Domingo, 05 de mayo de 2024

Redescubriendo a Pablo Neruda, 50 años después de su muerte

Autor:

Fátima Cárdenas

Actualizada:

22 Sep 2023 - 5:57

Pablo Neruda despertó la fascinación en sus lectores y la reverencia de la crítica, pero también generó una retahíla de polémicas que versaron en torno a la negligencia de su paternidad, su ambición desmedida y sus contradicciones.

Pablo Neruda muerte

Autor: Fátima Cárdenas

Actualizada:

22 Sep 2023 - 5:57

El escritor chileno Pablo Neruda ganó el Premio Nobel de Literatura en 1971. - Foto: Archivo Mundo Diners

Pablo Neruda despertó la fascinación en sus lectores y la reverencia de la crítica, pero también generó una retahíla de polémicas que versaron en torno a la negligencia de su paternidad, su ambición desmedida y sus contradicciones.

Este artículo está basado en "Oh maligno: redescubriendo a Neruda", publicado en la revista Mundo Diners.

En 1971, en una entrevista con Gabriel García Márquez, Pablo Neruda con las manos entrelazadas, decía: “Yo siempre he tenido envidia de los novelistas que cuentan tanto”.

Quizá, ya escribía 'Confieso que he vivido' (1974), su autobiografía, el último de sus libros, y no se imaginaba que sus revelaciones ocasionarían polémicas futuras. Si Neruda no hubiese escrito ese libro, tal vez su imagen se mantendría limpia en la mitología literaria.

Sin embargo, el tiempo hace lo suyo y reclama sus victorias. Como versa el ecuatoriano Efraín Jara: “todo cuanto toca la mano o el amor empieza a vacilar y desmenuzarse”. Así, tocada por la mano de la historia, la imagen de Neruda caería, y se reventaría como un cuerpo hinchado por una baba de sangre.

Acerca de su cuerpo, hay evidencia literaria que estudia la morfología de Neruda y coincide en que su figura era semejante a un animal de mar. Ramón Gómez decía que contemplar al poeta “es estar como si anduviésemos sobre un inmenso monstruo del que no vemos la cabeza ni la cola”. Cortázar añadía: “tiene lenta mirada de tiburón varado”.

Neruda y Malva

En su biografía, Neruda no mencionó ni un solo instante a su hija Malva Marina. Porque, incluso, insinuó una violación. Sin embargo, no se refirió a su sangre, a su única niña.

En una carta a Sara Tornú en 1934, quien en ese momento era amante del poeta, se apunta: “Mi hija, o lo que yo así denomino, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”. Ese chiste maligno es lo único que se conoce que Neruda mencionó sobre la niña que había nacido con hidrocefalia y que durante sus ocho años no pudo hablar ni caminar.

Una vez muerta Malva, su madre sobreviviría entre la drogadicción y la miseria. En 2007, Bernardo Reyes, sobrino nieto del poeta, narró "El enigma de Malva Marina". En 2015, Hagar Peeters, poeta neerlandesa, conmovida por el caso, dio voz a la pequeña en Malva. Su novela fue un acto de justicia; también vivió el abandono paterno.

“Yo he escrito tantas cosas contradictorias que de todas partes se me puede tomar para despedazarme”, decía Neruda.

Y claro que fue incongruente. Era un hombre burgués que escribía acerca de los obreros, pero jamás trabajó como obrero. Cantaba al amor comprometido, pero era desleal a sus parejas cada vez que podía. Decía “hay que tomar parte por los oprimidos”, pero en 1936, mientras se solidarizaba con las víctimas del fascismo, abandonaba a María Hagenaar y su hija.

¿En qué fue coherente Neruda? Machado decía “al poeta no le es dado pensar fuera del tiempo”. Sí, pero, ¿el horror y la negligencia son justificables?