Jueves, 28 de marzo de 2024

Miguel González: el empleo lo genera la empresa privada, no el Estado

Autor:

Juan Manuel Yépez

Actualizada:

26 Ene 2021 - 0:04

El presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González, habló con PRIMICIAS sobre sus propuestas de reactivación económica, a través de la inversión extranjera y el apoyo al emprendimiento.

Entrevista Migue Ángel González, presidente Cámara de Comercio de Guayaquil.

Autor: Juan Manuel Yépez

Actualizada:

26 Ene 2021 - 0:04

El nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González, en una entrevista con PRIMICIAS el 25 de enero de 2021. - Foto: Juan Manuel Yépez

El presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González, habló con PRIMICIAS sobre sus propuestas de reactivación económica, a través de la inversión extranjera y el apoyo al emprendimiento.

El presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González, reflexiona sobre el nuevo rol del empresario en la reactivación económica del país, pese a la pandemia de Covid-19.

En una entrevista con PRIMICIAS, González, de 41 años y vinculado al sector ferretero, sostiene que el empresario debe adaptarse a las necesidades del mercado e innovar para no desaparecer.

¿Cómo se ha manifestado la crisis en la Costa, en relación a la de la Sierra?

En las dos regiones fue muy duro. La Costa es un poco más fuerte porque es una zona comercial; vive de las ventas, importa y cuando se insiste en el confinamiento se golpea a las ventas.

En la Sierra también hay industrias, el sector público, burocracia, pero probablemente el golpe ha sido distinto. En la Costa nos hemos venido reactivando, por eso hemos insistido mucho en que no exista tanta restricción.

Para este tiempo de pandemia necesitamos más concienciación y menos restricción. La salud y la economía son dos caras de una misma moneda. Si se golpea a la una, se golpea a la otra.

¿Cuál es su plan para superar la crisis?

El país debe apostarle al crecimiento y eso es lo que vamos a impulsar, tanto en lo macro, como en lo micro, para nuestros socios, comerciantes y la economía en general.

Para salir del subdesarrollo hay que crecer a tasas altas, de más del 10% todos los años. Eso hicieron China, Nueva Zelanda o Australia. No hay otra vía. Para crecer más de dos dígitos hay que crear un país favorable para la inversión.

Eso implica que los grandes capitales pongan plata en el país y que el ecuatoriano que quiera emprender, tenga un ambiente propicio para hacerlo.

Crear una empresa cuesta plata, la proyección que hicimos fue que si al año un puesto de trabajo con sueldo básico puede costar USD 6.000, calculemos si necesitamos cinco millones de empleos y vamos a ver la cantidad de inversión que necesita este país para eliminar el desempleo.

Hablamos de muchas cosas, especialmente de querer salvar la economía del Estado. Y está bien, hay que hacerlo, pero es más importante salvar la del país.

¿Cuáles van a ser las actividades económicas e intelectuales que ayudarán a superar las adversidades?

Es difícil plantear una o dos. Cuando hablamos de crecimiento a tasas altas, nos referimos a que se libere el espíritu emprendedor.

Es un error cuando el Estado anuncia apoyar a tal industria, porque aquí debe haber una oleada de inversión de múltiples industrias.

Vamos a estar muy atentos a este ranking de hacer negocios y que Ecuador pueda mejorar.

¿Qué van a hacer con los emprendimientos, que se multiplicaron durante la pandemia?

El emprendimiento es fundamental. Se habla de dar créditos a todo el mundo para que emprenda, pero la realidad es que nueve de cada diez emprendedores fracasan al año o a los cinco años, porque no es tan sencillo.

Si lo fuera, todos seríamos emprendedores. Cuando vemos a un empresario al que le ha ido bien, nos olvidamos de los diez fracasos que tuvo antes.

Cuando se tiene un ambiente de libertad y de múltiple inversión, también llega el cómo hacerlo y la gente va aprendiendo en el camino. Creemos en una economía libre y no en la que el Estado dice lo que se tiene que hacer.

¿Cómo se transformó la economía ecuatoriana con el coronavirus?

Todavía no nos hemos transformado como deberíamos, pero la transformación digital es algo que se aceleró. La gente está más capacitada para trabajar a distancia. Las empresas grandes han implementado el teletrabajo.

El ciudadano está más abierto a comprar por medios digitales. Se pensaba que esto iba a pasar en los próximos diez años, pasó en uno. Eso ayudó a aguantar el duro golpe.

¿Hacia dónde va la producción, las exportaciones y principalmente el consumo?

El consumo interno, hacia lo digital. Las exportaciones dependen de las medidas que tomemos. Está en curso la firma del acuerdo comercial con Estados Unidos, integrarnos a la Alianza del Pacífico, eso va a impulsar nuestras importaciones.

Si no se dan, eso nos limita. En un entorno libre, con acuerdos comerciales como los que sugerimos desde la Cámara de Comercio de Guayaquil, las exportaciones deberían tomar muchos rumbos.

¿En qué tipo de país se convertirá Ecuador? Ninguno saldrá de la crisis tal y como entró.

Depende de las medidas que se tomen. Creo que Ecuador puede ser un país encaminado al desarrollo si se adoptan las medidas correctas.

También del gobierno que venga, porque si nos va a tocar uno populista, ya sabemos a dónde vamos a llegar.

¿Cómo debe adaptarse Ecuador al nuevo orden mundial?

Que el gobierno entienda que no todo tiene que hacerlo el Estado, que para eso está el sector privado, con alianzas público-privadas. Si nos abrimos al mundo y llega la inversión, las cosas van a mejorar.

El gobierno sigue pensando en cómo generar empleo, pero el empleo no lo generan ellos, sino el la empresa privada.

El Estado es un regulador, pero si se entromete en asuntos que no le competen, solo entorpece las actividades económicas.

¿Cuáles son las cicatrices que nos dejó la pandemia?

Psicológicas, varias, porque la sociedad sigue teniendo temor y eso se traduce en consumo, en actividad económica. Hemos visto los sectores turístico y alimenticio que no se terminan de recuperar.

Peor aún cuando se imponen restricciones, si ya de por sí hay gente que sale menos y hay menos consumo. Hay hoteles y cadenas de restaurantes que han cerrado y esa es la triste realidad.

Nos deja una cicatriz grande, de la cual vamos a salir.

¿Cuánto le va a costar al país la reactivación si no hay consumo?

Si no se hace nada diferente, creo que este año vamos a volver a los niveles prepandemia, un crecimiento en ventas de entre 10 y 15%. Lo que veíamos al inicio de la pandemia era que había gente que no podía quedarse en su casa.

La gente ya ha perdido recursos, eso hace que haya existido un consumo represado. Cuando el comerciante tiene esa fuerza de recuperar el tiempo, hace que trabaje más y la gente saldrá a consumir.

¿Cuál será el nuevo rol de empresario en este momento histórico?

El empresario quiere crecer. En el mundo empresarial, el crecimiento no es una opción, sino una necesidad. Si las condiciones se dan, el empresario va a invertir y eso va a generar empleo.

No pienso en esa acción de que el Estado tiene que venir a decir qué hacer. El empresario piensa bajo la lógica económica. Crecer significa crear oportunidades de trabajo.

Apoyaremos haciendo las cosas bien, con responsabilidad social, dándoles a los trabajadores las mejores condiciones posibles. Las reformas laborales, por ejemplo, se las concibe solo desde una óptica social, pero no económico.

Para impulsar las exportaciones, el mercado interno debe estar fortalecido. ¿Cuál es la responsabilidad de los empresarios en este tema?

Las exportaciones son claves para un país. Si no, no hay plata. Fortalecer el mercado interno implica que la economía marche bien, de lo contrario no seremos competitivos.

Cuando hay apertura comercial, se beneficia a los exportadores, lo que implica que existan más mercados. Si nos abrimos al mundo, las importaciones se hacen más baratas y se disminuye el nivel de precios a la ciudadanía.