Jueves, 02 de mayo de 2024

“Hasta el fin de Delfín”: un retrato que impacta, en cualquier sentido que se quiera tomar esa palabra

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

18 May 2019 - 0:05

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

18 May 2019 - 0:05

Fotograma de 'Hasta el fin de Delfín'. - Foto: EDOC

La gran estrella popular y, probablemente, objeto de burla de muchos, es un ser humano complejo, hijo de su comunidad y músico impresionante. Esta película golpea y maravilla al mismo tiempo.

¿Quién no conoce a Delfin Quishpe? Probablemente alguien que haya vivido debajo de una piedra los últimos 12 años. Pero en caso de que quede alguna duda, Fernando Mieles decide comenzar su documental con escenas de backstage de la grabación del vídeo del que fue su gran éxito: Torres gemelas.

Al menos esa presentación del personaje —en la que se incluyen tomas de lo que fue su participación en el YouFest, en Chile, en 2012— sirve para dejar en claro la relevancia de Delfín, como artista y fenómeno viral. Sin embargo, el documental apuesta por más.

El objetivo de Mieles es contemplar. La cámara está ahí y muestra cosas. El sentido lo tiene que dar el espectador. Y eso agrega un discreto nivel de dificultad que ayuda a elevar al personaje. Quishpe es complejo, la película también.

Escenas de un negocio familiar de pollos fritos, se intercalan con sesiones de grabación, de fotografía, conciertos. Esto va configurando una normalidad que en un punto se rompe. Este quiebre convierte al documental no solo en algo que sirve para mostrar la vida interior de Quishpe. Lo que se ve es a Delfin en un momento bajo de su vida, tratando de sobrevivir.

Hasta el fin de Delfín es, entonces, el relato del artista en un momento personal complicado.

En el único instante en el que se rompe la contemplación, Mieles apuesta por introducir su voz y hacer una pregunta a un Delfín que se ve desecho —para el espectador no va a quedar dudas sobre la dureza y don de mando del músico—. De ahí lo vemos tocar su sintetizador en su cuarto, donde compone.

Magia pura: Delfín usa los ritmos preseteados del teclado y toca sobre ellos. El compás en el que hace sus canciones fluctúa, gracias a la mezcla del ¾ de la música andina y del 4/4 del beat bailable. Él canta encima, nunca pierde un solo verso.

Hay momentos duros de ver, sobre todo cuando se atestigua un acto romántico que tiene su cuota de violencia —una mujer está incómoda en la situación que la ponen—. A pesar de este momento tenso, hay una estela de cariño, un amor comunitario que trasciende al cantante. Delfín, en su espacio, consigue sobreponerse incluso a cómo se siente.



Hasta el fin de Delfín

Dir: Fernando Mieles
País: Ecuador
Duración: 54 minutos

¿Dónde verla?
Cotacachi: Hoy, sábado 18 de mayo
Lugar: AmiCine
Hora: 17:30
Entrada gratuita (colaboraciones voluntarias)

Guayaquil: Hoy, sábado 18 de mayo
MAAC Cine / Malecón y Loja
Hora: 21:00
Entrada general: USD5. Tercera edad y discapacidades: USD2.50