La presión baja o alta crea excesiva temperatura y puede llevar a una falla en las llantas, que pueden provocar desgastes acelerados, peligro de derrape y riesgo de que el neumático se rompa.
Normalmente, las llantas pierden presión por diversos factores, entre los que destaca un proceso de permeabilidad, cambios de temperatura exterior, etc. De hecho, en temperaturas cálidas, el cambio es más evidente, mientras que en clima frío los neumáticos reducen una o dos décimas.
Es importante destacar que la presión alta o baja puede producir desperfectos en las llantas, daños en el vehículo o siniestros viales con consecuencias graves.
La presión de los neumáticos muchas veces pasa desapercibida por los usuarios, puesto que normalmente las mecánicas o el personal de gasolinera se ocupa de este procedimiento.
El proceso cuenta con dos premisas:
- Para transitar en ciudad la presión de los neumáticos debería ser de 28 PSI.
- Mientras que en carretera la presión óptima es de 24 ó 26 PSI.
Aunque, es importante recalcar que la presión depende de cada tipo de llanta.
La presión adecuada
El conductor puede encontrar la presión máxima de inflado al costado de la llanta. Es importante no adivinar, ni utilizar valores al azar pues podría ser peligroso.
Cabe recalcar que lo óptimo es mantener los neumáticos al 85% de la presión indicada en la llanta.
MAXIMA PRESION ACEPTABLE (85%)
32 PSI 28 PSI
44 PSI 35 PSI
50 PSI 44 PSI
Lo fundamental es no exceder la presión indicada, pero tampoco mantener el nivel en un valor mínimo del aceptable.
