para frenar la contaminación?
El PNUMA plantea una estrategia integral que inicia con eliminar los plásticos “problemáticos e innecesarios” y continúa con tres acciones clave: reutilización, reciclaje y diversificación de productos.
La reutilización, mediante botellas recargables, devolución de envases y dispensadores a granel, podría reducir la degradación ambiental en un 30 % para 2040. Además, un 20 % más podría mitigarse si el reciclaje se vuelve rentable y estable, apoyado por la eliminación de subsidios a combustibles fósiles y un mejor diseño de productos. La diversificación, reemplazando bolsas, envoltorios y utensilios desechables por alternativas sostenibles, sumaría otra reducción del 17 %.
El Día Mundial del Medio Ambiente 2025 no es solo una fecha simbólica: es una advertencia global. La contaminación plástica no es un desafío del futuro, sino una amenaza presente que exige decisiones contundentes.
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