Miércoles, 24 de abril de 2024
Firmas

Aquicito nomás: La ciudad de los 15 minutos

Daniel Orellana

Daniel Orellana

Aprende, investiga y enseña sobre cómo interactúan los humanos con su entorno. Biólogo, profesor de la Universidad de Cuenca y cofundador de LlactaLAB Ciudades Sustentables.

Actualizada:

1 Jun 2023 - 5:28

Nuestra habilidad de comprender conceptos espaciales abstractos como distancia y escala se desarrolla alrededor de los seis a 12 años. Quizás por eso se nos ha quedado tan fuertemente marcada esa incontestable frase cuando nos mandaban a la tienda, o a recoger un pantalón que le habían subido los dobladillos: ¡Anda, que está aquicito nomás!

Hoy, las distancias en nuestras ciudades parecen expandirse. Las panaderías, farmacias y cafeterías están cada vez más lejos.

"Necesito el coche para todo", dice una amiga que se mudó a una urbanización cerrada en las afueras “para estar más cerca de la naturaleza”, me dice.

La especulación del suelo y el extractivismo inmobiliario ha llevado a familias de bajos recursos a vivir en zonas más alejadas en busca de viviendas más baratas. Al mismo tiempo, las familias más acomodadas se alejan del "caos y tráfico" urbano en busca de una casa idílica con un gran jardín y dos perros.

Esta dispersión urbana es uno de los puntos más débiles en la planificación de las ciudades ecuatorianas.

Pero tanto unos como otros encuentran un inconveniente: las casas en las afueras son más baratas para comprar, pero más caras para vivir. Los desplazamientos diarios a las zonas de empleo y servicios centrales pesan en la economía de las familias que deben pagar varios pasajes.

Y aquellos que pueden permitírselo, deben tener un auto por cada miembro de la familia (“para no ser la chofer de mis hijos”, me dice la misma amiga), incrementando así el tráfico y la congestión vehicular. Ironía del destino, el querer huir del "caos y tráfico" contribuye a generar más "caos y tráfico".

Ironía del destino, el querer huir del "caos y tráfico" contribuye a generar más "caos y tráfico".

Recientemente, y acelerado por la pandemia, los gestores urbanos están reconociendo la importancia de la proximidad.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, popularizó en 2020 el concepto de "la ciudad de 15 minutos". Esta idea propone que los servicios urbanos se encuentren a un paseo de 15 minutos a pie o en bicicleta, buscando disminuir la dependencia de los vehículos, reducir la contaminación, fomentar la actividad física y mejorar la calidad de vida.

Con esta idea he preparado un mapa para estudiar si Cuenca es una ciudad de 15 minutos, contando el número de equipamientos y servicios urbanos a los que se puede llegar caminando en 15 minutos.

Aunque ya me esperaba el resultado, me sorprendió lo evidente que es el problema de la ciudad: un centro con hiperconcentración de equipamientos y servicios, con unas áreas periféricas con bajísima cobertura.

Es claro que para solucionar los problemas de movilidad, es necesario gestionar el uso del suelo.

 

La ciudad de los 15 minutos es, de cierta manera, una reinvención de lo que fueron hasta hace poco nuestras ciudades, y que poco a poco se ha ido perdiendo.

Las ciudades donde los barrios tienen identidad y comunidad, donde los vecinos se conocen y la compra se hace donde “la veci”, donde era fácil y seguro para un niño de 10 años ir a la tienda porque está aquicito nomás.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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