Espíritu Mukainada: la historia de superación de Mazda

Autor:

Redacción Comercial

Actualizada:

13 Ago 2021 - 13:41

Superar retos nunca ha sido fácil, pero Mazda logró superarlos gracias al “espíritu de Mukainada” que evoca el resurgimiento de entre las cenizas de una ciudad devastada.

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Redacción Comercial

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13 Ago 2021 - 13:41

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Superar retos nunca ha sido fácil, pero Mazda logró superarlos gracias al “espíritu de Mukainada” que evoca el resurgimiento de entre las cenizas de una ciudad devastada.

Cuando  Jujiro Matsuda, fundador de Mazda, salió de la barbería el día de su cumpleaños setenta, tenía muchas razones para estar agradecido. Su vida había pasado de orígenes humildes a ser un hombre de negocios exitoso.

Además, para ese entonces contaba con un legado prometedor para su hijo, un futuro empresario. Pero todo cambió un 6 de agosto de 1945: el día en que la bomba atómica azotó el centro de la ciudad de Hiroshima.

Este devastador evento no solo cambió la vida de la familia Matsuda, sino del mundo entero. Y pudo haber truncado la empresa automovilística para siempre, pero motivó un espíritu retador, presente en el ADN de Mazda.

Los retos no lo detuvieron

Afrontar grandes retos era algo constante para  Jujiro Matsuda. Era el duodécimo hijo de un pescador humilde de Hiroshima, profesión que él también siguió luego de perder a su progenitor a temprana edad.

Pero Jujiro buscaba mucho más y con 13 años viajó por su cuenta a Osaka para convertirse en herrero.

A los 20 años ya poseía su propio taller y cuando cumplió 31 años él y su familia contaban con una vida acomodada. Esto gracias a una invención conocida como: la bomba Matsuda.

Pero esto no fue todo, pues la empresa “Matsuda Works” lleg[o a emplear 4 mil personas y fabricar espoletas o dispositivos militares para el zar de Rusia.

Pero cuando Jujiro planteó ampliar la producción y abrir una planta en Hiroshima, los colaboradores se opusieron. Esto significó volver a iniciar desde cero.

“Los caminos que tomé fueron siempre espinosos y pedregosos. Agónicos y llenos de dificultades. Yo avanzaba en línea recta. Dolorido, sin aliento, incluso ciego a veces, pero en línea recta”

Jujiro Matsuda

¿Qué fue lo que le permitió seguir este camino tan arduo? La confianza en sí mismo y los demás.

Del corcho a lo automotriz

En 1921 el empresario recibió la propuesta de dirigir “Toyo Cork Kogy” una empresa dedicada a derivados de corchos que estaba atravesando malos momentos. Matsuda aceptó el reto y le dio una visión completamente diferente, volvió a las raíces de metalurgia.

Rápidamente la división de fabricación de maquinaria fue el centro de la empresa, y Jujiro presentó un plan innovador: un motocarro de tres ruedas bautizado como ‘Mazda-Go’.

El éxito fue rotundo y la empresa cambió su nombre a Mazda. Este término guarda semejanza al apellido familiar, pero también es referencia del dios persa de la luz y sabiduría, Ahura Mazda.

Tomada de: mazda-press.com

La marca tenía previsto lanzar un renovado modelo de cuatro ruedas, pero la 2.ª Guerra Mundial llegó, y cinco años despues cayó la destructiva bomba.

Resurgiendo de los escombros

Makainada, el barrio donde se encontraba la fábrica de Toyo Kogyo estaba a cinco kilómetros del lugar de impacto de la bomba. La sede de la empresa quedó reducida a escombros y más de 80 mil personas fallecieron, entre ellas empleados de la compañía.

Pero la ciudad decidió pararse y resurgir de los escombros. La familia Matsuda no dudó brindar apoyo y transformó una de las plantas de fabricación en un hospital improvisado.

Cuatro meses más tarde, la empresa estaba lista para volver a fabricar los motocarros; los esfuerzos nacionales de reconstrucción catapultaron la demanda de vehículos de carga a niveles inéditos.

Los nuevos visionarios

El espíritu pionero estaba impreso en el ADN de Jujiro Matsuda, y su hijo Tsuneji Matsuda siguió sus pasos. después de la guerra participó activamente en la reactivación de la ciudad.

En 1951 tomó las riendas de la empresa que era conocida por sus motocarros y furgonetas. Pero el joven Tsineji tenía una nueva idea, los autos turismo.

Su momento estrella llegó en 1960 con el Mazda R360 Coupe. Un éxito en Japón para la clase media en auge.

Pero no todo fue un camino de rosas, pues en este año el gobierno japonés obligaba a las empresas pequeñas a que se unan a grandes industrias para consolidar sus negocios.

La única salvación del acuerdo era brindar un modelo único para mantener su independencia como empresa. En este marco surgieron Mazda Cosmo Sport 110 S o el Mazda RX-7. Estos vehículos acercaron a Mazda al mercado internacional.

Si bien la marca ya no está en las manos de la familia Matsuda, debido a la crisis petrolera de 1970, el espíritu de lucha sigue presente en la visión actual de Mazda.

Tomada de: mazda-press.com

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