Hace más de un siglo, los neumáticos eran blancos, pero algo sucedió que cambió su tono a negro. Descubre el intrigante misterio detrás de esta transformación.
Hoy exploraremos el proceso de transición de los neumáticos desde su color blanco original hasta el negro, revelando la historia detrás de esta evolución y su impacto en la estética automotriz.
Cuando los neumáticos eran blancos
En los primeros años del desarrollo del transporte automotor, los neumáticos no tenían el característico color oscuro que conocemos hoy en día. En cambio, eran blancos o tenían un tono lechoso. Esto se debía al uso de goma proveniente del árbol amazónico Havea Brasiliensis, que en su estado natural tenía un color similar al de la leche.
Sin embargo, este tipo de llantas enfrentaba un inconveniente significativo: su propensión a ensuciarse rápidamente. Esta situación no solo afectaba la apariencia estética, sino que también requería un mantenimiento constante para preservar su limpieza.
BF Goodrich y la revolución del negro de carbón
La necesidad de una solución práctica y armónica llevó a un punto de inflexión en 1910. El fabricante estadounidense BF Goodrich experimentó con la quema incompleta de productos derivados del petróleo, dando como resultado el "negro de carbón". Al incorporar este producto en un 30% de la composición del neumático, se logró un cambio dramático: la goma adquirió un tinte oscuro, disimulando efectivamente la suciedad acumulada.
Además, mediante pruebas se llegó a la conclusión de que las ruedas oscuras duraban diez veces más. Esto porque el color negro absorbía los rayos ultravioleta, unos de los causantes de grietas y endurecimiento.
Neumáticos bitono y elegancia clásica
La introducción del negro de carbón, sin embargo, tenía un inconveniente económico. Su uso aumentó el costo de producción de las llantas, llevando a algunos fabricantes a tomar una decisión innovadora: aplicar la tonalidad en la banda de rodadura, dejando las paredes laterales del caucho en su color natural, blanco. Este enfoque financiero resultó en la popularización de las ruedas bitono, una característica que hoy asociamos a la elegancia de los automóviles clásicos.
Manteniendo tus neumáticos impecables
El atractivo atemporal del negro en los neumáticos contrasta con la necesidad imperativa de mantenerlos en óptimas condiciones, no solo para preservar su atractivo visual, sino también para mejorar la seguridad y eficiencia del vehículo. Por esta razón te brindamos los siguientes consejos:
Para el cuidado básico, emplea agua, jabón y un cepillo de cerdas suaves, evitando limpiadores abrasivos que podrían causar daños a la goma. Al frotar la superficie de la rueda, elimina la suciedad acumulada, prestando especial atención a las áreas entre las ranuras de la banda de rodadura.
Evita el uso de limpiadores con ácido, ya que pueden perjudicar la capa protectora de las llantas y acelerar el desgaste. Además, un secado adecuado es crucial para evitar la acumulación de humedad, que podría resultar perjudicial para el caucho.
Como recomendación adicional, efectúa rotaciones según las indicaciones del fabricante o, al menos, cada 8,000 a 10,000 kilómetros. Esto asegura una distribución uniforme del deterioro.
Es relevante recordar que todas las llantas tienen un tiempo de vida útil, ya que los componentes pierden sus cualidades con el paso del tiempo. Por ende, no se recomienda el uso de ruedas que hayan estado en uso continuo, especialmente si estas presentan cambios notables en su apariencia o dureza de compuestos.
Al mimar tus neumáticos, prolongarás su vida útil y conservarás la elegancia que el negro aporta a la carretera.