La temperatura normal de un motor oscila entre los 75 y 90 grados centígrados, pero el calor puede alterar los sistemas.
Para evitar estos inconvenientes es necesario tener un sistema de refrigeración en buenas condiciones, pues este es el encargado de mantener el motor en buen estado.
Cabe recalcar que el motor convierte la energía térmica en mecánica. Estos procesos termodinámicos pueden tener ineficiencias en la conversión de energía, provocando acumulaciones de calor en ciertos elementos.
Para evitar daños mecánicos, el sistema de refrigeración se encarga de regular la temperatura gracias al radiador, bomba, termostato, mangueras y el fluido refrigerante.
El fluido refrigerante ideal
Existen dudas sobre el líquido ideal para mantener un proceso óptimo de refrigeración: agua normal, destilada o fluidos especializados. Pero, ¿cuál es la diferencia entre estos compuestos?
El líquido refrigerante cuenta con propiedades antioxidantes y puntos de ebullición que son superiores al agua. Estos detalles hacen que funcionen de manera eficiente para su objetivo.
Cabe destacar que no es aconsejable mezclar agua y líquido refrigerante en un mismo automotor.
El agua de grifo no es recomendable pues expertos del Real Automóvil Club de España (RACE) afirman que las partículas de impresa pueden obstruir el flujo de sistema.
Aunque, RACE afirma que una opción accesible es usar agua destilada, puesto que este componente refrigerante está presente en fluidos refrigerantes en un 70% de su compuesto.
De esta forma, aunque el líquido especializado es efectivo al cumplir su función, el conductor debe tomar en cuenta que el cambio repentino de agua a otro compuesto puede generar daños en el sistema.