Martes, 30 de abril de 2024
Contrapunto

Alberto Ginastera, discípulo de Copland y maestro de Piazzola

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

6 Ene 2024 - 5:57

Entre los más importantes compositores nacionalistas y modernos del siglo XX en América Latina figura el argentino Alberto Ginastera (1916-1983), cuyo principal mentor fue Aaron Copland (1900-1990) y que tuvo como alumno a Astor Piazzolla (1921-1992).

“Mi maestro, modelo, mentor”, así hablaba Ginastera de Copland, un músico estadounidense influyente que en los años cuarenta del siglo XX visitó Argentina y persuadió al argentino para que incursione en la música cinematográfica.

Autor de alrededor de 50 obras musicales, Ginastera comenzó componiendo música para películas que le dieron una enorme reputación, primero en Estados Unidos y después en Europa y en Suiza, país donde vivió hasta su muerte.

Nunca se llevó bien ni con la política ni con el peronismo, se dice en algunas biografías. En 1952, durante el segundo gobierno de Juan Domingo Perón perdió su posición como director del Conservatorio de La Plata.

Se quejaba de la intervención del Estado en temas culturales y escribía a Copland: “La vida es difícil para los compositores en nuestro país. Debemos enseñar, escribir música para películas, brindar conferencias para ganarnos la vida, y así el tiempo va pasando, sin que podamos producir lo más importante: música”.

Una parte de esa carta la publica la Revista Argentina de Musicología con el título "Reflexiones sobre el compositor Alberto Ginastera en el centenario de su nacimiento (2016). Logros, retos y consideraciones para el nuevo siglo ginasteriano".

La misma fuente explica lo que fue la primera obra musical cinematográfica que dio tanta fama a Ginastera: Malambo, terminada de escribir en 1942 y que en este video se la puede apreciar dirigida por Gustavo Dudamel cuando conducía la orquesta joven Simón Bolívar.

“Esta obra ejemplifica el impulso hacia la modernidad que vemos de manera constante en este período del compositor, además del fuerte deseo de Ginastera de alinearse con las corrientes de la época”, anota la revista.

Y explica el "doble flashback", una técnica considerada vanguardista en relación con las normas cinematográficas de su época. La influencia de Copland y del director de cine argentino Alberto de Zavalía confirman las ideas musicales de Alberto Ginastera, coinciden los historiadores y musicólogos.

Otra investigación titulada ‘Malambo, truculencia y legado. Apuntes para el análisis de la obra de Alberto Ginastera’ aporta más elementos para entender la relación del músico académico con su colega Astor Piazzolla.

El historiador Sergio Pujol señala que la relación maestro-alumno entre los dos músicos es uno de esos encuentros milagrosos de la cultura argentina del siglo XX. Piazzolla, considerado el padre del tango moderno, recordaba las clases de orquestación de Ginastera y los consejos para ampliar los conocimientos de literatura, teatro y cine.

Pujol anota algunas ideas de la biógrafa y musicóloga Pola Suárez Urtubey, que decía “en 15 años de historia musical argentina Ginastera pasó de ser un destacado compositor novel de estilo nacionalista a convertirse en una referencia importante en el campo de la creación musical latinoamericana”.

En su libro ‘Historia de la música’ Suárez Urtubey afirma que Ginastera imprimió un aire renovador al nacionalismo a través de una armonía politonal, de un enérgico empleo de los ritmos de danza y de una orquestación que “es brillante desde sus primeras obras”.

Nunca le oímos, escribe Pujol, a Piazzolla decir que Ginastera lo desalentara con el tango, “más allá de las lógicas divergencias entre el método de composición académico y la vida nocturna del músico popular profesional”.

Piazzolla, argumenta, “vivió con desgarro esa dualidad” hasta que, finalmente, fue la gran pedagoga musical francesa Nadia Boulanger quien lo alentó, en París, a dejar lo académico y volcarse definitivamente al tango.

Esta misma fuente también se refiere a la relación del músico con el poder político. En el primer gobierno de Perón, Ginastera aprovechó una beca Guggenheim para irse de Argentina. Manifestó públicamente su desacuerdo con la idea de poner Eva Perón al Conservatorio provincial de música.

Entre las obras principales constan Panambí (1937), Estancia (1941), las tres Pampeanas, canciones, música de cámara, piezas pianísticas. Entre sus óperas destacan Bomarzo y Beatrix Cenci.

La Estancia es una suite sinfónica que primero fue escrita para ballet; el argumento y la textura de la obra están inspirados en el poema Martín Fierro, de José Hernández. Las danzas de la suite se denominan ‘Los trabajadores agrícolas’, ‘Danza del trigo’, ‘Los peones de hacienda’ y la ‘Danza final Malambo’.

El músico dijo en una entrevista en la televisión que su abuela y su abuelo llegaron a Argentina en calidad de inmigrantes en el siglo XIX, que su apellido catalán fue Ginaster, pero que el funcionario del puerto lo inscribió como Ginastera.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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